Que la nueva ordenanza de movilidad iba a generar problemas estaba casi asegurado. Servicios de logística, de transporte privado y empresas de la nueva economía ponían el acento, antes de aprobarse, en la falta de consenso entre las diferentes partes.
Una vez limadas las asperezas, y con una flexibilidad mucho más alta, la nueva legislación entró en vigor con un grado, más o menos, aceptable entre los diferentes sectores. Pero uno de ellos se siente más perjudicado que ningún otro. Es el del patinete, que desde un primer momento se encontró con limitaciones para poder poblar las calles del centro con este nuevo medio de transporte.
En un primer momento, el Ayuntamiento dirigido por Manuela Carmena ponía contra las cuerdas a estas startups. Tuvieron que sentarse en repetidas ocasiones las partes implicadas para resolver, de aquella manera, el entuerto.
Así, la ordenanza indicaba que se podría circular con este tipo de vehículo por ciclocalles, carriles bici protegidos y pistas bici, siempre que la anchura del vehículo lo permita en condiciones de seguridad, y por las aceras bici y sendas bici, con velocidad moderada, respetando la prioridad de paso de los peatones en los cruces señalizados y haciéndolo con precaución ante posibles irrupciones de peatones, en especial de niños y niñas y de personas con discapacidad.
Además, los de tipo B podrán circular por la calzada de calles integradas dentro de las llamadas zonas 30, conviviendo con los otros automóviles que inundan el asfalto madrileño.
Las empresas se quejan
Un mes después, con las líneas trazadas en cuanto a restricciones y permisos a la hora de circular aclaradas, se ha abierto otra herida: las nuevas empresas sienten que juegan con cartas diferentes respecto a los players que ya están operando por Madrid.
El director general de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Francisco López Carmona, señaló este miércoles durante un debate sobre el uso de estos vehículos en la ciudad que se reunió la semana pasada con 15 empresas diferentes de alquiler de patinetes que "en mayor o menor medida" están interesadas en operar en la ciudad.
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con diferentes empresas que han pedido la solicitud para poder operar, pero se han encontrado con un Ayuntamiento que le pone las cosas difíciles.
Según explican dichas empresas, el número de patinetes que les deja poner el consistorio no supera, en algunos casos, las 50 unidades. “Tenemos una nave llena de patinetes y no podemos hacer nada. En mi caso, me dejan poner en la calle menos de 20. ¿Cómo voy a ser rentable así?", se lamenta uno de los dueños de las nuevas startups.
Pero este límite tiene una explicación. Según cuenta el propio Ayuntamiento de Madrid a este periódico, la razón es que, durante un tiempo, las empresas tienen que desarrollar un proyecto piloto para saber -tanto startups como consistorio- si la nueva compañía ofrece alternativas viables para implementar su negocio.
“Los posibles proyectos-piloto de un número reducido de patinetes podrán desarrollar la actividad hasta la resolución de las solicitudes formales de autorización, tanto de empresas que ya estuvieran operando como de otras que quieran hacerlo a partir de ahora, período que requiere de un estudio técnico de las propuestas que se formulen, que se realizará en el período más breve posible”, matizan desde el área de movilidad.
Hecho que no convence a las empresas implicadas. “Es imposible para nosotros saber si vamos en la buena dirección o no. Con 20 patinetes jamás entenderemos la manera de mejorar nuestro negocio. Intentamos explicar esto al Ayuntamiento, pero parece que no hay manera”, asevera una de las startups que quiere entrar en Madrid.
Trato injusto
Tampoco entienden que este proceso lo tengan que llevar a cabo las nuevas empresas que se han interesado por empezar a poner patinetes por el centro de Madrid, mientras que las que están ya operando nunca tuvieron que implementar el proyecto piloto.
Lime, sin ir más lejos, fue la primera en aterrizar en Madrid. Tiene más de 800 patinetes en las calles. Progresivamente ha ido poniendo decenas y decenas, pero no tuvo que pasar por este período de pruebas.
En este sentido, el Ayuntamiento explica a este periódico que las empresas de patinete compartido que desembarcaron en Madrid antes de la aprobación de la Ordenanza de Movilidad Sostenible lo hicieron antes de que se exigiera autorización a estos efectos
Se trata de tres operadores (Lime, Voi, Wind) que el mismo día de entrada en vigor de la Ordenanza presentaron la correspondiente solicitud de autorización para la actividad que estaban realizando, "que está siendo evaluada por los técnicos municipales, y que se resolverá teniendo en cuenta las necesidades de la ciudad así como las solicitudes que otros operadores tienen previsto presentar próximamente”, aseveran.
Nuevas tasas
Las polémicas no acaban aquí. Por ahora, las empresas que operan dentro de la capital española están exentas de pago de una tasa específica por utilizar aceras y espacios de uso público.
Algo que podría cambiar. "Una vez hayamos desarrollado las autorizaciones y hayamos analizado el impacto que tienen estas empresas en la ciudad, es posible que exista una modificación de la ordenanza fiscal para que exista una tasa por utilización especial del dominio público", señaló el director general de movilidad municipal.
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