El miedo a la inflación ha vuelto al mismo tiempo que se acelera la recuperación tras la crisis sin precedentes de la Covid-19. En Estados Unidos, el nivel de precios subió un 5% en mayo, el mayor ritmo en 13 años. Un incremento que ha obligado a la Reserva Federal a mover ficha: acaba de avisar de que la primera subida de tipos de interés llegará en 2023, antes de lo previsto, tras un largo periodo de estímulos monetarios.
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, minimiza los riesgos de que la inflación de Estados Unidos se contagie a la eurozona. El nivel de precios en la eurozona subió en mayo hasta el 2%, superando el objetivo del BCE por primera vez desde 2018. Pero Lagarde insiste en que se trata de un incremento temporal debido a factores extraordinarios y que la inflación volverá a bajar en 2022. La eurozona todavía necesita la respiración asistida de Fráncfort para consolidar la recuperación.
Este es el mensaje que Lagarde ha vuelto a repetir durante su comparecencia este lunes ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara. "Estados Unidos y Europa están claramente en situaciones diferentes por lo que se refiere al ciclo (económico), la inflación y las expectativas de inflación", sostiene la presidenta del BCE.
"En la zona euro, ahora tenemos un nivel de inflación alto, pero es temporal, de carácter técnico y debido a factores puntuales que gradualmente desaparecerán a principios de 2022", ha alegado Lagarde. "En el frente de la inflación, no creo que podamos comparar la situación de Estados Unidos con la de Europa", ha insistido.
Según los cálculos del BCE, el plan de estímulo aprobado por Estados Unidos tendrá un impacto notable en la eurozona, tanto en términos de crecimiento como de inflación. Gracias a las medidas adoptadas por la administración de Joe Biden, el PIB de la eurozona crecerá 0,3 puntos más de aquí a 2023, mientras que el nivel de precios subirá un 0,15% de forma acumulada. También las autoridades norteamericanas creen que la subida de la inflación es un fenómeno temporal.
"Tenemos que estar muy atentos y todos estamos vigilando las previsiones de inflación", ha dicho Lagarde. El BCE controlará en general las negociaciones salariales, pero de momento no ha detectado ningún motivo de preocupación.
"Estamos preparados para ver más allá del actual periodo (de alta inflación), creemos que es temporal y transitorio, creemos que el impacto de Estados Unidos será limitado y lo hemos tenido en cuenta en nuestras proyecciones", asegura la presidenta.
En su comparecencia en la Eurocámara, Lagarde ha destacado que "las perspectivas para la economía están mejorando a medida que mejora la situación de la pandemia, avanzan las campañas de vacunación y comienza a aumentar la confianza".
"Esperamos que la actividad económica se acelere a partir de este trimestre gracias al apoyo del estímulo fiscal y monetario y a un vigoroso repunte de la actividad en el sector servicios, que ha sido el más afectado por la pandemia y las medidas de contención asociadas", sostiene Lagarde.
"Los riesgos que rodean las perspectivas de crecimiento se han equilibrado. En el lado negativo, la propagación de mutaciones del virus sigue siendo una fuente de riesgo. En el lado positivo, una mejora de las perspectivas de la demanda mundial y un aumento más rápido de lo previsto en el gasto de los consumidores podrían resultar en una recuperación aún más fuerte", ha dicho la presidenta del BCE.
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