Bruselas

Emmanuel Macron fue uno de los principales aliados de Pedro Sánchez en Bruselas durante esta legislatura. Pero a la hora de la verdad, el presidente francés se ha convertido en uno de los principales obstáculos que se interpone en el éxito del principal evento que había programado Sánchez para brillar durante la presidencia española del Consejo de la UE: la cumbre entre la Unión Europea y América Latina que comienza este lunes en Bruselas.

El presidente del Gobierno pretende aprovechar la cumbre para impulsar el acuerdo de libre comercio con Mercosur, pero París ni siquiera quiere hablar de ello. Macron bloquea este pacto para proteger a su industria cárnica y ha reclamado introducir nuevas garantías medioambientales. Unas exigencias que han enfurecido al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. "No tenemos ningún interés en acuerdos que nos condenan al eterno papel de exportadores de materias primas", denuncia Lula.

La pugna sobre Mercosur y las diferencias entre la UE y los latinoamericanos sobre la guerra de Ucrania amenazan con hacer naufragar la cita estrella para el candidato del PSOE, apenas cinco días antes de las elecciones del 23-J. Aunque al tratarse de una cumbre la presidencia la ostenta el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, Sánchez tendrá un papel protagonista en la inauguración y la clausura, así como en el foro empresarial UE-América Latina que se celebra este lunes. Un foro en el que intervienen grandes empresas españolas como Iberdrola, Acciona o Banco Santander.

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Tras un largo lapso de ocho años sin reuniones al máximo nivel, la cumbre entre la UE y América Latina se ha planteado como un "reencuentro", un intento de relanzar y modernizar la alianza entre los dos bloques, frenando al mismo tiempo la creciente influencia de China en la región. Pese a los avances de Pekín, la UE se mantiene como el principal inversor en los países de América Latina y el Caribe (693.000 millones de euros a finales de 2021) y uno de los mayores socios comerciales de la región.

En 2022, el comercio total de mercancías entre los 27 Estados miembros de la UE y América Latina y el Caribe representó 293.090 millones de euros, lo que corresponde al 4,8% del total de las importaciones de fuera de la UE y al 5,8% de las exportaciones comunitarias. Además, el comercio ha crecido rápidamente entre 2013 y 2022, con un aumento del 59% en el caso de las importaciones y del 37% en el de las exportaciones. Las relaciones comerciales son equilibradas en general, con un superávit relativamente pequeño de 5.000 millones de euros a favor de la UE.

Ursula von der Leyen y Lula da Silva, durante su reunión en Brasilia

En este contexto, Bruselas se ha marcado como prioridad modernizar los acuerdos comerciales que ya tiene con México y Chile, así como finalizar el pacto comercial que se alcanzó en junio de 2019 con Mercosur. El único bien encarrilado es el de Chile, pendiente sólo de firma, que garantiza a los europeos mayor acceso a materias primas y combustibles limpios críticos para la transición a la economía verde, como el litio, el cobre y el hidrógeno. Con México, Bruselas espera completar el trabajo antes de fin de año.

Pero la joya de la corona es el acuerdo con Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay), que costó 20 años de negociar y ha vuelto a encallar en su recta final. "Es difícil pensar que en la cumbre se vayan a cerrar todos los flecos, pero sí queremos dar un impulso importante para tratar de avanzar todo lo posible bajo presidencia española y, si se puede cerrar, mejor", explican fuentes gubernamentales.

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"Lo importante sobre Mercosur es que todos nos damos cuenta de que se ha puesto mucho trabajo en este acuerdo, la negociación ha durado dos décadas, y tenemos una ventana de oportunidad este año y estamos muy dispuestos a utilizarla", señalan en la Comisión Europea. Este es el mensaje que la presidenta, Ursula von der Leyen, trasladó durante su viaje a la región el mes pasado y que volverá a reiterar en su reunión bilateral con Lula este lunes.

"Estamos colaborando muy estrechamente con la Comisión Europea para tratar de culminar los tres acuerdos comerciales que están en marcha con América Latina: el de Chile, el de México y el de Mercosur", apuntó la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, tras la reunión de Ecofin del viernes.

"De hecho, la cumbre que se va a celebrar entre la UE y América Latina el lunes y el martes será una ocasión importante para ver cómo podemos seguir avanzando en un proceso que es muy beneficioso tanto para Europa como para América Latina y que España apoya decididamente, siendo además especialmente beneficioso para la economía española", sostiene Calviño.

En contraste, Macron considera que la cumbre UE-América Latina no es el foro adecuado para debatir este acuerdo porque Mercosur es un grupo mucho más restringido. "Nuestras condiciones son bien conocidas para tener en cuenta los imperativos en materia de medio ambiente y de sostenibilidad del acuerdo, así como los intereses de nuestros productores nacionales y más en general europeos", explican fuentes del palacio del Elíseo.

El presidente argentino, Alberto Fernández, saluda a Ursula von der Leyen durante su visita a Buenos Aires en junio Comisión Europea

"Es necesario que este acuerdo incluya lo que se denomina cláusulas espejo, es decir, que los productores de nuestros países socios estén sujetos a reglas similares a los de los productores franceses y europeos. No podemos pedir a nuestros productores nacionales y a los productores europeos cumplir criterios extremadamente elevados y no pedir los mismos criterios a los productores de nuestros socios si concluimos acuerdos comerciales", insisten en París.

Sin embargo, Bruselas asegura que el texto del acuerdo de 2019 no va a renegociarse. Lo que ha hecho el equipo de Von der Leyen es enviar a los países de Mercosur una propuesta de "instrumento adicional de sostenibilidad" (centrado en combatir la deforestación del Amazonas) y está a la espera de recibir una contraoferta. Sin embargo, el bloque latinoamericano fue incapaz de llegar a un acuerdo en la reunión que celebró la semana pasada en Argentina.

Allí, Lula da Silva volvió a tachar de "inaceptables" las nuevas exigencias medioambientales que plantea Bruselas. "Los socios estratégicos no negocian sobre la base de la desconfianza y bajo la amenaza de sanciones", se queja el presidente de Brasil. Con estas posiciones tan enconadas de Francia y Brasil, nadie en Bruselas confía en que la cumbre UE-América Latina sirva para desbloquear el acuerdo con Mercosur o para que Sánchez se anote una victoria.