Blanca Hernández presentó su dimisión como consejera de Prisa y como miembro del comité de gobierno corporativo. Según comunicó la compañía a la CNMV, la renuncia responde a su situación personal y profesional que "en el corto plazo" podría impedirle atender sus deberes y responsabilidades como consejera con la dedicación necesaria.
Blanca Hernández era miembro del consejo desde el 1 de abril de 2016 y compaginaba su cargo en Prisa con el consejo de administración de Ebro Foods. Desde 2006 es presidenta de la Fundación Ebro Foods y es consejera delegada de Grupo Tradifin, S.L., que aglutina la mayor parte de las inversiones de su grupo familiar. También es consejera delegada y fundadora de Magallanes Value Investors.
Con este currículo parece claro que las motivaciones personales y profesionales tienen mucho que ver en esta salida, aunque también es cierto que su marcha genera un ruido innecesario en el consejo de administración de Prisa a solo tres semanas de que celebre la junta de accionistas del grupo, cita clave en la que se certificará el futuro de Juan Luis Cebrián como presidente de la compañía.
En febrero comenzó la rebelión
En la reunión del consejo de administración de febrero estallaron las alarmas y la rebelión contra Cebrián. Joseph Oughourlian (Amber Capital) manifestó su descontento con la gestión del presidente ejecutivo y planteó la necesidad de impulsar un cambio en la gestión. Las críticas no solo se dirigieron al presidente ejecutivo sino que también a José Luis Sainz, consejero delegado.
Las razones de esta rebelión apuntaron a la pérdida de valor en bolsa de la compañía, el estancamiento de la venta de Santillana, y los problemas de deuda que Prisa deberá enfrentar a partir del próximo año. En esa reunión también se aprobó el informe anual de remuneraciones de los consejeros, con un voto en contra, el de Joseph Oughourlian y cuatro abstenciones de los independientes María Elena Pisonero, Blanca Hernández, Alfonso Ruiz de Assín y Dominique D'Hinnin.
Como constó en el informe de retribuciones conocido posteriormente los cuatro consejeros independientes no votaron a favor tras alegar “no tener base suficiente para posicionarse, a favor o en contra, sobre la propuesta de la comisión de nombramientos y retribuciones”. El representante de Amber voto en contra al “no estar conforme” con la citada propuesta.
Rechazo de las ofertas por Santillana
Esta votación, en la que se abstuvo Blanca Hernández -la consejera que ahora abandona el consejo- se interpretó como otra muestra de las divisiones y las luchas de poder dentro del consejo. Desde febrero Amber busca apoyos para apartar a Cebrián de la presidencia del grupo e incluso se llegó a especular que había logrado el apoyo de César Alierta, presidente de la Fundación Telefónica.
El tiempo jugó a favor de Cebrián y las voces críticas se aplacaron hasta la reunión del consejo de finales de mayo. En ella el presidente ejecutivo intentó dar sin éxito un golpe sobre la mesa imponiendo cambios en el consejo y sometiendo la venta de Santillana al escrutinio de los socios de la compañía.
El consejo rechazó la venta de la editora por considerar demasiado bajas las ofertas, lo que debilitó la posición de Cebrián y dejó a la compañía en una situación delicada en la que el presidente no puede imponerse y sus detractores tampoco logran los apoyos suficientes para forzar su salida. Según se acordó en la junta de accionistas del año pasado Cebrián tiene contrato en Prisa hasta 2018 como presidente ejecutivo y hasta 2020 como presidente honorífico.
El 30 de junio se decide el futuro de Cebrián
Después de que se anunciase la venta fallida de Santillana, la acción de Prisa ha caído en picado y ya se encuentra por debajo de los 2,5 euros, un desplome del 57% en lo que va de año. Prisa necesita liquidez para pagar su deuda ya que debe abonar 956 millones antes de diciembre de 2018, el tramo 2, que corresponde al 64% de sus obligaciones totales. Y sin Santillana las opciones se reducen a la venta de Media Capital por 400 millones, o una complicada ampliación de capital.
La situación de Cebrián es compleja y es probable que su futuro se conozca en la junta general de accionistas que se realizará el 30 de junio, la fecha límite para la aprobación de las cuentas de 2016. En este contexto, la salida de Blanca Hernández es una nueva pieza que desestabiliza el delicado equilibrio al interior del consejo.
El reglamento del consejo de Prisa indica que la junta general o, con carácter provisional, el consejo de administración deberá nombrar a un sustituto, aunque es probable que no se mueva ficha hasta después de la junta, precisamente esperando resolver antes el futuro de Juan Luis Cebrián.
Los mayores accionistas de Prisa son Amper Capital (19,2%), los hermanos Polanco con un 17,5%, Telefónica con 13%,el empresario qatarí Ghanim Al Hodaifi Al Kuwari (10%), el banco HSBC (9,5%), el mexicano Roberto Alcántara (9,2%), Banco Santander (4,2%) y Caixabank (3,8%).
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