Tras semanas de rumores, la operación se ha cerrado. Repsol sale del accionariado de Gas Natural Fenosa después de casi tres décadas vinculado a la compañía con la venta de su participación a Rioja Bidco Shareholdings, una sociedad que controla el fondo británico CVC.
Con su salida, la gasista se mantiene en manos de un ‘triunvirato’ con Criteria Caixa al frente (24,4%), y los fondos GIP III Canary y CVC con un 20% respectivamente. Además, con este movimiento accionarial, entra de forma indirecta la familia March, que ha invertido 500 millones a través de su vehículo patrimonial (Corporación Financiera Alba) en Rioja Bidco.
En la recta final de las negociaciones -un secreto a voces desde que reconoció el interés de CVC-, Repsol habría tenido sobre la mesa otra oferta, la de KKR. El fondo de inversión estadounidense también se interesó en el 20% que la petrolera tenía en GNF y -según algunas fuentes de mercado- estaba dispuesto a pagar en efectivo y ceder una participación en X-Elio, la firma de renovables de la que tiene un 80% desde hace dos años. Sin embargo, la buena relación que el recién estrenado presidente ejecutivo de la gasista, Francisco Reynés, tiene con CVC habría inclinado la balanza.
Para cerrar la operación, las autoridades de competencia de México, Corea del Sur, Japón y Alemania tienen que dar su visto bueno a la transmisión de acciones. También se requiere la no oposición, expresa o tácita, del Banco Central de Irlanda. Y, por último, se necesita que Rioja firme un contrato entre accionistas con Criteria Caixa y GIP antes del 22 de marzo.
Hasta entonces no quedará totalmente cerrada la operación, pero Repsol ya ha dado los primeros pasos para su retirada. Este jueves comunicaba que dos de sus consejeros, Josu Jon Imaz y Miguel Martínez renunciaban a sus puertos en el consejo de la gasista. Propone en su lugar a Iñigo Alonso de Noriega y Guillermo Llopis.
También la gasista ha aprovechado para remarcar "la excelente colaboración y apoyo que ha mantenido con Repsol", y ha valorado "positivamente" la llegada de CVC y Corporación Financiera Alba. Algo que, a su juicio, es "un reconocimiento a la capacidad de creación de valor" de Gas Natural.
El futuro
¿Qué puede suponer la llegada de CVC al accionariado de la gasista? “Dotará al consejo de mayor profesionalidad y exprimirá al máximo el potencial de la empresa, pero lo cierto es que CVC es un fondo global que no está especializado en este tipo de negocios como sí ocurre con GIP”, señala a este periódico Felipe López, analista de Selfbank.
Por el momento, el mercado parece haber acogido positivamente el movimiento y ha dado un impulso a los títulos de Gas Natural. Su acción cerró este jueves en 18,62 euros, un 1,83% más que en la sesión anterior.
Un revulsivo para GNF
El fondo CVC es un viejo conocido en el mercado español. En compañías como el Grupo CLH es el primer accionista (25%), pero también tiene participaciones en firmas como Cortefiel, Deoleo o Vitalia Home, sin olvidar su paso por Abertis, donde ya coincidió con Reynés.
Su entrada en GNF puede funcionar como “revulsivo”, considera Álvaro Blasco, analista de ATL Capital. “En el corto plazo, va a ser positivo para la compañía y puede que anime un poco para realizar más recorte en costes o que se aceleren las inversiones”, afirma. El fondo llega al tiempo que el cambio de mando, con la designación de Francisco Reynés como presidente ejecutivo, y ahora que la gasista tiene que elaborar su plan estratégico para los próximos años.
“Los fondos lo que buscan es una mayor eficiencia en la gestión, buscando una revalorización relativamente rápida para, en algún momento, salir de la compañía”, señala Blasco.
En la misma línea, López, de Selfbank, ve que CVC podría ser un accionista de medio plazo, más que de largo. “Si bien estos fondos no son meramente especulativos, sí es cierto que suelen tener una elevada rotación de activos”, indica. “No sería de extrañar que dentro de 5 o 6 años vendieran si encontraran la oportunidad”.
