Un reciente artículo del periodista y tertuliano Antonio Maestre, en el que recordaba su infancia, le convirtió en trending topic en Twitter hace unos días. El texto, sobre lo que él llama “amor de clase”, era muy político, enclavado en sus ideas de izquierda, y ha generado un efecto insospechado.
En su retrato de familia obrera de la periferia madrileña, escribe sobre “esas J’Hayber horrendas que no se rompían nunca”, como paradigma de la falta de recursos. Y más allá del debate que surgió sobre la conveniencia de seguir utilizando la dialéctica de la lucha de clases, fue incluso más llamativo el subsiguiente debate provocado por la elección de la marca.
Muchos tuiteros defendían que las J’Hayber no eran, precisamente, zarrapastrosas, y otros se peleaban sobre cuáles fueron los pares más deseados y los menos lustrosos en el patio del colegio. ¿Eran más pijas las Yumas que las Paredes? ¿Más las Karhu que las Joma?
Es por eso que hemos recogido las historias empresariales de muchas de esas marcas clásicas que marcaron las infancias de miles de niños españoles, entre la Generación X y los millennials, que vivieron experiencias de marca muy diferentes. Muchas de ellas sobreviven, aupadas por una fiebre por lo vintage que las resucitó a mediados de la pasada década, y es fácil encontrarlas en distintos comercios o tiendas online.
Obviamente no hablamos aquí de los grandes gigantes actuales, sino de aquellas marcas ancladas a los buenos viejos tiempos, a la fiebre del ‘Make The EGB Great Again’.
Paredes
Fundada por José Paredes en 1954, sigue en manos de su hijo, Rafael, que las comercializa a través de tiendas online como Amazon y también en su propia web, a través de la empresa Pacal Shoes S.L. A pesar de que en los 70 y los 80 sus deportivas fueron un éxito, si no hubiera sido por el calzado de caza y montaña o el profesional, no habrían sobrevivido. El revival de los 80 les ha disparado, como a otros fabricantes de la época.
Yumas
Marca nacida en 1975, sigue funcionando desde Elche (Alicante) y es otra de las que aprovecha el ‘revival’. Este mismo mes, se colaba en Masterchef para calzar a los concursantes en una prueba al aire libre.
Kelme
Cumple su 40 aniversario y en buena forma. La marca de la zarpa, también de Elche, vive de los buenos viejos tiempos, con hitos como el patrocinio del equipo olímico español en Barcelona 92, el del Real Madrid entre 1994 y 1998 y el mítico equipo ciclista del mismo nombre. Toda una generación recuerda las Kelme Villacampa.
La compañía presume de presencia en más de 40 países de los cinco continentes, y colabora para elaborar sus productos con el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) y el laboratorio del Instituto Tecnológico del Calzado (Inescop). No se entiende muy bien, eso sí, que un organismo con esa página web tenga la palabra “tecnológico” en el nombre.
Karhu
Compañía finesa con más de cien años de actividad. Sigue en activo y puede encontrarse en Amazon. La línea de zapatillas se basa en lo que llaman ‘tecnología Fulcrum’, desarrollada en colaboración con la Universidad de Jyväskylä desde la década de los 80.
J’Hayber
Lanzó su primera zapatilla deportiva en 1972 con la mítica Antorcha y se convirtió en una de las precursoras de este tipo de calzado durante la década de los 80 con sus diseños Olimpo y Atenas. “J’Hayber sobrevivió a los 80”, reza su web, el mismo argumento al que recurren todas las marcas que lo hicieron, conscientes de la oportunidad del renacimiento basado en la nostalgia.
La compañía, también alicantina, se vinculó en 2008 al pádel con el patrocinio del Pádel Pro Tour, y en 2009 comenzó a lanzar sus colecciones vintage con el apoyo del ilustrador Alex Trochut. En 2012, el cantante Dani Martín se convirtió en embajador de la marca con su propia línea.
Joma
Viste al Atalanta en la Serie A italiana, al Espanyol en primera división y al Swansea City en la Premier. Localizada en Portillo de Toledo y fundada por Fructuoso Álvarez en 1964, tiene firmado un acuerdo con el Comité Olímpico Español para patrocinar y suministrar a informes para todas las competiciones desde los Juegos Europeos de Bakú de 2015 hasta los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Probablemente es el primer fabricante de calzado nacional y la segunda mayor empresa de Toledo, con una facturación de más de 130 millones en 2015.
Crube
El antiguo grupo Crube, fundado en 1972 por Cruz Pascual y su esposa, Begoña García (Cru-Be), llegó en su mejor momento a fabricar 3 millones de pares al año y tuvo una nueva vida con la constitución de Crupasga S.L. en 2004, con sede en Álava, que mantiene la marca y trabaja con suelas y diseños exclusivos.
Kawasaki
Una marca con nombre japonés, propiedad de daneses, fabricada por checos y cuyo origen está en el interés por un deporte surgido en india. En 1972, la empresa J. Hammergaard Hansen Sport intentaba buscar la zapatilla perfecta para la práctica del badminton y la encontró en un producto fabricado por viejas fábricas de la ciudad checa de Zlin, una industria histórica en la ciudad y fomentada por el célebre industrial local Tomáš Baťa. En los 70 fue una marca para deportistas, en los 80 para la discoteca, en los 90 para la montaña y hoy se suma a la fiebre vintage.
Happy Luck - Tórtola y Perdiz
Tórtola y Perdiz fueron marcas creadas en 1947 por Francisco Pérez Ibarra, y fueron muy populares en la España del desarrollismo. En 1980 adoptaron la marca Happy Step, pasaron a llamarse Happy Day y terminaron conociéndose como Happy Luck. En 2004 vivieron al mercado de la mano de Alternative Shoes.
Golfitos
Los deportivos Golfitos se fabricaban en la misma planta que los Feroz, por la empresa Deportivos Happy Boy. A diferencia de otras de las mencionadas, no llegó a tiempo de aprovechar la fiebre vintage: la sociedad se extinguió en 2000. Una página web mantiene vivo su legado.