Miércoles, 27 de diciembre, 15:58 horas. Telefónica convoca de urgencia a una rueda de prensa clave para el futuro de la compañía a las 18:00 horas. Su presidente, José María Álvarez-Pallete, sale al escenario para presentar la nueva estructura del gigante español (hasta hace una semana "de las telecomunicaciones").
Antes de desvelar su nueva estructura, centra su presentación en explicar con detalle el compromiso de la nueva Telefónica con la justicia social, la sostenibilidad y el medioambiente. Ofrece algunos datos. Por ejemplo, que la multinacional ha reducido sus emisiones en un 37% desde 2015.
El interés por el impacto de su negocio en el medioambiente -casi al mismo nivel que por su nueva estructura- enlaza con una imagen que sorprendió a todos el 3 de septiembre de 2019. Ana Botín en Groenlandia con Jesús Calleja. La presidenta del Santander decidió viajar a la cada vez menos gélida isla del Ártico para conocer de primera mano los efectos del calentamiento global.
Ni la imagen polar de la primera ejecutiva del mundo financiero español, ni las incisivas palabras de Álvarez-Pallete, en una comparecencia que preparó pensando más en inversores como Larry Fink (presidente de su accionista BlackRock) o Henry R Kravis y George Roberts (copresidentes del fondo KKR, con el que ha coqueteado Telefónica en busca de capital nuevo), son casuales.
La llamada 'transición ecológica' ha entrado en la agenda de las grandes gestoras de inversión internacionales y con la llegada de Christine Lagarde al Banco Central Europeo (BCE) también se ha colado entre las prioridades del banco central, que es la ventanilla última para la liquidez de las entidades europeas.
Como reconocía en privado la pasada semana uno de los más altos responsables de una gran gestora internacional con sede fuera de España en cuya mano están más de 50.000 millones de euros en activos, "te puedes creer o no el calentamiento global, pero la realidad es que ahora pones la palabra 'verde' cuando emites un bono y vendes mucho más".
Si cuando se compara la economía con el cuerpo humano siempre se suele decir que la financiación es la sangre que permite su funcionamiento básico, el hecho de que el compromiso con el medioambiente y la sociedad sea cada vez más importante a la hora de conseguir liquidez hace que para las empresas mostrar esa responsabilidad sea cuestión de supervivencia.
Este es uno de los puntos que más preocupa a BBVA, Iberdrola y las empresas que han aparecido ligadas al excomisario Villarejo. Porque más allá de cómo acabe la cuestión en los Tribunales, su relación con Cenyt pone el foco en el 'in vigilando' del gobierno corporativo, la tercera pata de los llamados criterios ESG (medioambiental, social y de buen gobierno, por sus siglas en inglés). Curiosamente, tanto la eléctrica como el banco azul habían sido empresas pioneras en el esfuerzo para adaptarse a esos requisitos.
Cumplir o no con los criterios ESG ya tiene un impacto directo en la factura de intereses de las grandes empresas. En este sentido, la decisión de la agencia de calificación Moody's de amenazar a la petrolera estadounidense Exxon-Mobil con retirar su calificación de AAA por los riesgos asociados a su transición a una economía baja en emisiones de carbono ha confirmado la importancia de los ESG. La semana pasada, esta noticia hizo temblar a más de un CFO (director financiero) de gigantes globales hasta ahora nunca cuestionados.
Para adaptar una empresa al ESG se necesita un tiempo que España no puede perder en segmentos como el capital riesgo porque los actores internacionales han tomado la delantera en esta tarea. Cumplir con ellos no es sencillo, y las empresas cuentan con equipos cada vez más amplios destinados solo a manejar estos cuestionarios.
En este contexto, no es de extrañar que la industria de la inversión y las grandes del Ibex 35 hayan querido estar presentes en la XXV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU (COP25) que arranca este lunes en Madrid. Y ello a pesar de que ha complicado su logística el hecho de que cuando recibieron la llamada del equipo de Teresa Ribera para sumarse a la Cumbre trasladada desde Chile, los presupuestos para 2019 de las grandes compañías ya estaban cerrados.
Ser sostenible mejora la cuenta de resultados. Y por eso, esta vez, la descarbonización de la economía va en serio.
ATENTOS A...
FCC Medio Ambiente se estrenó la semana pasada en los mercados de deuda y recibió una avalancha de peticiones (3.200 millones de euros) para comprar [precisamente] sus primeros 'bonos verdes' en una operación en la que solo pretendía captar 1.100 millones de euros, que colocó con éxito.
El grupo que preside Esther Alcocer Koplowitz se suma así, a través de su filial, a esta oleada de financiación ecológica. Lo hizo en una semana en la que su presidenta sorprendió gratamente a la prensa al demostrar su deportividad y buen criterio al acudir a recoger el premio Secante que entrega la APIE (Asociación de Periodistas de Información Económica).
Este galardón es un llamamiento a las empresas para que trabajen más por su transparencia informativa, un objetivo por el que Alcocer Koplowitz se comprometió a trabajar en una ceremonia en la que el gobernador, Pablo Hernández de Cos, ganó el premio Tintero por la labor que ha hecho en ese sentido el Banco de España.
El objetivo de AlcocerKoplowitz será seguir los pasos de José Ignacio Goirigolzarri, que en pleno año del rescate de Bankia (2012) recibió el premio Secante y tras acudir a recogerlo -cosa que no todos los ejecutivos hacen- se ganó la simpatía del gremio y se puso a trabajar en ello hasta lograr el Tintero unos años después.