La inflación de la eurozona volvió a bajar ligeramente desde el 2,8% registrado en enero al 2,6% en febrero debido sobre todo a la caída del precio de la energía y se acerca así al objetivo del 2% que persigue el Banco Central Europeo (BCE). Hace un año, la tasa se situaba en el 8,5%.
En el conjunto de la Unión Europea, la inflación también se redujo en febrero hasta el 2,8% (tres décimas menos que en enero). En febrero de 2023, el nivel de precios estaba en el 9,9%.
Por su parte, la inflación subyacente -que excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco, los elementos más volátiles- también experimenta una bajada desde el 3,3% en enero al 3,1% en febrero. Este es un indicador estructural clave para la institución dirigida por Christine Lagarde a la hora de decidir sobre los tipos de interés.
En España, el Índice de Precios de Consumo Armonizado también cayó en febrero hasta el 2,9% (seis décimas menos que en enero), pero vuelve a situarse por encima de la media de la eurozona por quinto mes consecutivo, lo que implica una pérdida de competitividad.
Entre las grandes potencias de la eurozona, tanto Italia (0,8%) como Alemania (2,7%) tienen menos inflación que España, mientras que Francia (3,2%) está por encima.
Las tasas de inflación más bajas de la UE se registran precisamente en Letonia y Dinamarca (ambos 0,6%) y en Italia (0,8%). En el extremo contrario de la clasificación, los Estados miembros con mayor descontrol de precios son Rumanía (7,1%), Croacia (4,8%) y Estonia (4,4%). En comparación con enero, la inflación anual cayó en 20 Estados miembros, se mantuvo estable en 5 y subió en 2.
En febrero, la mayor contribución a la tasa de inflación interanual de la eurozona vino de los servicios (+1,73 puntos porcentuales), seguidos de alimentos, alcohol y tabaco (+0,79), productos industriales (+0,42) y energía (-0,36 puntos porcentuales).
Durante el fin de semana, diferentes miembros del Consejo de Gobierno del BCE (entre ellos el español Pablo Hérnandez de Cos o el finlandés Olli Rehn) han vuelto a señalar que el BCE podría empezar a bajar los tipos desde los máximos actuales del 4,5% en la reunión de junio.