Sobre el papel no ha sido un buen año para Bankia. A la presión que generan los actuales tipos de interés sobre su negocio se ha sumado la obligación de devolver el importe de las cláusulas suelo y, antes, de su salida a bolsa. Este escenario ha hecho que su beneficio neto atribuido se haya recortado un 22,7%, hasta 804 millones de euros. Esta caída, además, está afectada por la desconsolidación del City National Bank de Florida. Si no lo hubiese vendido, la caída de su beneficio hubiese sido de un 8,4%.
¿Qué ha perjudicado a su negocio? Sobre todo, la situación de los tipos de interés negativos dentro de la eurozona. Ha lastrado su margen de intereses, que han caído en el año un 21,6% (hasta situarse en los 2.148 millones de euros). Esta situación le ha conllevado la depreciación de los bonos de Sareb (el banco malo, que agrupa los activos ‘tóxicos’ de la banca), que le ha restado 158 millones al margen; y la caída del euríbor (referencia para el cobro de intereses de las hipotecas), que le ha supuesto un recorte de otros 210 millones. Además, a Bankia le ha perjudicado la eliminación de las comisiones para los clientes con nómina o pensión domiciliada en la entidad, lo que ha provocado que la facturación por este concepto se redujese un 12,2%.
Sin embargo, hay razones para el optimismo. Su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, aprovechó la rueda de prensa de presentación de resultados anuales para desgranar los motivos por los que confían en que lo peor ha quedado atrás. “2017 todavía va a ser un año de retos y complejo, pero estamos en una excelente posición para visualizar la luz al final del túnel”, aseguró el directivo. “Llega un ciclo mucho más positivo para la banca, en 2018 y 2019, con una nueva política monetaria y de tipos de interés. No tendremos los corsés derivados de nuestro plan de reestructuración”, enumero.
Estas son algunas de las razones que llevan a la entidad a pensar en ‘el lado bueno de las cosas’.
Devolver de golpe las cláusulas suelo
Bankia tira por la vía más rápida para asumir el impacto de tener que devolver las cláusulas suelo. Lo va a hacer a través de un procedimiento exprés para entregar a sus clientes la totalidad de lo cobrado irregularmente (o restarlo de lo que aún tenga que pagar en la hipoteca) y lo hará a partir del próximo viernes. “Creemos que la mejor manera de alinear los intereses de los clientes afectados y los accionistas”, señaló. “Los clientes consiguen la compensación de manera inmediata, sin tener que ir a un juzgado, por la misma cantidad que si fueran a un juzgado; y a los accionistas les minimizamos los gastos judiciales”.
La entidad financiera argumenta que tira de experiencia. Ya le tocó pasar por un procedimiento similar en el caso de la salida a bolsa y con las preferentes, donde también tuvo que devolver el dinero y provisionar más de 4.500 millones de euros. “En la OPS [el salto a bolsa], nos ahorramos en gastos judiciales casi 400 millones de euros”, indicó el directivo. Otras entidades, en cambio, quieren llegar a acuerdos específicos, a la baja, con cada cliente afectado. “Yo no puedo dar consejos a nadie. Tenemos un análisis que está basado en nuestra experiencia”, matizó Goirigolzarri. En total, Bankia tiene 60.000 clientes afectados por las cláusulas suelo y ha tenido que provisionar 200 millones de euros.
Va a quitarse el corsé
La entidad controlada por el Estado -tiene el 65,9% de la matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA) a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob)- espera como agua de mayo que llegue el próximo 30 de junio. Ese día se acaban las obligaciones que le impuso el plan de rescate, del que aún tiene que devolver más de 20.000 millones de euros. En julio va a quitarse ataduras, el “corsé” en palabras de su presidente.
“Aquí hay elementos subjetivos y objetivos”, reconoció. “Desde el punto de vista de restricciones objetivas, hasta el 30 de junio no podemos hacer operaciones corporativas. A partir de ese día estamos liberados”, apuntó. Y hay más limitaciones que podrá pasar por alto. “Claramente, la financiación de promoción inmobiliaria”. En estos últimos cuatro años, la entidad rescatada no ha podido hacerlo y tampoco le ha importado mucho, pero ahora se vislumbra otro escenario “El ciclo, afortunadamente, ha sido muy malo y no ha sido una desventaja competitiva. Tal vez no en 2018, pero a medio plazo es relevante, y operaciones desde la perspectiva del mercado de capitales”.
Doblar el negocio en hipotecas
Una vez dice adiós al lastre de las cláusulas suelo, Bankia quiere lanzarse, otra vez, a por el negocio hipotecario. Y quiere duplicarlo. El pasado año, su facturación en hipotecas alcanzó los 800 millones de euros y, a lo largo de este año, quiere superar los 1.600 millones.
Hace unos días ya anunció que iba de lleno a por este mercado para conseguir ingresos recurrentes durante 20 o 30 años. “Lo principal es aportar, a clientes y no clientes que estén pensando en comprar una casa, una valoración detallada previa a la toma de la decisión. Si luego firman la hipoteca con nosotros, mejor que mejor”, aseguró a mediados de enero Adriano de la Rubia, director de Contenidos Digitales de Bankia, al presentar la herramienta online para calcular el precio de cualquier vivienda.
Más dividendo (... también para el Estado)
Bankia recuperó el dividendo gracias a los resultados de 2014. Ahora, con los de 2016, vuelve a hacer gala de su fortaleza de capital a pesar de que su beneficio haya dado un sustancial paso atrás. Este año lo incrementa un 5%, hasta 317 millones de euros, el equivalente a 2,756 euros por acción. Lo que es lo mismo, abonará a sus accionistas el 39,5% del beneficio. Hace un año, pese a la mayor rentabilidad del banco, el dividendo fue menos relevante. No alcanzó el 27% del resultado atribuido.
Goirigolzarri aseguró que, desde 2014, la entidad ha entregado a sus accionistas 820 millones de euros gracias al dividendo. De ellos, 530 millones han ido a parar al Estado. Con esta cantidad, la devolución de las ayudas públicas asciende a 1.800 millones. La factura que aún debe aún ronda los 20.000 millones. Si se cumplen sus objetivos, Bankia seguirá en esta línea de retribución vía dividendo.
La privatización está más cerca
Bankia va devolviendo ayudas al Estado pero el objetivo final es que vuelva a ser privada. “Tener una fuerte posición de solvencia es clave también para la privatización, que no depende de nosotros”, argumentó Goirigolzarri. “Esperamos que el accionista encuentre alguna ventana, para mí sería una buena noticia”, añadió.
Pero, para llegar a ese momento, todavía queda. Primero está pendiente decidir qué ocurre con BMN, la otra entidad participada por el Estado español (en este caso en un 100%). Esa decisión no corresponde a las entidades, sino al FROB. “No tengo ninguna novedad. El FROB ha trabajado en la elección de su segundo asesor. Tiene que hacer su trabajo y, mientras tanto, nosotros estamos a la espera. Tiene que tener un sentido industrial y financiero. Si el Frob toma la decisión, a partir de entonces pasaremos de la lógica industrial a la financiera por eso no hemos contratado a ningún asesor”, argumento.
Hasta entonces, a Bankia le toca conformarse con lo que hay. En palabras de su presidente: “esta es la carne que tenemos en el plato, que es bastante abundante”.