Otro estudio saca las 'vergüenzas' del tejido laboral español. Según un informe elaborado por Comisiones Obreras (CCOO), la mitad de los asalariados españoles sufre alguna forma de precariedad laboral, ya sea en horarios, en salarios o en la temporalidad de los contratos.
Para la elaboración del informe, que el sindicato ha desarrollado con el Instituto de Economía Internacional de la Universidad de Alicante, se consideran determinadas situaciones de precariedad y sus ponderaciones en un 'Índice de Precariedad Multidimensional'. En él se tienen en cuenta contratos temporales, salarios bajos, las jornadas parciales involuntarias o extensas y la sobrecualificación. Cuando se da alguno de los factores salariales, el contrato temporal o uno o más de los de jornada se entiende que una persona asalariada es precaria.
Con esta medida en la mano, el informe determina que el 48% de las personas asalariadas es precaria. Y solo el 28% de ellas no sufre precariedad laboral. La más común, por cierto, son las jornadas atípicas (afectan a un 36% de los asalariados).
La precariedad es mucho más elevada en determinados grupos de población. El 54% de las mujeres la padece y la proporción se dispara en el caso de los jóvenes. Tres de cada cuatro sufren esta situación, que es especialmente común en Canarias y Andalucía (el 60% de la población de estas regiones).
Aunque la precariedad tiene un "marcado carácter estructural", el informe distingue dos etapas con mayor fluctuación. Uno de ellos fue el período 2008-2013, "en el que se produjo tanto un aumento de la precariedad, resultado de la subida del desempleo por la Gran Recesión, la crisis del euro y el comienzo de los efectos de las reformas laborales de 2010 y 2012".
Niveles elevados
En el sentido contrario se destacan los años que van de 2014 a 2019. Se produce "una caída de la precariedad global como resultado del recorte del paro. A pesar de esta mejora nunca se recuperó la situación laboral previa a la crisis y la precariedad no llegó a reducirse significativamente hasta 2019, habiéndose mantenido hasta entonces en niveles persistentemente elevados".
En cambio, "el deterioro laboral en el contexto de la fuerte crisis económica asociada a la epidemia del Covid-19 ha sido mucho más reducido de lo habitual en escenarios de crisis", indica el texto.
"Esto se explica en buena medida porque el uso generalizado de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) ha evitado el aumento masivo del paro que tradicionalmente se ha producido en nuestro país durante las crisis económicas induciendo incrementos significativos de la precariedad global", explica.