Emilio Ontiveros (Ciudad Real, 1948) es fundador y presidente de Afi y de Afi Escuelas de Finanzas. Es catedrático Emérito de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid, de la que fue vicerrector durante cuatro años.
Es autor de varios libros, el último de ellos Excesos. Amenazas a la prosperidad global (Planeta, 2019) y fue miembro del consejo editorial del Grupo Prisa. Además, ha recibido distintos reconocimientos, entre ellos, el Premio Círculo de Empresarios a la investigación económica. En un momento crítico para España pide consenso político para superar una crisis que, en su opinión, será peor para las empresas de lo que fue la Gran Depresión.
Habrá nuevos confinamientos, ¿qué impacto tendrá a nivel social y económico teniendo en cuenta la inseguridad que genera entre la ciudadanía está situación sanitaria y política?
La palabra clave es inseguridad, la incertidumbre. Desde hace mes y medio o dos meses, ya estamos viendo como esa inseguridad está condicionando las conductas, los comportamientos de los agentes económicos, de las empresas y de los consumidores. Estamos viendo cómo la inversión privada está agarrotada por la falta de disposición de un horizonte de certeza a medio plazo y también lo vemos en las decisiones de los consumidores. Es curioso que a pesar de la caída del nivel de renta de las familias, haya aumentado la propensión al ahorro de forma muy significativa. Los depósitos bancarios están creciendo de forma muy importante.
Esa inseguridad por la enfermedad, por la pandemia es inmediata. Pero también hay otra por elementos internacionales: las tensiones geopolíticas, esa especie de Guerra Fría renovada entre China y EEUU o los problemas internos de EEUU. El hecho de que las elecciones estadounidenses de noviembre puedan quedar condicionadas por la no aceptación del resultado es algo que condiciona los flujos internacionales de capital, las decisiones de las empresas internacionales. En el mejor de los casos, introduce un compás de espera para las decisiones de aumento de inversión. Vamos a ver cuándo viene la vacuna, qué pasa con EEUU… La inseguridad es la palabra clave.
En noviembre se despejará una de esas incógnitas, nos quedarán otras como la vacuna o el 'brexit', ¿sería importante que España estuviera encaminada a resolver su encrucijada para captar esos flujos de dinero?
Absolutamente. No solo para recibir flujos de inversión internacionales, que es clave, sino para transmitir una sensación de normalidad en Bruselas y poder ir disponiendo de las entregas a cuenta de los 140.000 millones de euros. Son dos elementos interrelacionados.
Si España consiguiera la quietud política interna, la armonía política mínima y al mismo tiempo pudiera transmitir la impresión de que se van a hacer las cosas bien y que aunque se crezca menos, se va a crecer mejor, eso tendrá un efecto doble. Uno, en Bruselas, suavizaría la resolución de los expedientes que apliquen para los 140.000 millones; y dos, señalizará a la inversión extranjera. Del propio 'brexit' podríamos sacar partido de él porque España podría ser receptora de inversión extranjera como lo ha sido en los últimos años. A pesar de los pesares la inversión directa, no solo la de carteras, sino la que tiene un compromiso a medio plazo ha estado creciendo en España.
Sin embargo, no tenemos Presupuestos…
No solo no tenemos Presupuestos, sino que además somos el país que está transmitiendo al resto de Europa una mayor incapacidad de la clase política para anteponer los intereses de bienestar de los ciudadanos inmediatos, claros. No es solo tener un Presupuesto, también es señalizar. Claro que hay diferencias entre las fuerzas políticas pero no somos tan bobos para no tener claro que la prioridad es no perder esos 140.000 millones.
Claro que hay diferencias entre las fuerzas políticas pero no somos tan bobos para no tener claro que la prioridad es no perder esos 140.000 millones
¿Tendremos problemas con las ayudas de la UE por no tener a tiempo los Presupuestos de 2021?
En ninguna norma del Fondo de recuperación se dice que sea necesario tener unos Presupuestos. Pero qué duda cabe que la consideración de los proyectos españoles será muy distinta si hay un Presupuesto y hay un clima mínimo de entendimiento. Si, por ejemplo, llega un proyecto de energía basada en el hidrógeno de Castilla y León, la pregunta será: ¿lleva el consenso de las fuerzas políticas? De las que gobiernan hoy y mañana… Bruselas va a ver el grado de consenso, de respaldo amplio que tienen los proyectos de inversión. Ahí sería esencial que los cuatro o cinco partidos políticos se pusieran de acuerdo.
¿Cree que la crispación política nos está pasando factura?
Claramente, pero nos puede pasar más en la medida en que condicione la flexibilidad en la tramitación de los proyectos con cargo a los fondos europeos y la tranquilidad para los inversores extranjeros. España podría ser un destino de inversión directa extranjera. Pero las empresas multinacionales no tienen muy claro lo que va a pasar en este país en lo mínimo.
Las multinacionales no tienen muy claro lo que va a pasar en este país en lo mínimo
Un ejemplo de incertidumbre es lo que ocurre con los ERTE. ¿Comparte la visión de Calviño de que no hay que anestesiar el empleo o cree que sería bueno sostener la mayor parte posible de ese empleo?
Hay que tener un cuidado exquisito en los apoyos a partir de ahora. Lo que hemos hecho es contener el efecto inmediato en términos de empleo, pero es verdad las cautelas que pone Calviño: cuidado con utilizar el dinero público para prolongar de forma artificial la agonía de algunas empresas porque estaríamos utilizando mal un dinero público que se podría utilizar en fortalecer las habilidades de los parados en empresas condenadas.
