No hay recetas fáciles para salir de esta crisis y tarde o temprano, el Gobierno tendrá que tomar decisiones impopulares para equilibrar las cuentas públicas. El Banco de España ha presentado el Informe Anual 2019 en un entorno marcado por la debacle económica que ha provocado el covid-19.
Según sus estimaciones, si hace sacrificios, España tardará 10 años en poder reducir de nuevo la deuda pública que se derive de la financiación de esta crisis al nivel del 100% del PIB. Por ello, la "necesidad de sanear las finanzas públicas una vez superada la crisis" es uno de el primero de los retos que la institución ha incluido en el documento presentado este martes.
Con este telón de fondo, el gobernador, Pablo Hernández de Cos, ha subrayado que "la política fiscal tiene que actuar de forma contundente para salvar empleos y empresas, y evitar así enormes costes sociales y económicos a medio y largo plazo. Pero una vez superada, nos encontraremos con el mayor nivel de deuda pública en muchas décadas. Tendremos entonces que embarcarnos en reformas presupuestarias profundas que reduzcan el endeudamiento y den margen para afrontar posibles dificultades futuras”.
Sin recetas mágicas
Para establecer esa hoja de ruta, el director general del Estadística de la institución, Óscar Arce, ha recordado que "no hay recetas mágicas" y que este país tendrá que revisar su fiscalidad para recaudar más cuando el crecimiento vuelva a ser consistente y evaluar todas las opciones para financiar esta crisis, incluido el uso del MEDE.
Arce ha pedido dejar la "esquizofrenia" por la cual "nos quejamos de que faltan recursos europeos y cuando los hay, no queremos acudir a ellos". "Hay que hacer números y si aconsejan acudir al MEDE, ahí está", ha advertido.
Esos números consisten en evaluar las condiciones de financiación que ofrecen los inversores y los socios europeos, de manera que cuando las del fondo de rescate europeo sean mejores que la de los mercados financieros, se opte por este mecanismo que ha establecido una "condicionalidad limitada" a medidas para hacer frente a la pandemia.
Pero además, España tendrá que activar "un ambicioso programa de reconstrucción del margen fiscal plurianual que se enmarque dentro de una estrategia de crecimiento". Este país deberá recalibrar su cesta de impuestos "de forma gradual" para que la fiscalidad no dañe el crecimiento económico.
Esto pasa por elevar la presión sobre tributos indirectos, como el IVA o los impuestos medioambientales, en lugar de poner el foco en otras figuras que son más cómodas para el Gobierno desde el punto de vista electoral, como la 'tasa Google' o la 'tasa Tobin'.
Según ha recordado el director general de Estadística del Banco de España durante la presentación telemática del informe, "la capacidad de crecimiento de la economía española ya era modesta antes de la crisis" y "la evolución de la productividad ha sido mediocre en los últimos tiempos".
Hay que recordar que en las proyecciones que estaban vigentes a comienzos del año, el crecimiento del PIB español iba a estar "ligeramente" por encima del 1%. Sin embargo, esta crisis "va a provocar algún daño" en el tejido productivo español y va a disparar la deuda pública con lo que el país afrontará el futuro con más vulnerabilidades.
En el Informe Anual el organismo ha mantenido vigentes sus últimas y recientes previsiones de caída del PIB en el rango que oscila entre el 16% y el 21,8% en este trimestre. Reconoce que con la desescalada, la actividad económica se ha ido retomando, pero es complicado establecer proyecciones certeras en este momento sobre la recuperación.
Deuda pública
"Si no hacemos nada, en el mejor de los casos, en el escenario más favorable, la deuda pública permanecerá por encima del 110%. En escenarios menos favorables -los de la recuperación gradual-, la deuda seguirá creciendo a lo largo del tiempo", ha advertido Arce.
Sus estimaciones apuntan a que si España reduce en medio punto porcentual el déficit estructural, sería factible devolver la deuda al 100% en una década. Y si ese esfuerzo se acompaña de reformas estructurales, sería posible que la deuda pública se redujera de manera más rápida.
Consciente de que en 2021 no será posible abordar ese reto, el Banco de España demanda presentar "un programa plurianual de consolidación fiscal consistente, de acuerdo con los criterios del Pacto de estabilidad y crecimiento". Y para ello sería necesario un gran acuerdo político.
"Necesitamos una estrategia de crecimiento que sea integral, ambiciosa y sustentada en amplios consensos. Y debemos diseñar y poner en marcha esa estrategia con urgencia", ha reclamado una vez más Hernández de Cos.
"Ponemos de relieve que el ajuste fiscal que tendrá que hacer esta economía va a ser importante. Esto nos llevará a tocar varias palancas para reducir la deuda. Abogamos por pensar en un mix de ajuste de impuestos y gastos, que sea lo menos perjudicial de cara al crecimiento económico y es útil fijarnos en los países de nuestro entorno", ha explicado Arce.
España tiene una diferencia de 2.3 puntos con sus socios del euro en recaudación fiscal. Pero esta diferencia tiene que ver con los tipos generales del IVA -que en el caso español incluyen más categorías de bienes en el tipo reducido o superreducido que en otros países, lo que hace que "la potencia del impuesto se vea reducida".
Como muestra el gráfico, en Impuesto de Sociedades, que está en el punto de mira del Gobierno, hay un déficit más pequeño que en el IVA o los impuestos medioambientales.
Arce ha recalcado que "en ningún momento, hablamos de subir estos impuestos ahora mismo", ya que a corto plazo es imprescindible "mantener las medidas de apoyo a las rentas" que se han puesto en marcha para combatir esta crisis.
En este abanico de medidas figura el pago de los ERTE, el sustento de las rentas de colectivos como los trabajadores fijos discontinuos o el acceso a prestaciones de los trabajadores que quedaron sin empleo por el covid-19 y han podido acceder a subsidios sin tener los derechos adquiridos.
También ha pedido ampliar las líneas del ICO que han funcionado con éxito para financiar a las pymes en este momento crítico para la economía.
En ese sentido, Arce recuerda que "la respuesta con instrumentos fiscales es normal. Todos los países lo han hecho de manera muy clara".
Dualidad del mercado laboral
Una de las reformas más acuciantes que tendrá que abordar España es la del mercado de trabajo para reducir la dualidad que existe y que hace que los empleados con contrato temporal sean más vulnerables.
Esta dualidad también afecta de manera negativa al capital humano y a la formación. Arce ha recordado que con las reformas de 2010 y 2012 se avanzó en algunos sentidos, pero todavía quedaron aspectos pendientes de reformar.
"Nuestro país tiene una tasa de paro muy elevada. Y la tasa de temporalidad es también muy alta. Todo ello tiene un elevadísimo coste económico y social que no nos podemos permitir. Necesitamos políticas que aumenten la formación de nuestros desempleados y su adecuación a las demandas de las empresas. Y también un abanico de contratos laborales que repartan más equitativamente la protección de los puestos de trabajo fijos y temporales", ha subrayado De Cos.
El Banco de España espera que la tasa de paro pueda alcanzar el 23,2% el próximo año en el peor de sus escenarios sobre la recuperación.