Boeing está ultimando detalles con las autoridades para devolver al espacio aéreo la flota de los 737 MAX, paralizada en casi todo el mundo tras dos accidentes, y estudia compensar a algunas de las aerolíneas que han interrumpido sus planes para la temporada de verano.
Así lo indicó este miércoles el consejero delegado de la firma, Dennis Muilenburg, en un foro empresarial organizado en Nueva York por la firma de análisis financiero Bernstein, donde dio cuenta de "sólidos progresos" de cara a la revisión que la Administración Federal de Aviación (FAA) de EEUU tiene que hacer del aparato.
La fabricante de aviones "entiende claramente" que el "vínculo común" entre los accidentes de los vuelos 610 de Lion Air, en octubre de 2018, y 302 de Ethiopian, en marzo de 2019, que causaron casi 350 muertes, fue el software de control de vuelo conocido como MCAS, y hace un par de semanas finalizó una mejora que debe pasar por las autoridades.
"Hemos completado la prueba de ingeniería y vuelo con el software (mejorado) y estamos en el proceso de solicitar la certificación final. Estamos terminando ese diálogo con la FAA, trabajando en una serie de cuestiones y respuestas, y una vez acabe eso, programaremos un vuelo de recertificación. Ese será el siguiente paso para que el avión vuelva a estar en servicio", dijo Muilenburg.
Aprobación de las autoridades
Reveló, además, que en las últimas semanas la compañía ha estado trabajando con aerolíneas en su "preparación para la vuelta al servicio" de los aviones en ciudades con aeropuertos de gran tráfico como Miami, Singapur, Moscú o Tokio.
El ejecutivo sostuvo que Boeing está centrada en "conseguir la aprobación" de las autoridades para que el 737 MAX vuele de nuevo, "sin fechas específicas", pero consideró "otro signo de progreso" la reunión que la FAA celebró con 30 reguladores de todo el mundo la semana pasada en Texas, en la que hicieron "preguntas extensas".
"Aún hay trabajo, pero fue clave para establecer con los reguladores qué se requiere en la recertificación y el retorno al servicio, y para un debate sobre los requisitos de entrenamiento y las capacidades, como el entrenamiento con ordenadores, con simuladores...", explicó.
Como en otras ocasiones, Muilenburg expresó sus condolencias a las víctimas de los accidentes, reconoció que "la confianza del público ha quedado perjudicada" y se mostró dispuesto a resolver la crisis "tomando todas las acciones necesarias", entre ellas compensar a las aerolíneas.
Evolución de los pedidos de aviones
"Hemos hablado con clientes sobre cómo podemos atajar estos problemas, en algunos casos a través de posicionamiento de flota, en otros servicios de apoyo al entrenamiento, u otras monedas de cambio que podamos comerciar valiosas para ellos, en algunos casos el dinero en efectivo puede ser parte de la solución", afirmó.
Especificó que esas opciones se barajan de manera "individual" con cada aerolínea y apuntó que en cualquier caso no supondrá invertir "una fuerza material adicional" por parte de la empresa, sino "atención".
El ejecutivo dijo esperar que las autoridades internacionales se "alineen" con la FAA cuando apruebe su evaluación de los aparatos mejorados, pero asumió que quizás otros países "tengan un calendario distinto" y Boeing tenga que "ajustar" sus planes a todo ello.
También reconoció, en cuanto a las entregas de aviones, que debido a las molestias algunos clientes "querrán desligarse" de sus pedidos mientras que otros desearán "acelerarlos", así que va a "haber mucho movimiento" y la firma intentará "adaptarse a las diferentes necesidades".
Ralentización de la producción mensual
Muilenburg, que insistió varias veces en que Boeing atraviesa un "momento definitorio",mantuvo que las perspectivas a largo plazo para el negocio no han cambiado, ni tampoco la demanda de los 737 MAX, por lo que sin tener un calendario en firme para su normal operación, prevé acelerar la producción más adelante.
La aeronáutica ralentizó la producción mensual del 737 MAX de 52 unidades a 42 a principios de abril para hacer frente a la pausa en las entregas a sus clientes, un ritmo con el que busca la "estabilidad en la cadena de suministro".
"Una vez la flota vuelva a volar, entonces de manera disciplinada volveremos a nuestro plan de incrementar el ritmo. No quiero decir fecha específica porque nos centramos en la seguridad, pero tenemos la perspectiva a largo plazo de acelerar de nuevo hasta 57 al mes", expresó el ejecutivo, que dice que el perfil de demanda se mantiene.
Hizo referencia a la flota global que opera Boeing y al panorama de mercado, ya que se necesitan "43.000 aviones nuevos en los próximos 20 años, y todo eso desde el punto de vista de la demanda supone una oportunidad de subir el ritmo de producción".
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