Esta crisis es la más severa desde la Gran Depresión, pero en términos de empresas, es peor
Esta crisis es la más severa de la humanidad desde la Gran Depresión, pero en términos de empresas, es quizás peor. Hay muchas empresas que incluso si se les retirara un poco la financiación asistida desaparecerían. Hay que tener una mayor capacidad selectiva para asignar esos recursos para favorecer una inserción más eficaz en el mercado de trabajo de los parados. La tasa de mortalidad empresarial ha aumentado y me temo que tendrá que aumentar.
Ya tenemos políticas activas de empleo y parece que esos recursos no se aprovechan bien…
Es clave la evaluación de las políticas públicas y esta es una ocasión inmejorable para que las autoridades den un paso adelante para tener un órgano que evalúe la eficacia de las políticas públicas. Vamos a seguir necesitando recursos públicos para el sostenimiento de la actividad económica, de los excluidos... En la medida en que van a aumentar los recursos públicos es muy importante tener una evaluación.
¿Es aventurado decir que tendremos que recurrir al MEDE?
No deberíamos tener demasiados prejuicios en la recepción de las ayudas si son en condiciones razonables. Pero hay otros recursos antes: existe ya la posibilidad de disponer de forma anticipada de inversiones con cargo a la asignación del Next Generation. España ya está utilizando la ayuda específica para el mercado de trabajo, para los ERTE.
Hay recursos y lo que no hay es el agobio o presión por el cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Hay que quitarle hierro a conceptos que ya no tienen sentido, como el de rescate, sería una estupidez. Francia está tirando de todo tipo de ayudas, Italia ya no digamos.
Hay que quitarle hierro a conceptos que ya no tienen sentido, como el de rescate, sería una estupidez
Es muy importante centrarse en la disposición de un esquema de Presupuestos, con un esquema de medio plazo, para determinar qué tienen que hacer la economía española y las finanzas públicas en tres años. Convenir las cosas mínimas entre los dos grandes partidos y cuantos más mejor.
La prioridad del MEDE no es la de un rescate. En la crisis anterior, cuando se hablaba de ellos, el Tesoro pagaba por endeudarse a 10 años más del 7% y hoy paga 0,7 puntos porcentuales más que Alemania. ¿Puede el MEDE prestar más barato de lo que el Tesoro de España puede captar en los mercados? Difícil. Es muy importante que España es el segundo gran beneficiario del Next Generation. Deberíamos tener ya proyectos preparados, articular la cooperación público privada y decir que esto es una constante gobierne quien gobierne.
Deberíamos tener ya proyectos preparados, articular la cooperación público privada y decir que esto es una constante gobierne quien gobierne
Estamos a la cola de la recuperación de los países europeos...
Es verdad porque el daño que ha ejercido la crisis en España es muy diferencial. No es circunstancial sino que se notará durante al menos durante un par de ejercicios. Hay que tener en cuenta las razones por las que España sufre más: fue contagiada antes, junto a Italia; decidió un confinamiento tan estricto o más que el promedio; la estructura sectorial de la economía española concede un peso muy grande al sector turístico y a negocios de proximidad, como el transporte, donde la movilidad es necesaria.
El sector turístico va a seguir sufriendo porque está abocado a la reconversión. En 2019, fuimos el segundo país del mundo en generación de ingresos por turismo y este año ha habido una caída del 70%. El censo empresarial español está dominado por microempresas y la capacidad de resistencia ante vientos malos es muy baja en contraste con Alemania. Y luego la capacidad de maniobra que tenían las finanzas públicas era la peor, junto a la de Italia. El año pasado ya recibimos un aviso de Bruselas por el déficit.
Pero Italia tomó medidas similares y parece que está mejor…
Claramente porque también la gestión sanitaria ha sido menor. No quiero atribuirlo al grado de descentralización, pero la gestión del desconfinamiento no ha sido la mejor. Italia se ha tomado más en serio la desescalada.
¿Qué podemos hacer con el turismo?
Yo soy de los que no le hace ascos a tener un sector turístico potente. No soy de los que piensa que el turismo sea peor que la industria con chimeneas. Pero deberíamos tener un sector turístico menos vulnerable, menos basado en la ultrasensibilidad al precio. Somos capaces de poner en el mercado una oferta en sol y playa, pero también hay que diversificar hacia ese turismo que es atractivo para los orientales que no vienen aquí a tostarse en la playa. Van buscando cultura, historia o gastronomía de primer nivel y eso lo tenemos.
Deberíamos tener un sector turístico menos vulnerable, menos basado en la ultrasensibilidad al precio,
Hay que mejorar la calidad de oferta y que el gasto diario en España no sea de los más bajos. Prefiero que vengan muchos menos de los 83 millones de turistas, pero que venga un turismo que erosione menos el medioambiente y las infraestructuras y que valore más los atributos de este país. Un turismo que deje un gasto medio equivalente al de los japoneses o los chinos.
¿Qué opina de la situación de la Educación? ¿Debería servir esta crisis para abordar esta asignatura pendiente?
Absolutamente. Esa sería otra de las piezas básicas de lo que debería ser el mantra esencial de los próximos cinco años: modernizar España. Modernizar su economía, pero postergando la educación es un propósito imposible. Eso significa aumentar la eficiencia de la economía, la capacidad de crecimiento, la productividad… y no se consigue si no se dan dos cosas. La primera es la capacidad del capital humano para generar más valor y la calidad de las instituciones. Ambas cosas determinan esa nueva forma de capital social. El capital basado en la confianza, en la calidad de las instituciones, de la oferta de trabajo... Eso es lo que permite que esa inversión extranjera se vea atraída.