Explorar en busca del nuevo oro, pero siempre más allá de las fronteras españolas. Es el patrón que se ha seguido por BBVA en los dos últimos años y medio. Para ello, crearon un fondo de inversión -recién liquidado y traspasado a una gestora independiente llamada Propel VC- fuera para experimentar con nuevas compañías innovadoras en el sector financiero. ¿Qué papel ha jugado en nuestro país?
“En España hay poco fintech desarrollado hasta el punto de tener una relación mayor… No hay más misterio”. Estas eran las palabras del director del Centro de Innovación de la entidad, Gustavo Vinacua, durante el Fintech Summit, un evento organizado por Startupxplore en el Google Campus Madrid.
Este pasado mes de febrero, la entidad anunciaba su intención de redoblar sus esfuerzos para inversión en ‘startups’ tecnológicas del sector financiero, después de que haya tenido más sombras que luces con BBVA Ventures, filial que acaba de finiquitar su andadura por problemas regulatorios en EEUU.
El banco que preside Francisco González ha tenido que traspasar su cartera de 'startups' y al equipo gestor que encabezan Jay Reinemann y Thomas Whiteaker. No obstante, de la hornada de inversiones iniciales se han caída algunas. Por ejemplo, Sumup ya no aparece como invertida por el fondo del banco.
BBVA prevé destinar 150 millones de dólares (135 millones de euros al cambio) extra que se suman a los otros 100 con los que arrancó dos años y medio antes en Estados Unidos. Los invertirán a través de Propel, que está planeando su aterrizaje en Londres como su segunda sede además de San Francisco.
¿Acercamiento a España?
Se trata de un acercamiento geográfico al mercado español. ¿Significará algo más? Por las palabras de uno de sus responsables de Innovación no hay que albergar muchas esperanzas. Para Vinacua, existen aún escasas experiencias empresariales con cierto desarrollo en el sector como para planteárselo. “Creo que eso sí lo encuentras en otros entornos como Estados Unidos o Reino Unido”, admitió.
Todo ello pese a la visión más optimista desde el departamento de fusiones y adquisiciones (M&A) Digital de BBVA, cuyo responsable afirmaba a este periódico en noviembre que están pasando "cosas muy interesantes y muy rápidamente en el país".
En esta explosión de compañías que tratan de atacar a negocios ‘verticales’ de la banca como medios de pago o transferencias la adquisición es una manera de incorporar esa innovación. “Es una mezcla; sí miramos mucho en el exterior pero también intentamos hacer cosas desde la casa… Es un ejercicio de compensar cosas que sabes que puedes hacer con otras que no lo haces del todo bien”, apuntó el directivo.
Miramos mucho en el exterior pero también intentamos hacer cosas desde la casa
Por ahora, la forma de proceder de la entidad presidida por Francisco González ha sido la inversión a través de su fondo. Lo ha hecho en un total de 13 compañías. De ellas, 12 estaban ubicadas en Estados Unidas y tan sólo una, SumUp (dedicada a los pagos móviles) tenía su radio de acción en Europa, entre Reino Unido y Alemania. Con la reorganización de su área de capital riesgo, el banco no ha especificado si mantiene su presencia en todas ellas.
La lenta regulación, como losa
Entre los factores para esa falta de madurez de los proyectos a la que aludía Vinacua despunta uno: la lenta regulación de la actividad de estas nuevas compañías. “No vemos a un regulador queriendo poner en marcha un proyecto… El problema es lo que no hace, no lo que hace”, explicaba el fundador de Comunitae, Arturo Cervera, durante una de las mesas redondas del evento celebrado en el campus de Google.
“El supervisor preferiría que el fintech no existiera”, advertía María Gracia Rubio, abogada experta en este sector del bufete RdC Abogados. Para ella, existen “lagunas” para las que no hay reglas en un entorno en el que es necesaria la autorización de un supervisor que “en el mejor de los casos es muy cauteloso y, en el peor, es abiertamente hostil”.
Tanto el Banco de España como la CNMV se enfrentan al ‘fintech’ como una fuente de riesgo y no tanto como una oportunidad
Para Xavier Foz, del bufete Roca Junyent, el problema radica en el planteamiento de base: “Tanto el Banco de España como la CNMV se enfrentan al fintech como una fuente de riesgo y no tanto como una oportunidad”. Según él, la clave está en encontrar el mejor equilibrio entre la protección del inversor y el desarrollo del sector y de los nuevos proyectos empresariales.
El otro ingrediente que contribuye a este lento crecimiento del sector, que lo hace aún poco atractivo para los grandes bancos, tiene que ver con algo fundamental en el sector financiero: la confianza. Sobre este factor se refería Cervera durante el debate. “Las startups [en España] estamos aun construyendo esa confianza”, admitía. “Cuando las compañías la ganen, su velocidad va a ser insuperable frente a la de una banca que ahora está trabajando por ser digital”, apuntaba. Pese a ello, hoy por hoy muchas de estas empresas son utilizadas más “como alternativa” a los servicios tradicionales, que como proveedor principal.
¿Google y Facebook como bancos?
En este escenario de pequeños luchando contracorriente por hacerse un hueco con un escenario repleto de grandes, sí existe un temor entre los bancos tradicionales: la potencial irrupción de los grandes de la tecnología como Google, Amazon, Facebook o Apple. Todos ellos han ido tanteando el sector con sistemas de pagos móviles, pequeñas transferencias entre particulares, etc.
¿Serán competencia directa? ¿Se convertirán en bancos como tal? La escasa rentabilidad (y la enorme dificultad) del negocio tradicional de la banca, basado en prestar y captar dinero, lo hace difícil. “Sí creo que se van a convertir en puerta de entrada del negocio bancario”, ha reconocido Gelis. Es decir, grandes compañías como intermediarias que acabarán derivando clientes. Se animen o no, esta espada de Damocles sigue sobre estas compañías: “Las empresas fintech pequeñas no van a ganar el 10% de cuota de mercado de un día para otro, pero estas compañías sí pueden hacer daño a la banca en muy poco tiempo”.