Por sus fábricas pasan buena parte de las ‘entrañas’ de los dispositivos móviles de los grandes fabricantes. Y ahora estará en manos del gigante tecnológico japonés Softbank. El grupo ARM es vendido por 29.000 millones de euros en lo que representa la primera operación corporativa con sello británico destacada tras el ‘brexit’.
Estas son las cinco grandes claves de una adquisición histórica.
1. ¿Quién es ARM?
ARM Holding es una multinacional que se dedica a la fabricación de procesadores y al desarrollo de software. Tiene sede en Cambridge y fue fundada en 1990. Cuenta con una plantilla de algo más de 4.000 empleados. Durante el año 2015 sumó unos ingresos de 1.300 millones de euros y unos beneficios netos de 476 millones de euros, según sus propias cuentas.
La compañía tiene entre sus clientes a los grandes del mundo móvil (Apple, Samsung, Huawei) y a otros como Qualcomm.
2. ¿En qué consiste la operación?
Softbank pagará 29.000 millones de euros para hacerse con el 100% del holding. El pago se hará, principalmente, en efectivo. Una parte de ella será a través de deuda. Representa una prima del 43% respecto al precio cerrado del pasado viernes.
La compañía japonesa mantendrá el equipo directivo, la marca y el modelo de negocio de la empresa, junto con su base de operaciones en Cambridge. Se compromete a duplicar la plantilla en los próximos cinco años e incrementar el número de empleados fuera del Reino Unido.
3. ¿Por qué pagar 29.000 millones?
Esta adquisición es la mayor que ha tenido lugar en la historia del sector tecnológico europeo. Se trata de 29.000 millones de euros (24.300 millones de libras esterlinas) pagados en efectivo por la compañía japonesa. Se trata de abonar 22 veces las ventas logradas en 2015 y 47 veces el Ebitda (beneficio antes de impuestos, depreciaciones y amortizaciones).
La duda está en por qué Softbank paga esta importante cantidad de dinero por la compañía. Como asegura el medio especializado Recode, todo hoy es una computadora y ARM se ha convertido “en uno de los grandes ganadores de la revolución móvil”. De esta manera se asegura una porción importante del pastel de la computación móvil y un lugar destacado en el próximo paso: los dispositivos conectados en el hogar (Internet de las cosas).
“ARM está creciendo diez veces por encima de la industria de los semiconductores y es, cada vez más, el pegamento que une a las fuerzas disruptivas de todo el mundo digital, no sólo los smartphones de 700 dólares”, apunta un analista a Bloomberg.
4. La primera gran operación tras el ‘brexit’
La compra de Softbank es la primera gran adquisición corporativa desde que los británicos votaran mayoritariamente ‘sí’ en el referéndum sobre la salida del país de la Unión Europea.
El Ejecutivo del país es consciente de la incertidumbre que puede generar este proceso en el lado del negocio. Hace un par de semanas plantearon la posibilidad de rebajar al 15% el Impuesto de Sociedades para evitar la fuga de multinacionales a Irlanda. Hoy, el ministro de Hacienda británico ha resaltado en Twitter esta operación como un voto de confianza en el negocio del Reino Unido. “Reino Unido está abierto para el negocio”, ha resaltado.
5. Nueva adquisición para el portafolio del gigante japonés
Esta adquisición se convierte en un punto de inflexión para la estrategia corporativa de Softbank. Para su ejecución ha necesitado llevar a cabo numerosas desinversiones en los últimos meses en su portfolio.
En concreto, vendió el 84% del gigante de juegos móviles finlandés Supercell (autor del juego Clash of Clans) por 8.600 millones de dólares y redujo en un 4,2% su participación en Alibaba con lo que prevé captar 7.900 millones de dólares.
El gigante suma inversiones en tecnológicas como Didi (rival chino de Uber). En españolas tiene presencia en Cabify, tras la última ronda de 100 millones de euros, y en Beabloo, tras una inyección de 10 millones de euros.
Esta adquisición, la más importante que ha llevado a cabo el grupo en su historia, llega justo después del terremoto vivido en su cúpula. En junio, su presidente, Nikesh Arora, presentó su dimisión tras recibir una fuerte presión de los inversores por su gestión y por el posible conflicto de intereses al asumir un papel como asesor en la firma de capital privado Silver Lake.