¿Teletrabajo en la playa? Los sindicatos lo apoyan, pero CEOE reclama la vuelta a la oficina con 'seriedad'
Garamendi pone sobre la mesa 'readaptar' el teletrabajo tras 15 meses marcados por la pandemia de Covid.
1 julio, 2021 02:09Noticias relacionadas
Sin que nadie lo esperara, en marzo de 2020, la Covid-19 puso en marcha de manera repentina el mayor experimento de teletrabajo total en España. Quince meses después, no hay uniformidad en el grado de vuelta a las oficinas. Sin que se haya pasado página de la crisis sanitaria, el teletrabajo -en distintos grados- sigue estando muy extendido en los sectores que lo han podido aprovechar para no detener su actividad en pandemia.
El próximo septiembre, cuando arranque el nuevo curso, más del 70% de los españoles estará ya inmunizado frente al virus. Para entonces, la CEOE quiere que los trabajadores vuelvan a las oficinas si se dan las condiciones sanitarias para ello, según advirtió este miércoles su presidente, Antonio Garamendi, en un foro organizado por el Club Diálogos para la Democracia.
"Las empresas quieren trabajo presencial. Lo digo muy claro", afirmó con contundencia el representante de los empresarios.
La patronal española considera que ha llegado la hora de "readaptar el teletrabajo" en un momento en el que fuentes sindicales daban ya por regulada esa materia. No obstante, en el mundo sindical comparten la idea de que si se dan las condiciones adecuadas para garantizar la salud de los trabajadores, avanzar hacia un modelo más híbrido sería adecuado.
"El teletrabajo era algo que venía para quedarse y ahora se orientará. En el futuro, ese trabajo no será ni tan poco como antes, ni tanto como ahora. Queremos vernos, queremos abrazarnos", explicó Garamendi.
Como grandes ventajas del trabajo presencial, el líder de la CEOE señaló su capacidad de integrar a los jóvenes en la cultura de las empresas y de garantizar la "seriedad" del trabajador.
Se trata de una concepción del puesto de trabajo presencial en la que empresarios y sindicatos están alejados a pesar de que ambos pactaron con el Gobierno la nueva ley de teletrabajo en 2020, que el líder de la CEOE puso como ejemplo de los logros del diálogo social.
Garamendi ilustró la situación con un teletrabajador al que le llama su empresa y dice que está conectado "desde Sevilla o desde la playa". Un ejemplo, que plantea una pregunta: ¿Es necesario teletrabajar a una distancia concreta de la oficina?
Los sindicatos discrepan de la patronal en este concepto de "seriedad" vinculado a la ubicación del empleado.
"Ya hay una normativa, la Ley del Teletrabajo, que regula el trabajo a distancia, así como muchos convenios que lo han incorporado. Además, hay gran cantidad de herramientas para controlar el teletrabajo que en muchos casos, son mucho más eficaces que las medidas de control para el trabajo presencial", señalan desde CCOO.
En este sentido, este sindicato considera que el foco debe ponerse en el desempeño del trabajo más que en la ubicación del trabajador que se conecta en remoto. Y recuerdan que ya hay muchas empresas que cuentan con un marco regulado con sus empleados sobre teletrabajo.
Retraso español
Aunque en España se hablaba desde hace años del trabajo en remoto, lo cierto es que la cultura empresarial del país -con un componente importante de presencialismo- había retrasado su implementación. En países como Dinamarca, Suecia, Holanda, Reino Unido o Francia existen porcentajes de trabajo a distancia muy superiores a los de España desde hace ya muchos años. Y, curiosamente, son países con mayor productividad.
Con este pasado, en el contexto de la pandemia, ha sido común escuchar en el mundo de la empresa que la única cosa buena que va a dejar la Covid-19 será el descubrimiento del teletrabajo. Pero esa afirmación siempre viene con la puntualización de que sea bajo un modelo híbrido, que permita también tener contacto entre los empleados, tanto entre compañeros, como con la dirección.
