La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) ha apuntado este lunes que no habrá recorte de los tipos de interés, que se encuentran en máximos históricos del 4,5%, en la próxima reunión del Consejo de Gobierno del 7 de marzo. Christine Lagarde admite que la eurozona se encuentre en un proceso de desinflación tras las tasas máximas del 10,6% registradas en octubre de 2022, pero insiste en que antes de rebajar el precio del dinero necesita más confianza en que se alcanzará el objetivo del 2% de forma sostenible.
En un discurso ante el pleno de la Eurocámara, Lagarde ha avisado de que las presiones salariales siguen siendo "fuertes", hasta el punto de que el crecimiento salarial "se convertirá en un motor cada vez más importante de la dinámica de la inflación en los próximos trimestres". No obstante, la presidenta descarta una espiral inflacionista salarios-precios gracias a la política restrictiva del BCE.
"Se espera que el actual proceso desinflacionario continúe, pero el Consejo de Gobierno debe tener confianza en que nos llevará de manera sostenible a nuestro objetivo del 2%", ha dicho Lagarde a los eurodiputados. La inflación de la eurozona disminuyó ligeramente hasta el 2,8% en enero, mientras que la subyacente también cayó hasta el 3,3%, reflejando una menor presión en los productos, mientras que la inflación de los servicios se mantuvo más persistente.
En cuanto al crecimiento, Lagarde espera que la actividad económica se mantenga débil en los próximos meses, tanto en la industria como en los servicios, debido a la falta de demanda global y al impacto de las pasadas subidas de tipos. No obstante, la presidenta ha destacado la resistencia del mercado laboral y ha dicho que espera que el crecimiento repunte a lo largo del año 2024.
Por su parte, el gobernador del Banco de Grecia, Yannis Stournaras, ha asegurado este lunes en una entrevista en Bloomberg que el BCE no tendrá suficiente información para decidir un posible recorte de los tipos de interés hasta junio.
El Consejo de Gobierno considera que el riesgo de rebajar los tipos demasiado pronto es ahora mismo mucho mayor que el de tardar demasiado pronto. Para Lagarde, el peor escenario sería tomar una decisión precipitada, que a continuación la inflación vuelva a subir y que el BCE se vea obligado a aumentar los tipos de nuevo, lo que además de perjudicar a la economía dañaría quizá de forma irremediable su reputación.
La presidenta ha insistido en que el "objetivo principal" del BCE es garantizar la estabilidad de precios, es decir, que la inflación se sitúe en el 2% de forma sostenible. "Para lograr este objetivo tenemos que dominar esta inflación, que golpea de forma desigual a nuestros ciudadanos. Cuanto más alta es la inflación, más daño sufren los menos privilegiados", ha dicho Lagarde.