Alemania endurece la exigencia de ajuste presupuestario en 2024 para España y el resto de socios europeos. Los ministros de Economía de los Veintisiete aprueban este viernes las recomendaciones de política económica para el año que viene dirigidas a todos los Estados miembros. Unas recomendaciones que incluyen objetivos numéricos en materia presupuestaria por primera vez en cuatro años, ya que en 2024 vuelve a aplicarse el Pacto de Estabilidad, suspendido desde el estallido de la pandemia en 2020.
La Comisión de Ursula von der Leyen había formulado estas recomendaciones presupuestarias basándose en su propuesta para relajar las reglas de disciplina fiscal de la UE. Una propuesta que consiste en planes de ajuste plurianales a medida de cada Estado miembro (negociados de forma bilateral entre Bruselas y las capitales) y que utiliza como único indicador de referencia el techo de gasto público.
Por ejemplo, la recomendación original del Ejecutivo comunitario para España exigía "garantizar una política fiscal prudente, en particular limitando el aumento nominal del gasto primario neto (excluyendo los intereses de la deuda y las prestaciones de paro cíclicas) financiado a nivel nacional en 2024 a un máximo del 2,6%".
Sólo rebuscando en la letra pequeña se podía comprobar que este techo de gasto equivale a un ajuste presupuestario de 9.300 millones de euros (el 0,7% del PIB), tal y como publicó este periódico.
España está entre los Estados miembros a los que la UE reclama un mayor esfuerzo fiscal debido a su elevada deuda pública, que le sitúa en una situación de alto riesgo en materia de sostenibilidad presupuestaria a medio plazo. Pese a ello, los funcionarios de la Comisión consultados insistían en que lo importante es cumplir el techo de gasto y no el ajuste estructural.
El plan de Alemania
Sin embargo, Alemania ha exigido endurecer esta formulación durante las negociaciones preparatorias del Ecofin, y lo ha conseguido en parte. El argumento de Berlín es que la reforma para relajar el Pacto de Estabilidad todavía no se ha aprobado (de hecho, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, trabaja para bloquearla), por lo que deben aplicarse las reglas de disciplina fiscal vigentes, mucho más exigentes.
"La inclusión en las recomendaciones de una referencia a la mejora anual en el déficit presupuestario estructural es importante, no sólo para nosotros, para reflejar adecuadamente la ley vigente", explican a EL ESPAÑOL-Invertia fuentes del ministerio de Finanzas alemán.
"El déficit estructural es un indicador clave en el brazo preventivo del Pacto de Estabilidad, que se centra en el objetivo presupuestario a medio plazo. La discusión sobre la reforma de las reglas fiscales europeos no hace que la ley actual sea menos aplicable.
Además, desde nuestra perspectiva el balance estructural sigue siendo una referencia adecuada", insisten las fuentes consultadas.
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El objetivo inicial de Berlín era añadir una frase en las recomendaciones de cada país para plasmar negro sobre blanco el ajuste fiscal exigido: entre un mínimo del 0,3% del PIB para los Estados miembros con menos déficit y deuda y un máximo del 0,7% para los más endeudados como España.
En el caso español, la recomendación final (tal y como apareció en varios borradores entre corchetes) hubiera quedado así: "Garantizar una política fiscal prudente, en particular limitando el aumento nominal del gasto primario neto financiado a nivel nacional en 2024 a un máximo del 2,6%, correspondiente a una mejora anual en el déficit estructural de al menos un 0,7% del PIB para 2024".
Falta de apoyos
Sin embargo, Alemania no ha logrado reunir suficientes apoyos en el Ecofin para imponer su visión. De hecho, sólo le apoyaban Austria y Dinamarca, según informan fuentes diplomáticas. La solución salomónica que se ha encontrado consiste en añadir esta referencia al ajuste estructural exigido no en el texto de la recomendación, sino en una nota a pie de página. El típico compromiso bruselense para que todos puedan clamar victoria.
Por lo demás, el ministro de Finanzas alemán se mantiene firme en su rechazo a las propuestas de Bruselas para relajar el Pacto de Estabilidad y niega que esté aislado en el Ecofin. De hecho, Alemania sostiene que hasta una decena de países (entre ellos Austria, Dinamarca, Países Bajos, Irlanda, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Luxemburgo o República Checa) apoyan parcial o totalmente sus tesis, lo que le permitiría bloquear la reforma.
La primera discusión a nivel político de las propuestas de Von der Leyen, que permitirá ver el reparto de fuerzas, tendrá lugar en el Ecofin del viernes. De momento, el trabajo a nivel técnico todavía no ha dado ningún resultado concreto. Los Estados miembros han presentado un centenar de preguntas a la Comisión que aún están pendientes de responder, así como 500 páginas de observaciones.
Alemania sigue reclamando objetivos numéricos comunes de reducción de la deuda: su propuesta es un recorte de al menos un 1% al año. En el extremo contrario, Francia, Italia o España se oponen por considerar que eso asfixiaría el crecimiento y significaría una vuelta a la era de la austeridad.
"Todavía no hay una zona de aterrizaje, una solución que convenza a todos", ha dicho Lindner en una entrevista al FT. Un bloqueo que complica enormemente la tarea de la presidencia española de la UE, cuyo objetivo es un acuerdo antes de fin de año.