De profesión esquilador: la falta de mano de obra obliga a traer trabajadores uruguayos que perciben casi 2.000 euros
A los gastos de tasas, vuelos y alojamientos se les tiene que sumar el salario. De media, un esquilador gana 1.500 euros netos al mes.
6 julio, 2024 02:13La temporada de esquila de ovejas está llegando a su fin. Y como cada año, han aterrizado en nuestro país una gran cantidad de profesionales extranjeros. La mayoría de ellos son uruguayos, ya que entre los meses de abril y junio no encuentran empleo en su país natal. Además, tienen una amplia experiencia en este oficio. Todo ello, y ante la falta de relevo generacional, las empresas desembolsan casi 2.000 euros por cada profesional uruguayo entre las tasas, los vuelos y el alojamiento.
Desde hace diez años, las empresas invierten un gran presupuesto para atraer a estos trabajadores. Este año, han llegado a nuestro país en torno a 400 esquiladores. Como ha contado Alfonso Suárez, dueño de Esquiladores Montaña de León, su empresa ha contratado a 67 profesionales extranjeros. De esos, 62 son uruguayos y los cinco restantes, argentinos. Esta compañía tiene su sede en León, pero opera en todo el país, sobre todo en el oeste peninsular, en Extremadura y parte de Andalucía.
Los profesionales extranjeros estarán trabajando como mínimo 90 días, lo que dura la campaña de esquila."A lo mejor este año se quedan más tiempo. Y al menos ocho de ellos continuarán hasta los meses de septiembre o incluso hasta noviembre para encargarse de la gestión de las ovejas", cuenta Suárez.
Cada año, las empresas incrementan el número de esquiladores uruguayos que se incorporan a la campaña. "En 2007 llegaron los primeros y a partir de ese momento empezó a crecer el número", matiza.
¿Por qué se recurre a los uruguayos para realizar este trabajo? Como cuenta Alfonso a este diario, es un país donde hay una larga tradición ovejera y sus trabajadores tienen una amplia experiencia.
"Son gente trabajadora que emigra para sacar adelante a su familia. Además, los que comienzan a trabajar aquí en España se llevan las referencias a su país y atraen a más compañeros del gremio".
Por otro lado, traer esquiladores de fuera también tiene sus dificultades. "Y en muchas ocasiones, las embajadas ponen bastantes restricciones para que entren en el país, por el tema de la burocracia y los papeleos que se necesitan", precisa Suárez.
Trámites y visados
Desde que las empresas solicitan trabajadores para cubrir las vacantes libres hasta que los profesionales comienzan a realizar las labores, hay un largo proceso.
Alfonso Suárez explica que contratar mano de obra extranjera tiene un alto coste. Pero, "no tenemos otra alternativa, porque no hay gente que quiera realizar este oficio tan duro".
Las compañías de esquila deben seguir varios pasos para fichar a estos profesionales. En primer lugar, apunta el empresario, tienen que recurrir a "la Embajada de España y a través del área de extranjería se ejecutan estas gestiones. Además, esta área te proporciona un expediente, dándote el visto bueno para llevar a cabo el trámite".
"Pagamos unas tasas de extranjería por cada persona, nosotros las abonamos cada nueve meses. Por trabajador podemos pagar alrededor de 200 euros de media. A esto hay que sumarle el dinero de los billetes, que su precio puede oscilar los 1.300 euros entre la ida y la vuelta. En algunas ocasiones, también se les ofrece alojamiento durante su estancia en España", cuenta Alfonso.
Por su parte, los extranjeros pueden encontrar las ofertas de empleo en el Secretariado Uruguayo de la Lana. Después, para poder viajar, ellos tienen que gestionar sus visados con la Embajada de España en Uruguay.
Para conseguir el visado "se requiere una documentación necesaria como una revisión médica y no tener antecedentes penales", añade Alfonso. Con ese visto bueno por parte de la embajada, los profesionales extranjeros podrían ejercer el oficio fuera de su país.
Un trabajo duro
En España hay muchos empleos que desde hace años se están quedando sin relevo generacional, por lo que las empresas deben buscar opciones para sacar adelante el negocio. Una de ellas, es recurrir a extranjeros con amplia experiencia en el sector.
"Realmente inscritos como esquiladores de ovejas, hay muy pocos en nuestro país". Los que quedan, son grupos reducidos de ganaderos "que están siguiendo un legado generacional y esquilan sus ovejas desde siempre. Pero, estas personas solo pueden encargarse de su negocio, no tienen más tiempo", detalla Alfonso.
Jorge (44 años) lleva más de 25 años en el sector ovejero. Este uruguayo ha estado vinculado a la ganadería desde muy joven. Está continuando con el legado familiar, ya que sus padres también se dedicaban a la esquila. Desde que salió de la escuela empezó a desarrollar este oficio.
Antes de llegar a España, Jorge se recorrió medio Uruguay y parte de la Patagonia Argentina. Concretamente, lleva más de 28 años en el sector.
En 2014, puso por primera vez un pie en suelo español. Comenzó la temporada de esquila en Granada y años después se incorporó a la empresa leonesa de Alfonso. Desde entonces ha trabajado por toda la región de Castilla y León. "Este año se cumplen 15 años desde que vine a España", matiza.
"Me enteré de que hacían falta esquiladores porque mi tío vino a España a realizar esta labor. Después, me informaron de que a través de la secretaria general de la Lana teníamos que hacer los trámites para poder viajar y trabajar en el extranjero", cuenta el profesional.
Los uruguayos cruzan el Atlántico porque desde abril hasta finales de junio no hay trabajo de esquila en su país. En América del Sur, la temporada dura desde septiembre hasta diciembre. Por eso, durante el resto de meses del año, los profesionales parten hacia destinos donde tienen una amplia oferta de empleos como Estados Unidos o España.
Además, cuando acaba la temporada de esquila en Uruguay, en enero se marchan a Chile para comenzar con la campaña en ese destino.
El salario medio de un esquilador español es de 1.500 euros netos al mes. No hay mucha diferencia en comparación con los sueldos de Uruguay. Por eso, Jorge sostiene que en el caso de que hubiera trabajo de esquila durante esas fechas en su país, "no cruzarían medio mundo porque no hay casi diferencias salariales".
Por último, el trabajador cuenta a este diario que está muy cómodo con el grupo de compañeros y con las condiciones que les ofrece la empresa. Aun así, reconoce que "lo peor de este trabajo es estar tres meses fuera de casa y lejos de la familia. Pero no nos queda otra. Sí o sí, tenemos que buscarnos la vida", explica.
Como sostienen los propietarios de empresas de esquila como Alfonso o Ion, de Esquiladores de Ovejas Bulz, de aquí a unos años puede que la situación empeore en este tipo de oficios tradicionales y "tan duros". Con vistas a los próximos cinco años, "nos jubilaremos los ganaderos porque la media de edad es de 63 años y no habrá jóvenes en los oficios porque no se ven atraídos por estos sectores", matiza Ion.
Basándose en esto, Alfonso sostiene que no solo ocurre en los sectores del campo y la ganadería, sino que también en la hostelería se está viendo opacada por la falta de jóvenes, "por lo que se tiene que recurrir a los profesionales extranjeros", termina.