Ventajas e inconvenientes
Un estudio reciente publicado por Parangon Partners con los datos aportados por más de 2.300 consejeros delegados y primeros ejecutivos de las principales empresas del país concluye que "en la economía española, es posible realizar mucho trabajo a distancia. No solo durante la pandemia, sino en cualquier momento”.
Sin embargo, el documento que firman los economistas Antonio Núñez y José Ramón Pin revela cómo desde las organizaciones se detectan muchas ventajas, pero también algunas desventajas a la hora de hacer realidad el teletrabajo total.
Entre las ventajas se destaca que al suprimir la limitación geográfica, las empresas encuentran una mayor oferta de talento potencial.
También se señala el ahorro de costes en metros cuadrados de oficina y plazas de aparcamiento, el posible aumento de la productividad del empleado derivado de la mayor autonomía y menores interrupciones en sus labores o la capacidad de ampliar el horario de operaciones de una empresa. Esto además del menor impacto en la huella de carbono, un punto importante para la transición ecológica y para la responsabilidad social de las empresas.
Por último, el estudio también se hace eco de la ventaja que supone esta opción para los empleados por la posibilidad de personalizar su configuración del trabajo.
Pero, en el otro lado, el informe señala desventajas vinculadas a la falta de interacción personal. Entre ellas, figuran la ausencia de networking para los empleados, la posibilidad de que el trabajador en remoto se sienta aislado, excluido o desconectado del equipo o el mayor esfuerzo que requiere la comunicación.
También apunta a posibles dificultades para programar reuniones y coordinar proyectos, y en condicional plantea el hecho de que algunos empleados "podrían ser menos productivos". Un punto clave de este listado es la dificultad de construir "espíritu de equipo".
Este fue, precisamente, el argumento puesto sobre la mesa por Garamendi en su intervención en el foro de este miércoles para defender la vuelta a las oficinas.
"Hay grandes consultoras que contratan cada año a 500 o 600 personas jóvenes y este año, solo han trabajado desde casa con el ordenador. No saben lo que es la empresa, ni su espíritu", afirmó tras pedir "adaptabilidad" también a los trabajadores.
Sector público
El teletrabajo también ha llegado con vocación de permanencia al sector público. El principal sindicato de empleados públicos CSIF y la Administración General del Estado firmaron recientemente un acuerdo para teletrabajar tres días de la semana, pero siempre supeditado a que se garanticen los servicios presenciales a la ciudadanía.
Es un acuerdo que de forma potencial puede alcanzar a 230.395 personas que trabajan en distintos ministerios, organismos autónomos y agencias estatales, entre otros. Y, en todos los casos, será con carácter voluntario y reversible.
El presidente de la CEOE pidió mirar lo que está haciendo la Administración pública en materia de teletrabajo antes de valorar la situación de este modelo en las empresas.
"El mundo de la empresa privada ha hecho los deberes. Pero nos olvidamos de lo público. No sé dónde estamos en la empresa pública", afirmó, en referencia a la compra de ordenadores, los lugares de trabajo o los horarios.
Jornada de cuatro días
Dentro de los cambios en las relaciones laborales y la digitalización que ha acelerado la pandemia -quizás a una mayor velocidad de lo que empresas y trabajadores son capaces de digerir- se ha abierto un nuevo debate: el de la jornada laboral de cuatro días.
Este es un asunto en cuya regulación los sindicatos quieren avanzar en los próximos meses sin que la CEOE se niegue a ello, aunque su presidente ya ha advertido que si se habla de menos horas de trabajo, también habrá que remunerar menos.
En esta línea, el camino abierto por Telefónica con un acuerdo para que sus trabajadores puedan acogerse a ese modelo laboral, es un precedente que servirá de base a muchas empresas en los próximos meses.
En el mundo sindical, se sorprenden por el hecho de que, ante un escenario de relaciones laborales en el que se plantean este tipo de avances, los empresarios sigan poniendo el foco en un férreo control a sus trabajadores. La patronal, por su parte, considera importante la formalidad.