Las entidades financieras siguen muy preocupadas por los bandazos del Gobierno Sánchez en torno a los impuestos que tendrán que pagar el próximo año. Las últimas noticias apuntan a que el Ejecutivo descarta un impuesto directo a la banca, pero que se gravarán las transacciones financieras (la famosa Tasa Tobin), algo que tampoco acaba de convencer a los bancos.
La voz la ha puesto la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, quien ha explicado en el Congreso que una medida de este tipo, supondría dar alas a la City una vez que el Brexit se haya ejecutado. “Es posible que Londres absorba una parte del negocio” dado que muchos clientes optarán por marcharse a trabajar fuera de nuestro país.
La cosa no queda aquí, según Dancausa un impuesto a las transacciones financieras “encarecerá la financiación empresarial y lastrará la rentabilidad de los ahorros”. Es decir, que habrá un problema para "la competitividad" de nuestras empresas. Así que su visión en torno a la idea que valoran el Gobierno y Podemos no convence a la ejecutiva que, una vez más, se ha mostrado como “una entusiasta” de que el Estado recaude mucho dinero por la vía impositiva.
Sin embargo, la consejera delegada de Bankinter cree que la solución no es subir impuestos. A su juicio deben “sentarse las bases para que “la sociedad sea más próspera, las empresas ganen más y el Estado pueda recaudar más”. Además, “subir los impuestos ahuyenta a los inversores y a los generadores de riqueza”, ha sentenciado.
Dancausa ha vuelto a insistir, como ya hiciera en la presentación de los resultados del primer semestre, en que Bankinter paga un tipo medio de sociedades del 27%, y que a eso hay que sumar el resto de impuestos directos e indirectos y, por tanto, pagan suficientes impuestos al Estado.
La crisis
La consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, ha defendido también el papel de la banca durante estos años de crisis. A su juicio, el castigo al sector en términos de imagen es desmesurado, dado que “el cúmulo de méritos es superior al de deméritos”.
Para demostrar su tesis, ha recordado que las entidades financieras que no recibieron ayudas contribuyeron al rescate de las cajas, han incrementado el capital para cumplir con la legislación y, por último, fueron las que financiaron la SAREB para que se pudieran transmitir a ese banco malo los activos inmobiliarios tóxicos de los bancos problemáticos.
Unos sacrificios que para Dancausa “en lugar de reconocimiento” han provocado que “lo que se escuche es que la banca es una gran maquinaria de engaño a clientes poco versados en las disciplinas financieras, e incluso supuestamente analfabetos”.
Esa imagen supone, a su juicio, un trato injusto pese a que el sector ya ha hecho autocrítica y ha reconocido que algunas entidades “cometimos errores o caímos en prácticas que posteriormente se declararon incorrectas”. Una situación, ha dicho, que ha permitido que “los despachos de abogados hayan encontrado un filón de ingresos para sacar partido de tales errores”.
En cualquier caso, la consejera delegada de Bankinter ha insistido en que no todos los bancos se comportaron igual, y ha defendido la gestión de su entidad ya que “fue la que más airosamente afrontó y superó la crisis económica”. Para ello ha puesto como ejemplo que en 2013, el año más duro de la crisis, la morosidad del sector era del 13,6% mientras que la de Bankinter no llegaba al 4%. También ha recordado que es de las pocas entidades que ha crecido de forma orgánica, y que han contratado personal en un momento de ajuste del sector.
Precisamente los ajustes son una de las tareas pendientes de la banca de cara a los próximos años si quiere mantener su rentabilidad. Según Dancausa “muchas entidades todavía están sobredimensionadas, y el sector en su conjunto precisa seguir transformando sus niveles de solvencia”.
Esa transformación viene motivada por dos aspectos esenciales: la regulación y el entorno de bajos tipos de interés, algo que presiona a la baja los márgenes del sector, y que “no va a cambiar a corto plazo”. Esto es lo que produce, ha explicado, que las entidades financieras “busquen nuevas vías de ingresos para reducir costes y mantener la solvencia”. ¿El mejor ejemplo? La creación de Línea Directa por parte de Bankinter, que permite obtener ingresos de forma recurrente a través del sector asegurador.
Exceso de normas
En cuanto a las distintas normativas que han entrado en vigor durante estos años, Dancausa cree que muchas son necesarias, pero que son excesivas. Por ello, cree que sería deseable que los reguladores “revisaran periódicamente el propósito de cada una de las nuevas regulaciones, y examinen si realmente cumplen el fin que las vio nacer”.
A su juicio, “sufrimos un exceso de regulación. Esto puede tener un efecto contrario para el que fue concebido, pues supone unos costes directos e indirectos que van en detrimento de la rentabilidad y que hacen todavía más vulnerables a aquellas entidades que son menos fuertes”, ha dicho la dirigente de Bankinter.
Las palabras de María Dolores Dancausa se han producido en la comisión de investigación sobre el sistema financiero que se lleva a cabo en el Congreso, en donde van a declarar estos días los consejeros delegados de los principales bancos del país. Está previsto que tras Dancausa lo hagan también el CEO de Sabadell, Jaume Guardiola; de Caixabank, Gonzalo Gortázar; de BBVA, Carlos Torres y de Santander, José María Álvarez.