Alerta roja, una vez más, por la situación de las pensiones. Ha sido el Banco de España el que ha vuelto a pulsar el botón para que se tomen medidas urgentes que garanticen sus sostenibilidad a medio y largo plazo. Para hacernos una idea de la gravedad, el director general de Economía y Estadística, Óscar Arce, pone un dato encima de la mesa: en 2018, de los 30.495 millones de déficit que tuvo el Estado, el 44% procedía de la Seguridad Social. Es decir, de las pensiones.
El deterioro de la Seguridad Social, que ahora el Psoe quiere poner a salvo de las manos de Podemos en caso de formar Gobierno, viene motivado por un aumento del gasto en pensiones contributivas, reflejo de las mayores tasas de dependencia y del aumento de las pensiones medias.
Los datos en este aspecto son claros: los ingresos por cotizaciones no llegan al 10% del PIB, mientras que los gastos llegan casi hasta el 11%. Una situación insostenible, máxime si se tiene en cuenta que en los próximos años la proporción entre los mayores de 65 y quienes están en edad de trabajar aumentará al entorno del 50% o 70%.
¿Si hubiera una mejor tasa de empleo la situación mejoraría? La respuesta de Arce, proporcionada en un debate sobre pensiones organizado por EY y Mapfre, es clara: “tendría un impacto positivo, pero relativamente limitado”.
Así que el responsable del regulador vuelve a recomendar hacer ajustes, pero también plantearse qué cambios necesita el sistema para conseguir que haya “incentivos” para aquellos que quieran alargar su vida laboral. Según los últimos datos, el 40% de las jubilaciones se producen antes de los 65 y la edad media está en algo más de 64 años tras haber aumentado en algo más de seis meses desde el 2008.
Un retiro dorado con una prestación que otorga una rentabilidad bastante superior a la que otorga ahora mismo el mercado. Un trabajador que abandone el mercado laboral tras 39 años de carrera y a los 65 años, percibe un rendimiento cercano al 3% y, a partir de ahí, se estanca. Algo que desincentiva esa decisión de mantenerse en activo.
¿Por dónde deben ir los cambios? El Banco de España considera que es una decisión política, que debe adoptarse una vez que se decida “el nivel de pensiones que queremos mantener, se podrán fijar los mecanismos sobre cómo financiarlos”, sostiene Arce.
Ahora bien, recuerda que "mantener el mismo grado de generosidad del sistema necesariamente conlleva allegar más recursos financieros al sistema de pensiones desde otras partes de la economía".
En cualquier caso, Arce ha vuelto a hacer un llamamiento para que el sistema financiero active métodos y productos “responsables y competitivos” que permitan a los mayores utilizar su riqueza inmobiliaria para conseguir liquidez de forma atractiva y, sobre todo, segura.