Las promotoras están convencidas de que con más suelo público habría alquileres por 500 euros
La exigencia del sector privado encaja con las medidas anunciadas por el Ejecutivo en su 'Plan 20.000'.
31 enero, 2020 03:25Noticias relacionadas
España sufre un grave problema de acceso a la primera vivienda, sobre todo en el segmento de los jóvenes. Una llave para encontrar la solución está en el suelo. Las promotoras privadas lanzan cada vez que pueden mensajes a las administraciones públicas para que cedan terrenos públicos finalistas y así construir viviendas asequibles.
El CEO de Aedas Homes, David Martínez, ha sido muy claro. "Si los jóvenes no acceden a la vivienda, no hay hogares, no hay consumo, no hay futuro”, ha afirmado este jueves en el VI Encuentro Real Estate organizado por IESE Business School, Savills Aguirre Newman y Tinsa.
Una encuesta realizada por la promotora mostró que el 65% de los jóvenes prefería vivir en una casa en propiedad. “La gente que quiere formar un hogar está más cómoda si es propietaria”, ha expresado. Pero, como ha reconocido David Martínez, “la juventud que accede a la primera vivienda no ha tenido tiempo para ahorrar un 20% de entrada (60.000 euros de media)”.
Por este motivo, el directivo ha explicado que “se requiere colaboración público privada para poner suelo en el mercado y hacer vivienda asequible". “Las administraciones públicas tienen mucho suelo finalista ocioso donde la industria puede levantar viviendas razonables”, ha señalado.
El presidente de la Asociación de Promotores Inmobilario de Madrid (Asprima), Juan Antonio Gómez-Pintado, ha incidido en la importancia de la colaboración público privada para solventar el problema de la vivienda en España. El directivo ha señalado que aunque “va a llevar un tiempo, creo que llegaremos”.
Un ejemplo. David Martínez ha calculado que “la industria puede hacer viviendas de dos habitaciones en alquiler en Madrid por debajo de 500 euros” si ministerios, comunidades y ayuntamientos ponen a disposición del sector estos suelos “ociosos”.
El suelo, por las nubes
La cesión de suelo público es una relación simbiótica entre empresas privadas y administraciones públicas. Todos ganan. Los políticos consiguen las viviendas que han prometido a los ciudadanos. Los promotores, sacar de su tabla de gastos uno de los más elevados.
El CEO de Aedas Homes ha recordado que “la decisión de la compra de suelo es la más importante para un promotor; es crítica para nuestra sostenibilidad económica”. Tras la crisis, muchos fondos extranjeros compraron bolsas de suelo o préstamos con terrenos. “El sector necesita suelo, pero no se desarrolla lo suficiente”, ha sentenciado David Martínez.
El director general de Banca de Inversión Inmobiliaria en Europa de Credit Suise, Jaime Riera, ha reconocido que “el sector español residencial sigue siendo uno de los más atractivos en el ámbito europeo para los inversores". Sin embargo, también ha hecho hincapié en el problema con el suelo. “Antes el suelo era barato y permitía mantener buenos márgenes (a las promotoras), pero al reponer el stock los precios han cambiado”, ha declarado.
Una solución para todos
Esta medida encaja a la perfección con la intención del Gobierno socialista. El año pasado anunció el 'Plan 20.000', programa del ahora Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana para impulsar la vivienda pública en régimen de alquiler asequible.
De hecho, el secretario de Estado de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, Pedro Saura, explicó el pasado miércoles que este Gobierno ha firmado 120 acuerdos para la construcción de 3.260 viviendas de alquiler asequible. Además, confirmó que el Ministerio ultima la primera fase de suelo público para levantar en torno a 5.000 viviendas en alquiler social a precio asequible a través de convenios con empresas privadas.
Ayuda a las promotoras, a las administraciones públicas y, si llega a buen puerto, a los jóvenes que con sus sueldos no pueden acceder a una primera vivienda en las principales ciudades del país. Ahora solo falta que se pongan a trabajar en un proyecto alejado del cortoplacismo en el que viven los políticos.