Telefónica se enfrenta el próximo martes a un consejo de administración que ha despertado gran interés entre los inversores. El presidente ejecutivo José María Álvarez Pallete adelantó en dos semanas la reunión para monitorizar el precio de la acción y, según varias fuentes consultadas, comenzar a decidir la hoja de ruta que seguirá la compañía para recuperar la confianza de los inversores.
Después de un verano negro en bolsa con la acción cayendo por primera vez en su historia por debajo de los seis euros, la operadora de telecomunicaciones se dejó un 8,96% solo en agosto, acentuando una debilidad crónica de su acción que ya se mantiene durante más de dos años.
Esta situación hizo saltar las alarmas de la compañía e hizo que Pallete convocara una comisión delegada del más alto nivel el mes pasado donde ya se barajaron algunas opciones, unas medidas que deberían comenzar a tomar forma a partir de la próxima semana y decidirse hacia finales de este mes.
Con todo, fuentes oficiales de Telefónica insisten en que estamos hablando de un consejo ordinario que simplemente se ha adelantado para no dejar pasar más de dos meses sin tener una reunión del más alto nivel. De hecho, otras fuentes rebajan las expectativas e insisten en que el consejo del martes no arrojará grandes novedades.
Venta de torres y activos
No obstante, en este encuentro se pondrán sobre la mesa algunas de las opciones que desde hace unos meses se vienen analizando en la compañía para recuperar la confianza de los inversores y el precio de la acción, uno de los hándicaps de la administración Pallete que no termina de ver reflejado en el mercado el auténtico valor de la compañía pese a haber realizado históricas reducciones de deuda (10.000 millones en cuatro años) y ser la empresa española con mayor caja (8.540 millones).
¿Qué opciones son éstas? El equipo de Pallete toma como base las recomendaciones que vienen haciendo desde hace meses los analistas y fondos de inversión. La principal es la venta de torres en todo el mundo, aunque también se apunta a venta de activos en Latinoamérica con Ecuador y Perú en el punto de mira.
En el caso de las torres, un informe reciente de Jefferies indica que la principal opción para crear valor son las 110.000 torres propias o compartidas y que no fueron traspasadas a Telxius. Esta firma indica que Telefónica "debería liberar opciones de monetización a medida que se diseñan mecanismos para exenciones fiscales" y aprovechar para desbloquear nuevos ahorros a medida que se desmantela la infraestructura de cobre.
Por su parte, Macquarie indica que Telefónica tiene solo 17.500 torres en Telxius, que podría valer entre 10.000 y 15.000 millones de euros. En esta línea, Pallete ya indicó recientemente que estaba sobre la mesa el tema de las torres. Los analistas sugieren trasladarlas a Telxius para su posterior venta o generación de sinergias con otras compañías en Alemania y Reino Unido. Con la llegada del 5G y la evolución del sector, una opción es desprenderse de activos físicos y centrarse en el negocio tecnológico y la fibra.
Plan de Suspensión Individual de Empleo
En el caso de las ventas, Ecuador y Perú son dos plazas que no están dentro del core de la compañía y su dinámica de negocio está muy por debajo de mercados claves como México, Argentina, Brasil o Chile. En el mercado no ven con malos ojos las venta de estos dos negocios en la línea de lo acontecido con las filiales centroamericanas que se enajenaron este año por unos 2.000 millones de euros
Del mismo modo, a la venta de torres y activos no estratégicos, se suman otras medidas más locales, como un plan de bajas incentivadas en España, la reestructuración de centros corporativos y la posibilidad de recomprar un 2% de capital y amortizar autocartera.
En el primero de los casos, Telefónica España se encuentra negociando con sus sindicatos su nuevo convenio colectivo con un nuevo Plan de Suspensión Individual de Empleo (PSI) en el aire. La plantilla y los sindicatos creen que la compañía pondrá sobre la mesa un plan de características similares al que se aprobó en 2015 y que se saldó con la salida definitiva de 6.500 empleados. En esta oportunidad la horquilla de salidas estaría en 5.000 empleados, pero la empresa todavía no mueve ficha y no se pronuncia respecto de este tema.
En este caso, la reestructuración de centros corporativos va de la mano de posibles bajas incentivadas, pero además se apunta a una nueva organización para hacer más eficientes los procesos y los funcionamientos de los equipos. Un tercer elemento con el que se especula en los mercados es la compra de un 2% de autocartera, lo que elevaría al 3% esta posición de la operadora, una cifra considerada alta por analistas y que impulsaría el peso de la acción y reforzaría el capital.
Planeando todas estas medidas se encuentra la posibilidad de la entrada de algún inversor extranjero en la compañía, proveniente de Oriente Medio según indican fuentes de mercado. Una operación de la que ya se habló en agosto y que podría quedar allanada si se llega al 3% de autocartera, pero que en la operadora desmienten que se vaya a producir de manera inminente.