Por qué parece que Telefónica no deja de subir los precios
La compañía que dirige Luis Miguel Gilpérez está sometida a un constante bombardeo mediático por cada subida de precios. Pero ¿de verdad están elevando tanto las tarifas?
30 mayo, 2017 03:12Noticias relacionadas
Acabamos de conocer una nueva subida de precios de Telefónica y en esta ocasión afecta a las tarifas para móviles que no están incorporadas en los precios de Fusión.
Tres de las cuatro tarifas móviles sufrirán cambios al alza. Habrá un incremento de 1€ para la tarifa #6, de 3€ para la tarifa #10 y de 2# para la tarifa 20. Pasan a costar 27€, 37€ y 47€, respectivamente, con tarifas planas de datos de 6, 10 y 20GB.
¿Pero cómo hemos conocido la noticia exactamente? Todo empieza con la información que comparte Movistar con sus tiendas, que tiene tendencia a filtrarse de inmediato a los medios especializados. El problema de imagen para la compañía se debe a que cada subida de precios recibe varios impactos en los medios. Cuando se anuncia al canal de distribución, cuando se anuncia a los clientes y, finalmente, cuando se lleva a cabo la subida de precios. Para colmo, la compañía está realizando los cambios de forma muy paulatina y expandida en el tiempo, y no hay subida que a los periodistas nos parezca pequeña.
El mega extra
Hace apenas diez días, la compañía comunicaba a sus clientes que, coincidiendo con la desaparición del roaming, comenzaría a elevar el precio del mega extra, que aún se paga a 1,5 céntimos de euro, y que lo subiría a 2 céntimos. Esto provocó numerosos titulares, pero pocos de ellos recordaban dos elementos fundamentales. El primero, que el cliente puede elegir no pagar el mega extra y seguir navegando gratis a baja velocidad. El segundo, que Movistar estaba cobrando menos que sus rivales. Vodafone, por ejemplo, cobra el sobrecoste a 2 euros por 200MB. Lo que implica que, con el mismo precio unitario, los clientes de los azules sólo pagan por lo que navegan. Pero, ¿cómo negarse a publicar que Movistar sube un precio un 33%?
En parte, la atención mediática se debe a que se trata del principal operador del país, pero también hay un componente que no podemos despreciar: por tradición, y en parte debido a que hemos tenido menos de veinte años de mercado liberalizado por todo el siglo XX de monopolio, seguimos hablando de los precios de Movistar como si fuesen precios fijados regulatoriamente por el Gobierno.
El pasado marzo se hizo público que las tarifas Contigo serían 5€ más caras. En febrero se dijo lo mismo de las tarifas Movistar Fusión+2 y Fusión+4, con el mismo incremento. Muchos clientes pudieron leer en marzo la subida que otros medios publicaron en febrero, dando la sensación de que los precios no dejan de subir. En ningún caso fueron comunicados oficiales.
Vodafone ha resuelto este problema con actualizaciones periódicas de todas sus tarifas al mismo tiempo, comunicadas todas casi de golpe a la prensa, al canal y a los clientes. Si Movistar hiciese lo mismo posiblemente se ahorraría muchos titulares de los que empiezan con “Telefónica sube las tarifas”.
El presidente de la operadora, José María Álvarez Pallete, acuñó la idea de dar más prestaciones por un poco más de dinero, un concepto que en sus presentaciones de resultados tenía su propio acrónimo, ‘M4M’ (‘more for more’). Pero si nos limitamos a lo que dicen los medios, parecería que los precios no han parado de subir en los últimos años. ¿Es así?
La historia de Fusión
Hace cinco años, en 2012, se lanzó Fusión, la oferta que aglutinaba toda la oferta de servicios de la operadora y que supuso ahorros de hasta el 80% a toda su base de clientes. En aquel entonces, la oferta del paquete más básico de la operadora, con ADSL de 10Mbps y una línea móvil con llamadas ilimitadas de 1GB costaba 49,90€, sin incluir el IVA. Hoy la oferta básica de la operadora incluye fibra simétrica de 50Gbps, dos líneas móviles, una de ellas con 200 minutos en llamadas y 4GB móviles, y la opción de ver canales TDT y #0 a través de PC y dispositivos móviles. Cuesta 55€/mes, pero IVA incluido.
La versión más cara en el lanzamiento de Fusión costaba 89,9€/mes (sin IVA) e incluía fibra a 100Mbps y una línea con 1GB y llamadas ilimitadas. Hoy, por 90€/mes (IVA incluido), la compañía da fibra a 300Mbps simétricos, dos líneas, una de ellas con llamadas ilimitadas y 8GB de datos, 80 canales de televisión, 8 partidos de Liga, la Champions y la Europa League.
Ambas comparativas demuestran que el cliente que quiere quedarse en los precios en los que estaba años atrás puede hacerlo, y ganando en servicio.
¿Suben de verdad los precios?
¿Han subido tanto los precios como indican los titulares? La organización en defensa de los consumidores Facua cree que sí. Para ellos, la subida de Fusión de 2017 ha sido “la cuarta subida que la compañía impone desde 2015 y que ha encarecido su recibo hasta en 18 euros en menos de dos años. La primera, de 5 euros, tuvo lugar en mayo de 2015. La segunda, de 3 euros, fue en enero de 2016; y la tercera, de entre 2 y 5 euros, en julio”.
Pero si los clientes pueden conseguir hoy en día más servicios de los que tenían hace cinco años por menos dinero con Movistar (y no olvidemos que existe la competencia), ¿dónde se han metido todas las subidas?
Telefónica, efectivamente, ha ido subiendo precios entre su base de clientes. Los ha ido arrastrando hacia arriba en la escalera de precios. Hoy en día hay tarifas mucho más caras de Fusión, con precios de 115€, 140€, 165€ y 200€ en función del nivel de servicio.
Lo más curioso es que esos abonados que hoy pagan mucho más podrían volver a pagar lo mismo que hace cinco años y tendrían aún mejores servicios que entonces sin cambiar de compañía. O haciéndolo, no olvidemos que cada subida de precio anula los compromisos de permanencia y permite al cliente cambiar de escalón de precio o migrar a un operador más barato. Pero muchos no lo hacen, bien porque están satisfechos por el nivel de servicio, bien por comodidad.
Así que sí, Telefónica sube los precios, pero menos de lo que parece y dejando la puerta abierta a quienes quieren gastar menos. Sólo hay que mirar bien sus propias tarifas y las de un mercado que, pese a la reciente ola de consolidación, sigue siendo bastante competitivo.