El exconsejero delegado de Volkswagen, Martin Winterkorn, ha llegado a un acuerdo para pagar 13,6 millones de dólares (unos 11 millones de euros) al gigante alemán en concepto de indemnización por el escándalo que sufrió la firma en 2015 por sus motores diésel de bajas emisiones, que se vendieron solo en el mercado estadounidense.
La Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos descubrió que la compañía alemana utilizaba motores trucados de bajas emisiones para pasar el control de emisiones reglamentario. Luego, un software desconectaba este sistema de emisiones y el automóvil producía mayor contaminación y polución de la permitida.
Según Marketwatch, Winterkorn pagará 11 de los 288 millones de euros que el exconsejero y otros exdirectivos de Volkswagen y Audi tendrán que abonar a la firma por este escándalo, según ha confirmado la propia compañía.
Por su parte, Volkswagen ya dijo meses atrás que obtendría 270 millones de euros del seguro de responsabilidad civil contra las perdidas derivadas de las acciones de los exdirectivos.
La marca principal de Volkswagen no será la única en rendir cuentas respecto al 'escándalo diésel'. Rupert Stadler (exjefe de la división de coches de lujo), Stefan Knirsch (exejecutivo de Audi) y Wolfgang Hatz (exejecutivo de Porsche) también tendrán que indemnizar a la compañía. Los exdirectivos pagarán 4, 1 y 1,5 millones de euros respectivamente.
El acuerdo de indemnización tendrá lugar el 22 de julio en la junta anual de accionistas de Volkswagen. En las conversaciones del acuerdo han estado involucradas más de treinta aseguradoras.
Escándalo de 2015
Los reguladores de control medioambiental estadounidenses fueron alertados de los problemas de emisiones en mayo de 2014 por un estudio realizado por el Centro de Combustibles Alternativos, Motores y Emisiones de la Universidad de Virginia Occidental.
Volkswagen justificó las acusaciones sobre sus emisiones alegando que la variación se debía a "problemas técnicos", según Winterkorn.
La investigación judicial determinó el 27 de julio de 2015 que Winterkorn no aclaró "la circunstancia de las funciones del software ilegal" que cambiaba las emisiones. Por otro lado, tampoco respondía de forma "veraz y completa" a las preguntas de los reguladores. El escándalo abarcó a los motores diésel vendidos en Estados Unidos entre 2009 y 2015.