Menor consumo, inversión y empleo. Y, por tanto, menor crecimiento de la economía. Este es el escenario que vislumbra el Banco de España en el caso de que la inflación, que en marzo rozó ya los dos dígitos, se mantenga elevada durante más tiempo del previsto.
Por el momento, el supervisor bancario prevé que la inflación se moderará "significativamente" desde finales de este año. De hecho, considera que alcanzará su pico en el tercer trimestre, tras lo cual bajará durante los siguientes cuatro trimestres y a partir de la segunda mitad de 2023 se estabilizará.
Sin embargo, también cree que el crecimiento de la economía española "está sometido a riesgos a la baja". Y dos son los elementos que esconden la clave para que se materialice este escenario, como revela el Banco de España en su Informe de Estabilidad Financiera correspondiente a esta primavera.
El primero sería que el conflicto bélico y las sanciones impuestas por la Unión Europea y otros países a Rusia se extendieran en el tiempo, algo que podría "hacer persistente el incremento de los precios de la energía, en particular del gas y del petróleo".
Esta circunstancia tendría consecuencias directas tanto para las familias como para el propio Estado. "Incidiría negativamente sobre la actividad de algunos de nuestros principales socios comerciales y, por tanto, sobre las exportaciones españolas", advierte el supervisor en su informe.
Efectos de "segunda ronda"
En segundo lugar, se encuentran los conocidos como "efectos de segunda ronda", sobre los que el Banco de España ya ha alertado en ocasiones previas.
Un escenario que se produciría en el caso de que las presiones sobre los costes que están sufriendo las empresas -principalmente a consecuencia de la inflación- se trasladaran a los precios finales y esto llevara a los trabajadores a requerir "mayores demandas salariales".
Este escenario desencadenaría "efectos de segunda ronda de una intensidad notable, lo que se traduciría en un repunte inflacionista más acusado y más prolongado que el anticipado hasta ahora", como alerta el Banco de España.
Un contexto que tendría tres consecuencias negativas íntimamente relacionadas, como resume el Banco de España: "Una mayor erosión de las rentas reales de los hogares, lo que acabaría lastrando su consumo y la demanda de inversión y de empleo de las empresas". Es decir, un escenario de menor crecimiento económico.
Riesgos a la baja y al alza
Y, más allá de una elevada inflación, el Banco de España considera que existen otros riesgos que podrían lastrar el crecimiento económico del país, como el surgimiento de nuevas variantes de Covid-19 más transmisibles, dañinas y resistentes a las vacunas, que darían lugar a nuevas olas de contagios.
En el lado positivo, el supervisor también observa riesgos al alza, como que la situación sanitaria mejorara más rápido de lo previsto y se impulsara el crecimiento económico debido a un aumento de la confianza de los agentes para consumir e invertir.