La inflación de la eurozona repunta y pone en aprietos al Banco Central Europeo (BCE), justo cuando se dispone a iniciar la fase de recorte de los tipos de interés. La institución dirigida por Christine Lagarde tiene previsto ejecutar la primera bajada de tipos de un cuarto de punto (hasta el 4,25%) en su reunión del próximo jueves 6 de junio, pero los malos datos ponen en duda las rebajas posteriores.
El índice de precios de consumo armonizado de la eurozona subió dos décimas en mayo, hasta situarse en el 2,6%, debido a un aumento de la inflación de los servicios, según el dato adelantado publicado este viernes por Eurostat. Se aleja así de nuevo del objetivo del 2% del BCE, que corresponde a la estabilidad de precios.
Por su parte, la inflación subyacente -que excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco, los elementos más volátiles- también aumenta desde el 2,7% en abril hasta el 2,9% en mayo. Este es un indicador estructural clave para BCE a la hora de decidir sobre los tipos de interés.
Si se analizan los principales componentes del IPC de la eurozona, los servicios son el factor que más ha subido en el último año (y además se aceleran desde el 3,7% en abril al 4,1% en mayo). En segundo lugar, están los alimentos, alcohol y tabaco (que se moderan desde el 2,8% en abril al 2,6% en mayo).
Por su parte, los precios de los productos industriales no energéticos suben un 0,8% en mayo frente al 0,9% en abril. Finalmente, la energía repunta ligeramente un 0,3% en comparación con hace un año (frente a un descenso del 0,6% en abril).
Entre las grandes potencias de la eurozona, el IPC sube en Alemania (del 2,4% en abril al 2,8% en mayo), Francia (del 2,4% al 2,7%) y España (del 3,4% al 3,8%), mientras que cae ligeramente en Italia (del 0,9% al 0,8%). Nuestro país es el cuarto de la eurozona con un nivel de precios más alto.
En mayo, los Estados miembros con una inflación más alta fueron Bélgica (4,9%), Croacia (4,3%) y Portugal (3,9%). En el extremo contrario de la clasificación, las menores tasas se registraron en Lituania (0,2%), Finlandia (0,5%) y Lituania e Italia (0,8%).
Pese al mal dato, el BCE lleva ya varias semanas señalando que bajará los tipos la semana que viene y todo apunta a que no va a replantearse su decisión. Más allá de junio, lo que está claro es que el ritmo de bajada de los tipos de interés en la eurozona no será tan rápido ni constante como el de la subida, que supuso pasar del 0% al actual 4,5% en apenas 15 meses.
La propia Lagarde lleva ya semanas avisando de que no puede comprometerse con ninguna trayectoria de bajada de tipos, sino que tomará las decisiones reunión a reunión, dependiendo de la evolución del IPC.
Por su parte, el economista jefe del BCE, el irlandés Philip Lane, ha dejado claro que la persistente inflación en el sector servicios obligará a mantener una política monetaria "restrictiva" durante lo que queda de año, aunque ello no impide realizar nuevas bajadas de tipos.
De hecho, ya se ha desencadenado una batalla entre los 'halcones' y las 'palomas' del BCE sobre el próximo movimiento en la reunión de julio. Tanto la representante alemana en el directorio, Isabel Schnabel, como el gobernador del Bundesbank, Joachim Nagel, sostiene que los datos actuales no justifican un segundo recorte en julio. En contraste, el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, sí ve margen para seguir abaratando el precio del dinero en verano.