Vienen tiempos difíciles para los países con mayor deuda y entre ellos está España. El país ostenta el cuarto puesto entre las economías más endeudadas de la Unión Europea, por lo que se va a ver penalizado cuando el Banco Central Europeo (BCE) ponga fin a su programa de compras de activos y comience a subir los tipos de interés, algo que podría ocurrir ya en julio. A la espera de que esto suceda, el Tesoro está acelerando sus emisiones y ya ha colocado el 40% previsto para todo 2022 en apenas cuatro meses.
A fecha de hoy, el Tesoro ha emitido este año 94.172 millones de euros, lo que supone un 40% de la emisión bruta total prevista para 2022, que asciende a 237.498 millones de euros, según explican a este periódico fuentes del Tesoro.
A estas alturas de año, en 2021 se había emitido un 6% menos, lo que denota una cierta aceleración en las emisiones de este ejercicio. Hasta el momento, el Tesoro ha acudido ocho veces al mercado para colocar bonos y obligaciones y otras ocho con letras. Y el coste medio de la deuda en circulación se sitúa en el 1,55%, lo que supone un nuevo mínimo histórico al situarse por debajo del 1,64% registrado al cierre de 2021, explican las mismas fuentes.
Esta bajada del precio se produce al irse sustituyendo la deuda antigua, que tiene los tipos de interés más elevados, por la nueva, que tiene mejores precios para el emisor. La vida media de la cartera es de algo más de ocho años, algo que, según el Tesoro, permite anclar durante un tiempo las buenas condiciones de financiación de los últimos años. Es decir, el efecto del cambio de la política monetaria del BCE no se notará de forma brusca en un primer momento, sino que el aumento del coste del servicio de la deuda será progresivo.
Con todo, en las últimas emisiones el Tesoro ha ido pagando intereses cada vez mayores. Como ejemplo, en la del pasado jueves, los bonos a tres años colocados por un importe de 2.381,12 millones -emisión que se cerró con sobredemanda- el interés se situó en el 0,863%, es decir, muy por encima del 0,349% que se ofreció en la subasta anterior.
Entre los más endeudados
Desde que llegó la Covid la deuda se ha convertido en un recurso clave para financiar el ingente esfuerzo que ha tenido que hacer el Estado para financiar los planes de emergencia, como el plan de choque de la pandemia -que incluía los ERTE, 140.000 millones en avales de los créditos ICO y ayudas directas- o el de respuesta al impacto de la guerra en Ucrania -bonificación al combustible, extensión de rebajas de impuestos de la luz, ayudas sectoriales y más créditos ICO-.
En el marco de este esfuerzo, que ha dado lugar a récord de emisiones, la deuda pública española ha pasado de representar el 98,3% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2019 al 120% en 2020 y el 118,4% el año pasado, cifra que equivale a 1,4 billones de euros y supone duplicar el límite del 60% que fija el Pacto de Estabilidad.
Así lo reflejan los últimos datos de Eurostat, conocidos el viernes. De acuerdo con ellos, España se coloca como el cuarto país más endeudado de la Unión Europea y solamente le superan Grecia (193,3%), Italia (150,8%) y Portugal (127,4%).
También el Banco de España actualizó este viernes sus datos sobre la deuda del conjunto de las Administraciones públicas y confirmó que en febrero esta repuntó hasta marcar otro máximo histórico.
Una posición que pone las cosas complicadas para la economía española ahora que la subida de los tipos de interés en la zona euro es inminente. Tanto que desde el propio Banco Central Europeo (BCE) ya contemplan que pueda producirse este mismo verano.
"Para la primera subida de tipos tendremos que ver nuestras proyecciones (económicas), los diferentes escenarios. Pero, desde la perspectiva de hoy, julio es posible y septiembre, o más tarde, también es posible. Examinaremos los datos y solo después decidiremos", afirmó el jueves Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, en una entrevista concedida a Bloomberg. Una subida de tipos que llegará necesariamente tras el fin del programa extraordinario de compra de deuda pública que el BCE puso en marcha tras la llegada de la Covid, llamado Pandemic emergency purchase programme (PEPP).
Red de seguridad
Este programa ha actuado como una red de seguridad que ha permitido a España colocar sus emisiones a buenos precios durante meses, hasta tal punto que en diciembre de 2020 llegó a cobrar a los inversores por el bono a 10 años por primera vez en la historia.
En el marco de este programa extraordinario (es decir, sin tener en cuenta las compras habituales de activos), hasta marzo el BCE había adquirido unos 189.664 millones en deuda pública española (el 11% del total de compras de todos los países). Solamente entre febrero y marzo de este año la compra fue de 8.040 millones.
Con todo, otros países se sitúan muy por delante, como Alemania (408.941 millones), Francia (302.287 millones) o Italia (281.026 millones), de acuerdo con los registros del supervisor bancario de la zona euro.
No será hasta el próximo 9 de junio cuando, tras una reunión del Consejo de Gobierno -que se celebrará en Países Bajos y no en Alemania, según se refleja en la agenda del instituto emisor-, se conozcan los siguientes pasos del BCE hacia la normalización monetaria tras más de seis años de tipos negativos.
El Gobierno español deberá estar muy atento a estos movimientos, si bien antes de que llegue ese momento habrá acudido al mercado en tres ocasiones más para colocar bonos y obligaciones (y otras tres para letras). Habrá que ver si consigue mantener el interés actual de los inversores pese a las perspectivas de subidas de tipos.