Queda poco más de una semana para que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) reciba las alegaciones a su propuesta de recorte en los pagos a eléctricas y gasistas. Una propuesta que, aunque afecta de forma muy directa a las empresas del sector del gas, también está generando cierto movimiento en el sector eléctrico.
Unas y otras, las compañías energéticas tienen toda su esperanza puesta en las alegaciones en las que están trabajando a contrarreloj. Así, asumen que no todo está perdido, más aún después de que el presidente del regulador, José María Marín Quemada, dejara la puerta abierta a "suavizar" los recortes.
Durante estos días, y desde que la CNMC anunciara el borrador, las gasistas han puesto el grito en el cielo apelando al papel que puede jugar el gas en la transición energética, funcionando como tecnología de respaldo ante la intermitencia de las renovables.
Un argumento que se basa en el propio Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) del ministerio que preside en funciones Teresa Ribera, que reconoce que el gas va a ser esencial en los próximos años, teniendo en cuenta que el carbón está desapareciendo del mix energético y que la nuclear tiene fecha de caducidad.
No obstante, el recorte en las retribuciones propuesto por el regulador está relacionado con las inversiones que el sector energético va a tener que realizar en los próximos años, mucho mayores en el caso eléctrico que en el gasista, razón por la que el recorte a los primeros será menor. Así, hasta 2030 el Ejecutivo estima una inversión de 240.000 millones de euros, de los que 40.000 millones se centrarían en redes.
En este sentido, la CNMC ha venido advirtiendo durante los últimos años que la metodología de retribución de la actividad de distribución de gas natural daba lugar a una rentabilidad "por encima de lo razonable", comparándolo con actividades de similar nivel de riesgo.
Según apuntan fuentes del sector, la razón es que una parte importante de los activos actualmente retribuidos a través de la fórmula paramétrica estarían en una fase avanzada de su vida útil algo que, sin embargo, no se ha traducido en una reducción de su retribución. Asimismo, el regulador también ha hablado de sobrerretribución de la actividad de transporte, regasificación y almacenamiento de gas natural.
¿Incentivar las inversiones?
En sus circulares, la CNMC ha planteado para los siguientes periodos regulatorios una rebaja del 17,8% en la retribución de la distribución del gas y del 7% en la de la electricidad, así como un recorte del 21,8% para la actividad de transporte de gas y regasificación y del 8,2% para la del transporte eléctrico.
Ahora, el regulador se encuentra ante la tesitura de convencer a unos y a otros de que su propuesta tiene sentido en un momento como este, en el que el sector tiene que resultar atractivo ante los inversores mientras los vecinos europeos caminan en la misma dirección, la de la transición energética.
Desde el sector eléctrico, aunque asumen que las cifras de recorte son en parte razonables, dirigen sus peticiones a que la tasa de rentabilidad sea "suficiente" para movilizar las inversiones necesarias en redes para cumplir con los objetivos del PNIEC, algo que, apuntan, no se contempla en la propuesta de la CNMC.
Todo un reto para el organismo que preside Marín Quemada y que supondrá un antes y un después en la forma en la que se retribuye a las energéticas en este país.