Se llama Gunvor Marketing España. En el año 2020, facturó 209,1 millones de euros. Y, un año después, concretamente en junio, trasladó su domicilio social a Madrid. No fue la única. En total, durante el pasado año, 935 empresas cambiaron de sede desde Cataluña a otras regiones de España. De esa cantidad, 418 lo hicieron con dirección a Madrid: el 45%.
Solo las diez primeras empresas que salieron de Cataluña en 2021 rumbo a otras regiones facturaron 730,9 millones de euros en 2020, según Informa D&B. De esa decena, ocho volaron a Madrid. Ahí están los casos de Inversiones Inmobilarias Limara (cuyas ventas fueron de 147,2 millones de euros), Saint Gobain Idaplac (139,7 millones), Thales Dis España (35,8 millones) o Diagonal Company Services & Solutions (34,6 millones). Y de ese top-10, solo dos no aterrizaron en la Comunidad de Madrid: Liven Agro, que marchó a Aragón (su facturación fue de 44,3 millones), y los supermercados Aldi, que prefirió las islas Canarias. En su caso, las ventas alcanzaron los 41,5 millones de euros.
Una diáspora de tejido productivo que arrancó en 2012, cuando el ex presidente Artur Mas abrió la espita al independentismo. Al principio, fue un lento goteo. Mínimo. Pero el grifo comenzó a manar a borbotones a raíz de la celebración del referéndum ilegal del 1-O de 2017.
“Hasta ese momento, llegaban más empresas a Cataluña de las que salían. Una tendencia que se invierte. En 2017 y 2018 son muy elevadas las salidas y, las entradas, reducidas. En 2019, 2020 y 2021 siguen saliendo más de las que llegan”, relata José Miguel Tabarés, vicedecano del Colegio de Registradores.
Así, en el último lustro, han tomado las maletas con destino a otras comunidades 7.222 empresas que tenían su sede social en Cataluña. En el otro lado de la balanza, han llegado 2.621 firmas. Es decir, una ecuación negativa en 4.601 compañías. De las 7.222 salidas, 3.983 acabaron en Madrid (el 55%).
Efecto capitalidad
Año a año, en 2017 abandonaron 1.863 empresas Cataluña (1.040 con destino Madrid); en 2018, 2.812 (1.661); en 2019, 849 (424); en 2020, 763 (440); y en 2021, 935 (418). “En 2017, empezó a subir muchísimo y continuó en 2018 por la inestabilidad política. Las empresas necesitan estabilidad. En 2019, bajó porque no todas las empresas pueden y quieren moverse. Situación que continuó en 2020 por la pandemia. En 2020, con la vuelta a la normalidad, ha vuelto a subir”, señala Nathalie Gianese, directora de Estudios de Informa D&B.
Otro dato relevante durante el periodo 2017-2021 es que a Cataluña llegaron 2.621 empresas desde el resto de las comunidades autónomas; a Madrid lo hicieron 11.171. Cataluña adelgaza, mientras Madrid gana músculo. “Madrid y Barcelona tenían el llamado efecto capitalidad. Habían sido receptoras netas. A partir de 2017, Barcelona lo pierde”, indica Tabarés.
Más allá del efecto capitalidad, hay varios factores que hacen que una compañía se decante por un sitio u otro. “Aparte está la propia creación de empresas que, en Madrid, está siendo un 20% superior respecto a Cataluña”, afirma Gonzalo Sanz-Magallón, responsable del área de Estudios y Análisis Social y profesor de Economía del CEU. Factores que generan “una diferencia clara y estructural entre Madrid y Cataluña durante los últimos diez años”.
Por ejemplo, la cualificación personal y de la mano de obra. Entre ambas regiones no ha variado en la última década. Pero, en Madrid, el porcentaje de jóvenes con estudios universitarios supera en casi diez puntos a Cataluña. Respecto al acceso a los mercados, más o menos están a la par. Algo que no sucede en lo que se conoce como dinamismo del mercado. “Las empresas van donde hay un mercado creciente. Y Madrid ha incrementado población y renta. En torno a un 15% sobre Cataluña”, añade Sanz-Magallón. Más clientes, más ventas.
Por último, los dos grandes factores: marco institucional y costes. El primero se ha deteriorado mucho en Cataluña por el procés. Así lo han dejado claro diferentes estudios como el Índice Europeo de Calidad de Gobierno de la Universidad de Gotemburgo. En el último, Cataluña es la peor región española con mucha diferencia. En 2017, estaba a la par con Madrid.
El Índice de Libertad Económica, o el Índice de Competitividad de las Regiones Europeas marcan idéntica tendencia. Respecto a los costes, son menores en Madrid.
Cuestión de impuestos
Excepto en País Vasco y Navarra, la tributación por el Impuesto de Sociedades es idéntica en toda España. Algo que no sucede en otros tributos. Por ejemplo, los directivos de las empresas tributan por el IRPF. “La diferencia es abismal si lo hacen en Cataluña o en la Comunidad de Madrid”, señala Javier Collado, profesor de Economía del grupo CEF-Udima, experto en administraciones públicas e inspector de Hacienda del Estado.
