Comprar y vender. O, mejor dicho, invertir y desinvertir. Ese es el modus operandi de Corporación Financiera Alba (CFA). Al frente, Carlos March Delgado. Un presidente que está a punto de cumplir 77 primaveras (soplará velas el 3 de agosto) y del que se podría decir aquello de que vive una segunda juventud.

Buena prueba de ello son Indra y Acerinox. En la acerera, CFA tiene una participación del 17,8%. Y ahora mismo está negociando una fusión con Aperam, el otro gigante de la siderurgia en Europa, que fue la antigua división de acero inoxidable de ArcelorMittal.

Por lo que respecta a Indra, acaba de vender a la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) su 3,2%. De esta manera, sale del accionariado a cambio de 62,3 millones de euros. La plusvalía contable, antes de impuestos, será de 8,4 millones de euros.

En conjunto, las inversiones de CFA bajo el timón de Carlos March Delgado se engloban en tres categorías: compañías cotizadas (61%), no cotizadas (32%) y activos inmobiliarios (3%). Entre las primeras se encuentran Ebro (14,4%), Viscofán (14%), Cie Automotive (12,7%), Naturgy (5,4%), Dominion (5,3%), Befesa (5,1%) o Technoprobe (2,8%). Entre las no cotizadas, Parques Reunidos (25%), Atlantic (12,3%), Verisure (6,2%) o Food Delivery Brands (3%), entre otras.

Todas ellas bajo la lupa de un licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (año 1965). Pero no se trata de un licenciado cualquiera: fue el número uno de su promoción. Además, tras su trayectoria está una saga familiar, levantada por su abuelo Juan March Ordinas, al que no le faltó olfato empresarial. Lo mismo financió el Dragon Rapide, el avión que usó Franco antes del golpe de Estado, que regaló a los obreros antes del mismo la Casa del Pueblo de Palma.

Espíritu mosquetero

Si hay una cualidad que define a Carlos March Delgado es su discreción. Otra, su apego a los orígenes. Por esta última razón, y ante el tsunami de fusiones, ventas y desapariciones que han vivido la banca, Banca March sigue siendo la única entidad financiera propiedad de una familia.

De ahí que llegase a decir, en una ocasión, que vender la banca "sería como vender nuestra alma". Preservar un legado que fue posible, entre otras razones, porque no se dejaron llevar por los cantos de sirena del ladrillo, tumba de otras entidades.

Además, los March son como los tres mosqueteros: todos para uno y uno para todos. Y, para que no quede duda, firmaron un pacto de sindicación de acciones que vincula el voto de todos. Pacto que fue comunicado a la CNMV. Pacto que durará hasta 2025. Pacto, y que a nadie le quepa duda, renovarán.

Hombre ilustrado (que hace de la ironía virtud), también es un hombre de mundo. Su experiencia internacional puede calificarse como vasta. Por ejemplo, fue vicepresidente y consejero del grupo Carrefour y miembro del Comité Internacional de JP Morgan. Sin olvidar que formó parte del Consejo Asesor Internacional de la Universidad de Columbia (Nueva York) y fue socio fundador y primer presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE). También presidió la Trilateral en España y Francia le otorgó la Legión de Honor.

Fortuna

En 2021, y según el informe de remuneraciones remitido a la CNMV por CFA, Carlos March Delgado mantuvo su sueldo de 416.000 euros. Peccata minuta si se compara con su fortuna. La misma, según Forbes, es de 850 millones de euros.

Se trata de la trigésimo quinta en el ranking de los más ricos de España. Y, aunque pudiera parecer lo contrario, no es la número uno de Baleares. Tiene a dos 'paisanos' por delante. Por encima de él, y en el puesto número 22 de España, está Miguel Fluxá Roselló (accionista de Iberostar), con una fortuna de 1.200 millones. Gabriel Escarrer (Grupo Meliá), es el número 30, con 900 millones.

El arte es una de sus grandes aficiones. Dicen que tiene una de las mejores colecciones particulares de España. De hecho, está "caracterizada no por su cantidad o el valor de las piezas atesoradas, sino por lo original de su cuño". Así la definía Francisco Calvo Serraller, crítico de arte, en un artículo publicado en El País.

Una colección, según el crítico, que no hace distinción entre lo histórico y lo contemporáneo. Que no está cortada por ningún patrón de moda. Y que da la sensación de que "su propietario jamás ha comprado nada que no le haya gustado de verdad y justo en el momento en que realmente le gustaba".

Y lo que también le gusta es la naturaleza. Una de sus fincas es Altarejos, en la sierra norte de Sevilla. Unas 10.000 hectáreas que incluyen pista de aterrizaje propia entre los municipios de Guadalcanal (Sevilla) y Malcocinado y Azuaga (Badajoz). Otra es S’Avall, de casi 3.000 hectáreas, con playas tal y como estaban hace medio siglo en Mallorca.

Carlos March Delgado tiene un verbo fluido, como ha dejado entrever en las escasas entrevistas que ha concedido. La mayoría, para no hablar de negocios. Prudencia y gestión responsable han guiado su gestión. Más integridad, honestidad e independencia. Algo que está recogido en el manual de buenas prácticas de Corporación Financiera Alba para directivos y empleados. A la cabeza, él.

Noticias relacionadas