Bruselas

Tras 10 alzas consecutivas en un periodo de 15 meses, el Banco Central Europeo (BCE) ha decretado por primera vez este jueves una pausa en el ciclo de subidas de tipos de interés más agresivo de su historia, dejando el precio del dinero sin cambios en un nivel récord del 4,5%.

La institución dirigida por Christine Lagarde ha adoptado esta decisión tras constatar que su estrategia de brutal endurecimiento de la política monetaria (que comenzó en julio de 2022 y siguió sin descanso hasta el pasado septiembre) empieza a surtir efecto en el control de la inflación. Al mismo tiempo, la economía de la eurozona ha entrado en una fase de estancamiento, con riesgos crecientes por la nueva guerra en Oriente Próximo.

Pese a detener el ciclo de subidas, el BCE ha avisado de que los tipos se mantendrán en niveles máximos durante un largo periodo de tiempo con el fin de garantizar que la inflación regrese de forma sostenible al objetivo del 2%.

[La inflación de la eurozona se moderó al 4,3% en septiembre]

"Aún se espera que la inflación siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo y que las presiones inflacionistas internas continúen siendo intensas. Al mismo tiempo, la inflación descendió acusadamente en septiembre, también debido a fuertes efectos de base, y la mayoría de los indicadores de la inflación subyacente han continuado disminuyendo", ha explicado el BCE en el comunicado hecho público al término de la reunión.

"Las anteriores subidas de los tipos de interés acordadas por el Consejo de Gobierno siguen transmitiéndose con fuerza a las condiciones de financiación, lo que está frenando cada vez más la demanda y ayudando con ello al descenso de la inflación", prosigue el comunicado.

"Sobre la base de su evaluación actual, el Consejo de Gobierno considera que los tipos de interés oficiales del BCE están en niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán de forma sustancial a este objetivo (del 2% de inflación). Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno asegurarán que los tipos de interés oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario", insiste el BCE.

Con la pausa de este jueves, el tipo de interés general se mantiene en el máximo histórico del 4,5%. La facilidad marginal de crédito (lo que pagan los bancos por la financiación a un día) se queda en el 4,75%; mientras que la facilidad de depósito (la remuneración a las entidades por aparcar su dinero en Fráncfort) seguirá en el 4%, su nivel más alto desde la creación del euro.

A la hora de tomar esta decisión, el BCE se ha tenido que enfrentar con toda una serie de datos que parecen apuntar claramente a un enfriamiento de la economía de la eurozona. Por un lado, el índice de precios de consumo armonizado (IPC) cayó con fuerza desde el 5,2% en agosto hasta el 4,3% en septiembre, su nivel más bajo desde octubre de 2021.

Aun así, la tasa de inflación de la eurozona aún duplica el objetivo del BCE. No obstante, la inflación subyacente -que excluye energía y alimentos, los elementos más volátiles- también experimenta una intensa reducción desde el 5,3% de agosto al 4,5% en septiembre. Este es un indicador clave para la institución dirigida por Christine Lagarde a la hora de decidir sobre los tipos de interés

Al mismo tiempo, la actividad del sector privado en la eurozona experimentó en octubre su mayor caída en tres años, una tendencia que sugiere un cuadro recesivo en la segunda mitad del año. Así se desprende del índice PMI, calculado a partir de encuestas con empresarios, que cayó del 47,2 en septiembre al 46,5 en octubre.

Además, el encarecimiento del precio del dinero decretado por el BCE se traslada con toda su intensidad a la actividad bancaria. En octubre, la demanda de préstamos por parte de empresas y hogares siguió disminuyendo fuertemente, mientras que los estándares crediticios se endurecieron aún más en todas las categorías de préstamos, según los datos del propio BCE.