Así lo ha señalado la directora de servicios financieros de la agencia de calificación, Elena Iparraguirre, en un encuentro donde ha explicado que las limitaciones de Popular para generar capital deterioraron la confianza de clientes e inversores provocando la fuga de depósitos que finalmente desencadenó la intervención de los mecanismos de resolución.

Según Iparraguirre, la ratio de capital CET1 'fully loaded' de  Popular, que se situó en el 7,33% a cierre del primer trimestre, era "muy débil" y no cumplía con los requisitos regulatorios, por lo que la entidad iba a tener que generar un nivel "muy significativo" de capital para el que no tenía "capacidad".

"A pesar de que sus ratios 'phase in' estaban bien, las 'fully loaded' estaban por debajo de los requisitos, la entidad iba a tener que generar un nivel muy significativo de capital y no tenía capacidad, internamente no era posible", ha aseverado la analista de S&P.

"Las opciones de fortalecer el capital a través de emisiones eran muy pequeñas, esa era la debilidad real de Popular", ha incidido Iparraguirre, que también destacó el éxito de la operación de intervención.

S&P, que rebajó recientemente la perspectiva del rating de 'A-' de Santander al considerar que el proceso de integración retrasa futuras revisiones al alza de la calificación, estima, no obstante, que la adquisición de Banco Popular es "positiva" para la entidad presidida por Ana Botín desde una perspectiva empresarial.

En este sentido cree que fortalecerá la posición del banco como líder en España y, particularmente, en el negocio de pymes, donde alcanzará el liderazgo del mercado con una cuota del 25%. Además, cree que reforzará la capacidad del banco para fijar precios.

FUSIÓN BANKIA-BMN

Para los expertos de la agencia de calificación, la culminación del proceso de fusión entre Bankia y BMN podría desencadenar una mayor consolidación del sector bancario en España, destacando los mayores desafíos de la banca mediana para demostrar la sostenibilidad de sus negocios.

Además del tecnológico, la banca española se enfrenta, según estos expertos, a otros desafíos como la baja rentabilidad, el elevado stock de activos improductivos y la adaptación a los nuevos mecanismos de resolución.

S&P pronostica que el sector reducirá su cartera de activos improductivos en 45.000 millones durante en 2017 y 2018, representando el 11% o el 11,5% a finales de 2018. "Un volumen muy importante que tiene impacto en la rentabilidad", advierte.

En relación con los mecanismos de resolución, Iparraguirre ha indicado que la mayor parte de las entidades financieras deberán crear colchones MREL cuya magnitud podría rondar el 22% o el 24% de los activos ponderados por riesgo.

Así, ha explicado que, según los niveles de capital actuales, las entidades deberán emitir deuda con absorción de pérdidas --de mayor riesgo-- para cubrir estos colchones de capital.