A pocos días de que Airbus cumpla 50 años, un nuevo intento de concentración industrial va tomando forma en el corazón de la Unión Europea. La italiana Fiat y la francesa Renault han hecho públicas sus intenciones de estudiar una potencial fusión. Una posibilidad que parece contar con apoyos en ambas compañías pero que deberá superar importantes retos antes de llegar a buen puerto.
Y es que, en el seno de la Unión Europea existe cierta bipolaridad a la hora de valorar la creación de campeones europeos industriales. Así como la compañía aeronáutica Airbus siempre es presentada como la empresa modelo que muestra el potencial que puede tener una gran empresa paneuropea, en el sector del ferrocarril las propias autoridades de competencia europeas han frenado la fusión Alstom-Siemens.
Una operación que contaba con el beneplácito tanto de ambas compañías como de los respectivos gobiernos francés y alemán y que no fructificó. La decisión de Competencia benefició a compañías como las españolas Talgo y CAF, pero quedó fuera de toda lógica económica. El veto deja vía libre al gigante ferroviario chino para que siga ganando posiciones a nivel internacional sin un rival de su nivel capaz de hacerle frente.
Con la potencial unión entre Fiat y Renault se abre una nueva oportunidad para ver de qué parte cae la moneda lanzada por Competencia en esta ocasión. Una decisión en la que, a diferencia del caso ferroviario, parecen existir argumentos de mucha fuerza a la hora de entender que esta fusión no sería dañina para la competencia.
El primero de ellos sería la mera existencia de Volkswagen. Hasta en el caso en que la unión entre Fiat y Renault fructificase, el grupo alemán seguiría siendo la principal compañía automovilística europea.
170.000 millones de euros de facturación
La empresa resultante tras la fusión entre italianos y franceses contaría con una hipotética facturación de unos 170.000 millones de euros. Gracias a estos ingresos esta compañía sería capaz de conseguir un beneficio neto de más de 8.000 millones. Unas cifras que aún quedaría lejos del gigante alemán.
Durante el pasado 2018 Volkswagen consiguió un beneficio operativo de 11.827 millones pese al impacto de más de 3.000 millones del denominado dieselgate. La facturación del grupo alemán durante el pasado año se fue de 235.800 millones de euros con un récord de entregas de 10,8 millones de vehículos.
La existencia de Volkswagen debería ser, de por sí un freno para cualquier tipo de veto por parte de Competencia. En el intento de fusión ferroviaria, la unión entre Siemens y Alstom dejaba a la compañía resultante muy lejos del resto de empresas europeas. Pero los caminos del regulador son inescrutables y es difícil prever si tan solo este argumento será suficiente para dar luz verde a la fusión.
El segundo argumento que puede desactivar las dudas de Competencia tiene que ver con el mismo mercado. La unión entre Fiat y Renault sería el segundo fabricante en Europa, el primero en Sudamérica, la cuarta en América del Norte y tendría músculo suficiente para impactar de forma importante en Asia y el Pacífico.
En el caso de la fusión Alstom-Siemens, el mayor mercado ferroviario del mundo es Europa. Pese al desarrollo asiático y latinoamericano, el peso de territorios como Estados Unidos es mínimo en comparación al caso automovilístico. Existía un temor importante a que esta nueva empresa copase gran parte de los concursos ferroviarios del Viejo Continente.
Una fusión entre iguales
Así las cosas cosas, en esta ocasión todo parece indicar que la clave de la operación va a estar más en la mesa de negociación entre italianos y franceses que en los despachos de Bruselas. Un reparto de poder en el que el punto de partida parece estar en un 50/50.
Las primeras informaciones señalan que John Elkann, presidente de Exor, vehículo inversor de la familia Agnelli, asumirá la presidencia de la compañía resultante, mientras que el presidente de Renault, Jean-Dominique Senard, sería nombrado consejero delegado de la nueva empresa.
En lo que tiene que ver con el órgano de gobierno, la nueva sociedad podría contar con once consejeros de los que FCA y Renault designarían respectivamente a cuatro consejeros cada uno y Nissan a uno.
Pero, ¿y la política? El Gobierno francés, que controla el 15% del accionariado de Renault, apoyaría la fusión a falta de conocer más detalles al respecto. Por su parte, desde Italia se señala que el Gobierno transalpino podría buscar contar con una participación en el capital del nuevo grupo para compensar la presencia francesa.
Así las cosas, arrancan unas semanas en las que se comenzarán a poner los cimientos de lo que puede ser un nuevo campeón europeo. Una operación que, de correr mejor suerte que la fusión entre Siemens y Alstom, será el origen de una empresa que aspirará a jugar un papel tan relevante en el sector automovilístico como el que Airbus juega en el aeronáutico aunque, hasta que llegue ese momento, seguro que italianos y franceses aún tendrán que atravesar baches.