Renfe no se va a quedar con los brazos cruzados ante la llegada de competencia a su mercado. La operadora pública española está dispuesta a pasar al ataque y a plantar cara a sus rivales poniendo toda la carne en el asador. Para ello, la compañía va a profundizar en dos de los pilares marcados en su plan estratégico: el lanzamiento de un servicio low cost y la internacionalización.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, Renfe ultima la presentación de su servicio de bajo coste y ha encargado un estudio "profundo" del mercado ferroviario italiano. Una información ante la que la compañía ha decidido no hacer comentarios. Estos dos movimientos suponen una respuesta por parte de la operadora a la entrada, a partir de diciembre de 2020, de Ilsa (participada por Air Nostrum y Trenitalia) y la SNCF en el mercado español.
Si se cumplen los plazos previstos, Renfe presentará en unos días la nueva marca comercial de su servicio de bajo coste. La compañía ha encargado a la consultora y agencia de branding Summa Branding la conceptualización del diseño de marca y la imagen comercial de la unidad low cost.
La agencia, presidida por Conrad Llorens, ha sido la encargada de realizar la reciente renovación de marca del grupo Correos o la revisión de la identidad de Edreams Odigeo. Ahora asume un proyecto valorado en unos 50.000 euros y que enterrará la denominación EVA que el anterior gobierno del Partido Popular proyectó para este servicio.
La presentación de la marca vendrá acompañada de la puesta de largo de la primera generación de trenes destinados a este servicio de Renfe. Talgo está ultimando la adaptación de cinco unidades de la serie 112 que serán las encargadas de prestar los servicios de bajo coste de la compañía.
Estos trenes aumentarán su capacidad por encima de los 400 pasajeros, frente a 316 viajeros que transporta actualmente la familia 102 de alta velocidad de Renfe. Esta aumento se conseguirá gracias a la eliminación de la cafetería y a un menor espacio entre asientos.
En lo que tiene que ver con los precios, desde Renfe siempre se ha mantenido la cautela. El presidente de la operadora pública española, Isaías Táboas, señaló este mismo año que la empresa que dirige podría hacer frente a competidores "que bajarán un 40% sus tarifas". En los últimos días la ministra portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, se atrevió a cuantificar que la liberalización ferroviaria traería billetes de 25 y 30 euros.
Unos precios que, en privado, parecen algo exagerados para los futuros actores del sector ferroviario en España. No se duda de que veamos billetes a esos precios, pero no como norma ya que hay factores que actualmente no se pueden predecir.
Por ejemplo, el precio del canon ferroviario, el principal coste de operación de las compañías ferroviarias, actualmente está ligado a los Presupuestos Generales del Estado. Existe ya una propuesta de ley para separarlo de ellas y dotar de esta manera de mayor flexibilidad a Adif para asignarlo, pero hasta que no haya un nuevo Gobierno no podrá cristalizar.
Rumbo a la internacionalización
La estrategia de Renfe no se circunscribe al lanzamiento de un nuevos servicio de bajo coste. La compañía quiere hacer de la internacionalización otro de sus pilares clave. En este sentido Táboas se ha mostrado más contundente en sus declaraciones durante este año. El pasado mes de marzo el presidente de Renfe declaró que en una década "el 10% de los ingresos de la compañía vendrán del extranjero". Un periodo en el que la empresa espera aumentar un 33% sus ingresos totales.
Actualmente los dos principales proyectos de Renfe fuera de España son el denominado AVE a La Meca y el proyecto de la primera línea de alta velocidad de Estados Unidos que se está poniendo en marcha en Texas para unir las ciudades de Houston y Dallas. A esto hay que sumar que la operadora pública ya ha mostrado su intención de participar en la liberalización del transporte de pasajeros por ferrocarril en Francia.
El consejo de administración de Renfe Operadora aprobó el pasado mes de julio la entrada en Francia. En concreto, la compañía tiene previsto realizar una estrategia en dos fases: una primera en la que lanzará una oferta comercial los trazados que unen Lyon con Marsella y Montpellier de cara al arranque de la liberalización previsto para diciembre de 2020.
Del mismo modo, Renfe ha solicitado permisos para llegar hasta las estaciones de París, pero según fuentes consultadas por este diario ante las dificultades técnicas y los requisitos impuestos, la llegada de servicios a la capital francesa se desarrollará en una segunda fase.
Estudio del mercado italiano
Ahora, coincidiendo con la entrada de la operadora pública italiana en Ilsa, donde Trenitalia contará con un 45% del accionariado, Renfe ha encargado un estudio del mercado italiano. La compañía española quiere valorar las posibilidades que existen para comenzar a prestar servicios en Italia, un país que liberalizó estos servicios en 2012 y en el que actualmente compiten la citada Trenitalia y el operador privado Italo.
Este mercado está dando grandes alegrías a usuarios y empresas. La competencia entre Ítalo y Trenitalia ha duplicado holgadamente el mercado italiano, pasando de 25 millones de pasajeros en 2011 a 64 millones en 2015. Este aumento se ha traducido en importantes ganancias económicas.
Trenitalia alcanzó en 2016 unos beneficios de más de 700 millones de euros y de más de 500 millones en 2017. Italo, por su parte, tanto en 2016 como en 2017 consiguió unos beneficios por encima de los 30 millones de euros. Una oportunidad que Renfe quiere explorar.
Pero no será fácil. Al tratarse de un mercado tan rodado, hacerse con una parte de este pastel es complicado. El administrador ferroviario italiano ha declarado que la estación de Milán Central está congestionada. Una infraestructura para la que no hay planes de ampliación y que es clave en la red italiana.
Del mismo modo, la autoridad ferroviaria considera que la línea Florencia-Roma está al límite de su capacidad hasta que no se actualice su sistema de señalización. Una tarea que acumula importantes retrasos y que no se espera que esté terminada hasta dentro de dos años.
En lo que respecta a las noticias positivas para Renfe, habría que destacar que entrar en el mercado italiano es mucho más simple que hacerlo en el francés o el español. Toda empresa interesada en comenzar a operar en Italia debe dirigirse a la autoridad ferroviaria italiana con un plan para los trayectos que quiera explotar y demostrar que se cuenta con el material rodante necesario adaptado para estos trazados.
Así las cosas, Renfe no va a dar uno, sino dos pasos al frente ante el proceso liberalizador que va a arrancar en España en diciembre de 2020. Un cambio profundo que supondrá un antes y un después para la operadora pública pero que, irremediablemente, le va a obligar a convertirse en una empresa más dinámica y adaptada a los tiempos. Un proceso que ya ha empezado y para el que ya no hay marcha atrás.