El mayor fabricante de medicamentos genéricos del mundo, cuya sede se encuentra en Israel, ha asegurado a través de un comunicado que despedirá a 14.000 trabajadores --alrededor de un 25% de la fuerza de trabajo-- a nivel mundial, mientras que la mayor parte de ellos saldrá del grupo el próximo año. Según apunta, en los próximos noventa días serán informados todos los trabajadores que quedarán fuera de la plantilla.
Al mismo tiempo, cerrará o desinvertirá en un número "significativo" de instalaciones de Investigación y Desarrollo (I+D) oficinas centrales y otras ubicaciones de oficinas en todas las geografías, al tiempo que suspenderá el dividendo de sus acciones ordinarias y revisará trimestralmente el de las acciones preferentes convertibles.
Con este plan, Teva pretende reducir sus costes en alrededor de 3.000 millones de dólares (2.535 millones de euros) a finales de 2019, frente a la base de costes estimada para este ejercicio de 16.100 millones de dólares (13.625 millones de euros).
No obstante, como parte del proceso, la farmacéutica prevé que el próximo año sus costes aumenten en al menos 700 millones de dólares (592 millones de euros), principalmente relacionados con los costes de indemnización y cargos adicionales posibles por el cierre o la desinversión en plantas.
"Ponemos en marcha este plan de forma oportuna y prudente, centrándonos en la generación de ingresos y flujo de caja, para asegurarnos de que Teva esté lista para cumplir con todos sus compromisos finacieros", aseguró el presidente y consejero delegado de Teva, Kare Schultz.
"Se trata de un plan crucial para restablecer la seguridad financiera y estabilizar el negocio. Estamos tomando medidas inmediatas y acciones decisivas para reducir nuestra base de costes en todo el negocio global y convertirnos en una empresa más eficiente y rentable", añadió el directivo.