El control accionarial de Dia sigue inmerso en una situación de lo más anómala. Cuatro de sus actuales accionistas de referencia suman el 27,68% de la cadena presidida por Ana María Llopis, de manera no ejecutiva, y dirigida, como consejero delegado, por Ricardo Currás, pero realmente cuentan con derechos de voto -acciones reales- por ‘solo’ el 4,6% del capital.
El restante 23% lo atesoran a través de diversos instrumentos financieros que, en la mayoría de los casos, están sirviendo para cubrir las ‘necesidades’ de los inversores a corto, que siguen viendo en el grupo de distribución un valor al que sacar el máximo beneficio bajo esta operativa.
En números, esto significa que el Norges Bank -el mayor fondo soberano del mundo-, los bancos de inversión estadounidenses Morgan Stanley y Goldman Sachs y el inversor ruso Mikhail Fridman se reparten ese 27,7% de Dia, valorado en el mercado en casi 724 millones de euros, pero realmente sólo han pagado 135 millones.
Morgan Stanley, un 4,4% sin ninguna acción comprada
Salvo en el caso del fondo soberano de Noruega, que lleva 7 meses sin moverse del 3% en el capital de Dia -con un 0,914% de derechos de voto y un 2,12% de instrumentos financieros- y Morgan Stanley, que se mantiene desde abril con un 4% de la cadena sin una sola acción comprada, los otros dos inversores -Fridman y Goldman Sachs- han sido los que realmente han promovido esta anómala situación en el grupo de distribución tras la sorprendente llegada, a finales de julio, del magnate ruso.
A través de su sociedad patrimonial Letterone Investments, Mikhail Fridman desembolsaba casi 100 millones de euros por el 3% y dejaba pendiente de ejecutar un 7% adicional, antes del próximo 26 de enero de 2018, previo pago de otros 220 millones.
Fridman pide hueco en el consejo
Una operación para la que Fridman ya habría solicitado al consejo de Dia que le hicieran hueco para 2 consejeros, de cara a impulsar otro ‘lavado de cara’ adicional al que se ha llevado a cabo en los últimos años, tanto de la marca como de los establecimientos.
Al día siguiente del movimiento de Fridman, como si de una operación orquestada se tratara, era Goldman Sachs -socio del empresario ruso en algunos negocios- el que movía ficha, para acreditar ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que sumaba el 3,9% de Dia, repartido, casi a partes iguales, entre acciones reales y diversos productos derivados.
Productos especulativos
A diferencia de Fridman -que esperará al 26 de enero para decidir sobre esa opción de compra sobre el 7% de Dia-, Goldman no ha parado de amasar capital de la distribuidora, aunque sea, mayoritariamente, a través de productos a futuro meramente especulativos.
Tanto ha sido el ‘interés’ de la entidad presidida por Lloyd Blankfein por la cadena que gestiona Ricardo Currás, que se ha convertido en su principal accionista, con el 10,2% del capital, superando al propio Fridman y a fondo británico Baillie Gifford.
Tras la última actualización comunicada el pasado miércoles a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Goldman reconoce ostentar 63,5 millones de acciones, valorados actualmente en unos 267 millones de euros, con Dia cotizando en los 4,2 euros.
Alimento para los bajistas
De esos títulos, el banco estadounidense sólo cuenta realmente en su poder con 4,31 millones de acciones, por los que ha pagado unos 18 millones. Los 59 millones de títulos restantes están sirviendo, en parte, para alimentar el aumento las demandas de los inversores posicionados a corto que siguen entrando y saliendo sin parar de Dia.
Si sumamos las dos participaciones, Fridman y Goldman Sachs acaparan un ‘ficticio’ 20% de Dia, valorado en 523 millones de euros, del que solo han pagado unos 115 millones de euros, equivalentes al 3,7% de la cadena de distribución.