Acelerar las desinversiones
Con la rentabilidad como meta, otro de los efectos que puede tener la llegada de CVC al accionariado de GNF es la aceleración de las desinversiones, apunta Ángel López, de Renta 4.
En el último año, bajo la batuta de Rafael Villaseca, la gasista ha ejecutado un profundo plan de desinversiones de activos no estratégicos. Vendió el 20% de su negocio de distribución de gas en España a un consorcio formado por Allianz y CPPIB por 1.500 millones.
Por otra parte, decidió salir del mercado italiano ante la incertidumbre generada por la reordenación del sector energético y vendió sus activos a las firmas 2i Rete Gas y Edison por un total de 1.020 millones. Y, en noviembre, acordó la venta del negocio gasista en Colombia al fondo Brookfield por alrededor de 482 millones.
“Desde que entró GIP al capital, GNF ha llevado a cabo un proceso de desinversión en activos ‘non core’. Ha vendido varios y otros están en disponibilidad para la venta”, explica Pérez, de Renta 4. “La llegada de CVC podría acelerar de alguna manera estas desinversiones e, incluso, sumar alguno más a la lista”.
Aunque todavía tiene pendiente vender activos en países como Moldavia o Kenia, el analista no espera que se produzcan más movimientos hasta que no defina su estrategia.
¿Y los planes de Repsol?
La operación se ha cerrado por 3.816 millones de euros, lo que supone una prima del 3,9% respecto a los 14,02 euros en los que cerró su acción este miércoles, y generará una plusvalía a la petrolera de aproximadamente 400 millones.
Para los expertos, su decisión de vender su paquete en GNF es, además de esperada, sensata. Sin apenas poder de decisión en el consejo y no siendo negocios complementarios, desprenderse de la participación era la mejor opción. Eso sí, se queda sin los 200 millones que recibía anualmente de la gasista vía dividendos.
¿Qué va a hacer Repsol con esto? Dar un nuevo enfoque estratégico a la compañía. La petrolera presentará en los próximos meses su hoja de ruta para este período de transición energética hacia la descarbonización y el giro hacia la ‘energía verde’ es una de las opciones.
Aunque Repsol no se ha pronunciado abiertamente sobre los planes que pretende ejecutar con estos fondos, López, de Selfbank, ve posible que dado el monto que percibirá lo destine tanto a reducir deuda -ahora que su rating estaba en riesgo de revisión a la baja en un momento en que el crudo cotiza por debajo de los 40 dólares el barril-, o que lo utilice para repartir dividendo entre sus accionistas.
“Después de haber centrado su estrategia en preservar el grado de inversión, creemos que es hora de mimar más al accionista y menos al bonista”, indica el analista de Selfbank. Lo pueden hacer sustituyendo el ‘scrip dividend’ por la remuneración en efectivo, a través de un dividendo extraordinario o mediante un programa de recompra de acciones, agrega.
Para Pérez, de Renta 4, no está tan claro que la petrolera opte por esta opción. Si repartiera dividendo, lanzaría un mensaje muy negativo: la participación en GNF no es rentable, prefiero venderla y repartir ese dividendo.
Sin embargo, habría otras opciones sobre la mesa. Repsol, al igual que otras petroleras, ha manifestado su interés en entrar en el sector renovable para diversificar su negocio.
“Lo más seguro es que busque alguna empresa para comprar. Hay muchas candidatas, pero está ganando fuerza la opción de X-Elio, que se valoró en 1.000 millones de dólares cuando el fondo KKR compró a Gestamp un 80% hace dos años”, considera López. Esta firma tiene una capacidad de 650 MW instalados y presencia en doce países. Sobre la mesa también está Renovalia, del fondo estadounidense Cerberus, que cuenta con una cartera de proyectos de más de 80 MW repartidos en seis países.
Además, también se ha subido a la ola de los vehículos eléctricos compartidos a través de su alianza con Kia para lanzar WiBLE. La nueva empresa de ‘carsharing’, que esta semana ha recibido el visto bueno de la Comisión Europea, llegará a Madrid en el segundo semestre del año para competir con Car2go, Emov y Zity. Otra de las opciones de inversión puede ser, precisamente, hacer de su red de gasolineras un punto de recarga de vehículos eléctricos, algo que no le requeriría una inversión elevada.