Se acaban las vacaciones y llega la vuelta a la realidad. Toca pagar la gasolina de los viajes, la compra para llenar la nevera tras unas semanas fuera de casa, el recibo de la luz, el del agua, la compra de los libros de texto, el alquiler de la casa o la hipoteca… Y así una larga lista de costes fijos que todas las familias tienen en mayor o menor medida y que este año va a costar pagar un poco más que en ejercicios anteriores.
La subida de los precios, la famosa inflación, sigue al alza. A falta de conocer el dato de agosto, el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejaba cómo el IPC cerraba el mes de julio con un alza del 2,9% en tasa interanual. Un avance que viene impulsado, especialmente, por el incremento de los alimentos sin elaboración y el epígrafe denominado como servicios Covid-19, que aumenta un 6,8%.
Muestra de este incremento de precios es que si se analizan los distintos componentes que estudia el INE para elaborar los datos de IPC, se puede comprobar cómo algunos productos esenciales de la cesta de la compra se están incrementando de forma notoria. Así por ejemplo el aceite suma en lo que va de año un 20%; la carne de ave un 3%, las patatas un 2,3% o la fruta fresca algo más del 4,2%.
Lo mismo pasa con la que ha sido la comidilla del verano: la factura de la luz. El epígrafe de calefacción, alumbrado y distribución de agua acumula hasta julio un alza del 14,4%. A buen seguro que este mes de agosto vuelve a subir algo más, teniendo en cuenta que la luz lleva marcando máximos históricos semana tras semana.
Tampoco la gasolina acompaña. El litro de 95 está un 6,6% más alto que hace dos años, y el gasóleo A acumula un aumento del 8,2%.
¿A qué responde este aumento de precios? Básicamente a tres factores: el primero, a que el crudo ha recuperado niveles prepandémicos tras caer en 2020 a precios históricamente bajos. El segundo, a que la recuperación económica ha obligado a un consumo mayor de energía y materias primas por parte de las industrias mundiales; y el tercero, la ingente cantidad de masa monetaria que hay ahora mismo en el mercado gracias a la intervención de los bancos centrales.
Muestra de ello es que el fenómeno de la inflación no es algo exclusivo de España. Alemania, por ejemplo, ha vivido su mayor incremento de la inflación en los últimos 40 años y está ya en el 3,8%. En Francia está en el 1,2%, mientras que en los Estados Unidos está en el 5,4%. Todas ellas en términos interanuales.
Esta situación, explica el economista y colaborador de Invertia, Daniel Lacalle, es preocupante. “El aumento de precios tiene elementos estructurales”, ya que no afecta sólo a elementos en los que hay escasez, también lo hace a productos en los que hay oferta suficiente para atender la demanda como las frutas, algunos alimentos o el azúcar.
Por tanto, ese incremento de la inflación lo único que va a hacer es “empobrecer a la clase media, ya que estamos hablando de algo acumulativo”. Es decir, si hoy un alimento sube un 10%, aunque mañana baje un 2%, sigue acumulando un 8% de aumento respecto a su precio original.
Para Lacalle asistimos a un período en el que “se van a empeorar las condiciones de vida de los ciudadanos, porque la inflación empobrece a las clases medias y bajas mientras que fortalece a las ricas”.
No piensa lo mismo José Carlos Díez, profesor de la Universidad de Alcalá, para quien estamos ante algo estrictamente transitorio. “Es muy complicado que en Europa haya una espiral inflacionista por las tasas de paro, los problemas demográficos”, explica. Basta con mirar lo que está ocurriendo con la inflación subyacente (que excluye los alimentos y la energía), y que se sitúa en el 0,6%.
El caso de China
Para el economista estamos ante “un proceso de normalización de los precios”, y si se compara la situación entre el 2021 y el 2019 están muy similares. Por tanto, a su juicio, en los próximos meses los precios tenderán a moderarse.
Según Díez el principal causante del aumento de precios ha sido la elevada demanda china con la reactivación de todas sus fábricas. Sin embargo, “ya empieza a moderarse y es de esperar que en un semestre vuelva a normalizarse”. Prueba de ello, explica, es que “los datos de consumo e inversión chino ya empiezan a crecer a un menor ritmo de lo que venían haciéndolo en los meses precedentes”.
Veremos qué sucede en las próximas semanas, pero lo que parece claro es que -por el momento- los precios suben y los españoles tendrán que asumir un mayor gasto en su día a día.