Los grandes bancos españoles, encabezados por el Banco Santander que, en 2009, se vieron obligados a tomar el control de Metrovacesa, ante los 5.500 millones de deuda que acumulaba y unas pérdidas próximas a los 300 millones, han tratado desde entonces de enderezar el rumbo de la histórica inmobiliaria, buscando celebrar su centenario, en 2018, por todo lo alto.
No será posible. Al final, después de un sinfín de idas y venidas, las entidades financieras tuvieron que doblegarse ante la evidencia de que Metrovacesa, por sí sola, no sería viable. Y que solo buscando una alianza a gran escala podrían volver a ganar dinero con este lastre inmobiliario, con el que tuvieron que apechugar para evitar que la gestión de la familia Sanahuja acabara llevando a concurso a la inmobiliaria.
Una alianza, la alcanzada con Merlin, la socimi dirigida por Ismael Clemente, que ha alumbrado la mayor inmobiliaria de España, pero en la que Metrovacesa queda completamente fagocitada.
Ya, en el balance de Merlin, han quedado los mejores inmuebles que atesoraban el Banco Santander, BBVA y Popular. A cambio del trasvase, los tres bancos han quedado representados en la nueva sociedad fusionada con el 21,9%, el 6,4% y el 2,8%, respectivamente, y el Santander colocaba a Rodrigo Echenique como presidente.
El suelo, fuera de Merlin
De esta manera, en la promotora de toda la vida -denominada Metrovacesa Suelo y Promoción- solo quedan los activos inmobiliarios más problemáticos, las viviendas que restan por vender y una cartera de suelo de más de 2,3 millones de metros cuadrados para 16.000 viviendas, valorados en 1.000 millones de euros.
La visualización de esta transferencia de activos ha sido recogida por las entidades financieras en sus balances al cierre de 2016. En el caso de la entidad presidida por Ana Botín, el cambio resulta evidente. Los 5.000 millones de euros de exposición inmobiliaria que se apuntaba por sus activos en Metrovacesa en el balance de 2015, han quedado reducidos a 1.300 millones.
Primera aportación de los bancos al cierre de 2016
A partir de ahora, la presentación de resultados de la nueva Merlin, la próxima semana, vendrá a contabilizar ya los ingresos que, entre noviembre y diciembre, aportaron los activos en renta transferidos por los bancos, apenas unos 25 millones que, sumados a los de la propia Merlin, elevarán las rentas a unos 350 millones de euros.
Hasta septiembre, Merlin, por sí sola, alcanzaba una facturación de 237 millones, un ebitda de 202 y un beneficio de 255 millones. Datos logrados con unos activos valorados por un bruto de 6.500 millones y un neto de casi 3.500 millones.
Ahora, ya con la aportación de Metrovacesa, Merlin contabilizará activos por un bruto de más de 9.300 millones y unas rentas anuales de 450 millones de euros.
Con la fusión, lo que hizo Merlin fue reducir los 3.190 millones de euros brutos que Metrovacesa otorgaba a sus activos en renta a un neto de casi 1.673 millones, al dejar fuera 250 millones de deuda.
Canje: una acción de Merlin por 21 de Metrovacesa
Para cubrir la fusión, la nueva Merlin ampliará capital en casi 147 millones de euros, de manera que los bancos se queden con el 31,2%, al canjear una acción de Merlin por cada 21 de Metrovacesa. Un canje establecido en función de las rentas que generan unos activos y otros. Los 152 millones de rentas certificadas por Metrovacesa durante todo 2015 son las mismas que Merlin certificaba en la mitad de tiempo, ya al cierre del primer semestre de 2016.
Los rendimientos para Santander, BBVA y Popular, al integrar sus activos patrimoniales en Merlin, empezarán a ser visibles en el próximo reparto de dividendos. De perder dinero a manos llenas a lograr ingresos. Un cambio sustancial.