Hablamos de cinco puntos porcentuales para los tramos de renta alta, y tres puntos para los de renta baja. Por ejemplo, para rentas por encima de 100.000 euros, la diferencia para el bolsillo de los directivos entre ambas regiones estaría en unos 5.000 euros.
Otro caso. En Cataluña se grava el patrimonio improductivo de las empresas. En Madrid, no. El Impuesto de Patrimonio está bonificado en Madrid. En Cataluña, no. Sobre el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, el tipo general de gravamen en Madrid es del 6%; en Cataluña, del 10%. Por no hablar del Impuesto de Sucesiones.
Supongamos que un hijo hereda de sus padres un patrimonio de 200.000 euros. En Madrid, pagaría 300 euros. En Cataluña, pasaría de los 4.000. Son impuestos anexos a la actividad empresarial, pero que gravan a las personas que trabajan en las empresas.
No hay 'dumping'
La sensación que podría quedar es que Cataluña tiene una economía más saneada al tener mayor volumen de impuestos. Sin embargo, la deuda publica está sobre el 35% de su PIB, mientras que en Madrid ronda el 15%.
¿Dumping fiscal por parte de la Comunidad de Madrid como ha reiterado en muchas ocasiones la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero? “No. Sí sería si tuviera los impuestos más bajos contando con herramientas que no dispone tu contrario. Pero cada comunidad elige su política fiscal”, matiza Collado.
Las CCAA del régimen común (todas excepto País Vasco y Navarra) gestionaron 78 impuestos propios en 2021 y recargos sobre tributos estatales. Son datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública. A la cabeza estuvo Cataluña, con 15. Madrid tenía dos. Y quiere dejar el marcador a cero.
Madrid lo que ha hecho ha sido optar por un modelo en el que se pague menos, y que vengan a Madrid. Por tanto, que sean más los que paguen. En Cataluña, lo contrario. “Dumping sería si Cataluña quisiera bajar los impuestos como Madrid y el Estado no le dejase”, aclara Collado. Por tanto, Cataluña y Madrid tienen las mismas herramientas para llevar a cabo su programa tributario.
Armonización fiscal contraproducente
Para contentar a alguno de sus socios preferentes y de Gobierno, como ERC y Unidas Podemos, el Gobierno tiene previsto para 2023 una armonización fiscal. De llevarse a cabo, ¿la Comunidad de Madrid perdería encanto? “Sí, porque el Gobierno podría imponer unos mínimos a impuestos estatales como Patrimonio y Sucesiones y Donaciones. Pero sería contraproducente no solo para Madrid, sino para toda España. Habría que hacer lo contrario”, apunta Collado.
Desde el año del referéndum ilegal del 1-O, el peregrinaje de empresas fuera de Cataluña ha contado con actores relevantes como Gas Natural, Bimbo, Naturgy, Inmobiliaria Colonial, Catalana Occidente, Ricoh, Manpower, Abertis, VidaCaixa… todas ellas con destino Madrid. Pero también las hay que viajaron a la Comunidad Valenciana (CaixaBank y Sabadell), a Andalucía (Pastas Gallo), a La Rioja (Codorníu) o al País Vasco (AXA).
Volviendo a los datos de 2021 elaborados por Informa D&B, un total de 5.403 empresas trasladaron su sede social a otra comunidad en el conjunto de España. Se trata de un 20% más que en 2020: 4.503. Quien más ha salido ganando en este intercambio de idas y venidas ha sido Madrid. Salieron 1.493 pero entraron 2.085. Por tanto, un saldo positivo de 592 empresas.
En el caso de Cataluña, dicho saldo es negativo en 348 empresas. Porque entraron 587 pero salieron 935. Dos fueron los destinos favoritos de quienes abandonaron Cataluña: un 45% se trasladó a Madrid (en concreto, 418 empresas), y el 12% a Andalucía (110 enseñas). Mientras que más de la mitad de las empresas que allí se han mudado proceden de Madrid (300). Le sigue la Comunidad Valenciana con el 12% (169). “Cataluña y Madrid concentran la mayor actividad empresarial. Por eso es normal que las empresas vayan de una a otra”, señala Gianese, de Informa D&B.
En este particular puente aéreo, en 2017 abandonaron 1.171 empresas la Comunidad de Madrid (250 con destino Cataluña); en 2018, 1.350 (260); en 2019, 1.321 (318); en 2020, 1.070 (197); y en 2021, 1.493 (300). Es decir, que de las 6.045 salidas, 1.325 acabaron en Cataluña (el 21,9%) durante los últimos cinco años.
La pregunta es si esta particular fuga de empresas desde Cataluña a otras comunidades, en general, y a Madrid, en particular, continuará. “La tendencia va a seguir”, manifiesta Sanz-Magallón. Porque, más allá de la actividad económica, hay un objetivo político.
¿Y volverán las empresas que han emigrado? “Cambiar es una decisión reflexiva. Y no se suele retornar en un tiempo. No es frecuente que se tome una decisión en breve”, concluye el vicedecano del Colegio de Registradores.