Todo cambio en las reglas de un juego supone un importante impacto para los jugadores. Si este verano la puesta en marcha del VAR durante el pasado Mundial de fútbol fue casi tan protagonista como el balón, no digamos lo que supuso la llegada de Solvencia II para las aseguradoras.
Un reto que se fue labrando durante más de 10 años con el objetivo de alinear los requerimientos y obligaciones por las que se deberían regir las entidades europeas. Hoy, más de dos años después de su puesta en marcha, ya se pueden ver los primeros efectos y, como en el VAR, todo indica que el cambio ha sido para mejor.
Por lo menos es lo que se desglosa de las principales conclusiones a las que llega el estudio “El impacto de Solvencia II en los grupos de entidades aseguradoras”. Según este documento, elaborado por la directora de Gestión de Riesgos del Consorcio de Compensación de Seguros, María Nuche, la adaptación a Solvencia II ha mejorado sustancialmente la gestión de los riesgos de los grupos aseguradores y su adecuada supervisión.
Cambios profundos
Nuche presentó el primer estudio que analiza en detalle los principales cambios que la implantación de la normativa europea de Solvencia II ha supuesto para los grupos de entidades aseguradoras. Del mismo modo, el estudio analiza los esfuerzos que durante este tiempo han realizado las autoridades de supervisión de los distintos países comunitarios con el fin de armonizar y coordinar la vigilancia de los mismos.
En palabras de Nuche, “Solvencia II ha supuesto una mejora indiscutible en la gestión de los riesgos de los grupos de entidades aseguradoras, así como en la reordenación de sus estructuras, organización de su sistema de gobierno, medición interna de sus riegos y traslación a necesidades de capital, gestión de sus fondos propios y calidad y cantidad de información que se ofrece al mercado y a los supervisores”.
Los grupos aseguradores españoles y europeos han tenido que realizar “profundos cambios derivados del vertiginoso entorno normativo en los últimos años”. También han tenido que “transformar muchos aspectos de la organización” con el fin de adaptar su sistema de gobernanza a los estándares impuestos por la normativa europea.
Durante el acto también participó Sergio Álvarez, director general de Seguros y Fondos de Pensiones, quien ha hecho hincapié en que Solvencia II ha supuesto un avance fundamental en la consolidación de unos estándares normativos a nivel europeo.
Petición de un supervisor independiente
En su intervención Álvarez aprovechó para salirse un poco del guión e incidió en una de las peticiones que el sector asegurador lleva solicitando desde hace más tiempo: La necesidad de dotar independencia al supervisor español, actualmente dependiente del Ministerio de Economía. Álvarez recordó como España es el único país de Europa en el que éste supervisor depende de un Ministerio.
Una iniciativa que incluso llegó a poner sobre la mesa el ministro Guindos a finales de 2017 y que contaba con el apoyo de Ciudadanos, pero que los acontecimientos, moción de censura mediante, han dejado, por el momento, en vía muerta.
¿Qué es Solvencia II?
Solvencia II ha garantizado que la actividad de todos los grupos aseguradores del mercado comunitario se realice con plena equidad de las reglas del juego y proporcione una equitativa competencia en el mercado entre los diversos grupos. Una serie de medidas que redundan en la estabilidad de los mercados y en una idéntica protección a los tomadores, asegurados y beneficiarios en toda la Unión Europea, con independencia de la nacionalidad de los mismos.
Se trata del sistema para el cálculo de la solvencia aseguradora que ha homologado la forma en la que todas las aseguradoras europeas calculan su solidez financiera. Esto provoca que todo el sector seguro europeo sea comparable.
Un cálculo cuyo resultado es la cantidad de recursos que tiene que tener un asegurador para enfrentar situaciones negativas. Se plantea, para ser exactos, todo suceso que se pueda producir con una probabilidad de 1 entre 200 o superior.
Solvencia II plantea sucesos negativos relacionados con las inversiones (una caída de la Bolsa, por ejemplo), o con el negocio (que los percances sean más, o sean más caros, de lo esperado), o de otros muchos tipos.
De todos esos sucesos negativos que podrían ocurrir saca la conclusión de que el asegurador debería disponer de unos determinados recursos para enjugar las pérdidas que se le producirían. El asegurador debe tener fondos propios suficientes como para cubrir ese eventual agujero.
Según los últimos datos hechos públicos en el sector, las entidades aseguradoras de nuestro mercado tienen aproximadamente dos veces y media los recursos que necesitarían para cubrir esas pérdidas si se produjesen.
Pero en contra de lo que podría parecer, no estamos ante un trabajo terminado. Como recordó Nuño, "Solvencia II es un ser vivo que va a seguir evolucionando en los próximos años". Un desarrollo que puede suponer que en el futuro nuevos requerimientos sean añadidos, ya sea para completar Solvencia II o por la puesta en marcha de un hipotético Solvencia III.