El Banco Central Europeo (BCE) considera que el fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros que acordaron en julio los líderes europeos para hacer frente a la crisis del Covid-19 "representa un hito importante en la integración de la política económica europea". Las ayudas de la UE supondrán un "apoyo fiscal importante" a los países más golpeados por la pandemia, como Italia o España, según un artículo publicado este miércoles.
El plan de la UE es realizar una emisión a gran escala de deuda conjunta por valor de 750.000 millones de euros. Un dinero que luego se distribuirá entre los Estados miembros en función del impacto del Covid-19. De esta cantidad, 390.000 millones son subvenciones a fondo perdido y el resto préstamos a devolver.
Por primera vez, el BCE ha calculado el beneficio neto de las subvenciones para cada Estado miembro. Es decir, la diferencia entre el importe de ayudas recibido y la cantidad que le tocará poner cuando se devuelva la deuda (que se determina en función de la población). No obstante, la deuda no empezará a reembolsarse hasta 2026 (y durante 30 años) y los Gobiernos todavía negocian que se haga con impuestos de la UE en vez de contribuciones nacionales.
Para España, el beneficio neto de las subvenciones comunitarias -es decir, una vez descontada la posible aportación para devolver la deuda- equivale al 3,4% del PIB de 2019, es decir, alrededor de 42.000 millones de euros, de acuerdo con los cálculos del BCE. En bruto, nuestro país recibirá 72.700 millones de euros en trasferencias, además de otros 67.300 millones en créditos a devolver.
"Grecia será el mayor beneficiario neto de las ayudas en relación con su PIB (en la eurozona), pero España e Italia, que se espera que estén entre los Estados más gravemente afectados tanto en términos de muertes como de impacto económico, recibirán también un apoyo fiscal considerable", destaca el artículo del BCE.
Mantener los estímulos fiscales
En el conjunto de la Unión Europea, el mayor apoyo financiero neto de las subvenciones anti-Covid se registrará en Croacia (con una aportación equivalente al 11,9% del PIB de 2019) y Rumanía (10,2%). Después de Grecia (8,7%), entre los beneficiarios netos están también Portugal (5,4%) o Italia (1,9%).
En el extremo contrarios, entre los grandes perdedores están los cuatro frugales -Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia- que se opusieron hasta el final a las subvenciones a fondo perdido para España y Portugal. Todos ellos tendrán que hacer una aportación superior al 2% de su PIB. Lo mismo ocurre con la Alemania de Angela Merkel, que sí apoyó desde el principio la ayuda.
La clave de reparto del fondo de reconstrucción -que aumentará la deuda de la UE en alrededor de 15 puntos porcentuales según el BCE- "garantiza un apoyo macroeconómico más fuerte para los países más vulnerables".
En todo caso, Fráncfort ve esencial que los Estados miembros mantengan las medidas nacionales de estímulo fiscal que han adoptado en respuesta a la crisis del coronavirus. Una retirada prematura contrarrestaría los efectos positivos de la ayuda de la UE. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento debe seguir suspendido durante el año 2021, sostiene el BCE.
Finalmente, la institución dirigida por Christine Lagarde sugiere que este fondo anti-Covid debería convertirse en un instrumento permanente para la eurozona. "Esta innovación, aunque es temporal, también podría implicar lecciones para la Unión Económica y Monetaria, que todavía carece de una capacidad presupuestaria permanente a nivel supranacional para la estabilización macroeconómica durante crisis profundas", sostiene el BCE.
Los Gobiernos de la UE deberían discutir esta posibilidad durante las negociaciones para reformar las reglas fiscales de la UE, que se lanzaron en febrero de 2020, pero que han sido retrasadas debido a la pandemia, concluye el Banco Central Europeo.