El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido el guión previsto y ha ejecutado este jueves un nuevo incremento de tipos de 0,25 puntos porcentuales, hasta situar el tipo general en el 4%, el nivel más alto en 15 años. La institución dirigida por Christine Lagarde se desacopla de este modo de la Reserva Federal norteamericana, que este miércoles decretó una pausa tras una agresiva campaña de 10 incrementos consecutivos del precio del dinero.
"La inflación ha disminuido, pero se prevé que siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo", argumenta el comunicado hecho público al término de la reunión del Consejo de Gobierno. Aunque la inflación general ha descendido durante los últimos meses (hasta el 6,1% en mayo, nueve décimas menos que en abril), todavía triplica su objetivo del 2%. Además, las presiones subyacentes sobre los precios siguen siendo fuertes (con una tasa del 5,3% el mes pasado).
En su comunicado, el Consejo de Gobierno no da demasiadas pistas sobre su próximo movimiento en la siguiente reunión de julio. Se limita a señalar que el BCE "seguirá aplicando un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel de restricción y su duración apropiados". La mayoría de los expertos esperan otra subida de 0,25 puntos, mientras que la gran incógnita es si será la última o si el precio del dinero seguirá subiendo tras la pausa veraniega.
De momento, el BCE ha revisado una décima al alza sus previsiones de inflación hasta situarlas en el 5,4% de promedio en 2023, el 3% en 2024 y el 2,2% en 2025. También eleva sus cifras de inflación subyacente (excluidos la energía y los alimentos), especialmente para este año (5,1%, cinco décimas más de lo que había calculado en marzo) y el próximo (3%, también cinco décimas más). En contraste, los expertos de Fráncfort rebajan ligeramente -en una décima- sus previsiones de crecimiento para este año (0,9%) y el siguiente (1,5%).
La de este jueves es la octava subida consecutiva de tipos desde verano de 2022. En un tiempo récord, el BCE ha aumentado el precio del dinero del 0% al 4%: 0,5 puntos en julio, 0,75 puntos en septiembre y noviembre, otros 0,5 puntos en diciembre, febrero y marzo, 0,25 puntos en mayo y otro cuarto de punto este jueves. Una estrategia con la que el Consejo de Gobierno pretende enfriar la economía y poner coto al descontrol de precios. El impacto más inmediato de este encarecimiento del dinero será una subida de hipotecas y créditos.
Con el incremento de este jueves, el tipo de interés general pasa del 3,75% al 4%, su nivel más alto desde octubre de 2008, tras la caída de Lehman Brothers. La facilidad marginal de crédito (lo que pagan los bancos por la financiación a un día) aumenta al 4,25%; mientras que la facilidad de depósito (la remuneración a las entidades por aparcar su dinero en Fráncfort) se incrementa del 3,25% al 3,5%.
A la hora de tomar esta decisión, el BCE se ha tenido que enfrentar con toda una serie de datos contradictorios. Aunque la inflación de la eurozona ha caído al nivel más bajo desde el estallido de la guerra de Rusia contra Ucrania, Lagarde considera que no hay signos claros de que la subyacente haya tocado techo en plena presión de subidas salariales y márgenes empresariales.
Por otro lado, la eurozona ha sufrido una recesión técnica a la vuelta del año, acumulando dos trimestres consecutivos de caídas, debido al impacto de la crisis energética, la guerra de Ucrania y las subidas de tipos. En el primer trimestre del año, el PIB de la eurozona cayó un 0,1%, arrastrada por el retroceso de Alemania (-0,3%). Al mismo tiempo, el mercado laboral sigue exhibiendo una notable resiliencia a la crisis, con una tasa de paro que se mantiene en un mínimo histórico del 6,5%.
El BCE considera que las anteriores subidas de tipos acordadas por el Consejo de Gobierno "se están transmitiendo con fuerza a las condiciones de financiación y están afectando gradualmente a toda la economía".
"Los costes de financiación han aumentado de forma acusada y el crecimiento de los préstamos se está ralentizando. El endurecimiento de las condiciones de financiación es uno de los motivos principales por los que se prevé que la inflación continúe disminuyendo hacia el objetivo, ya que se espera que frene cada vez más la demanda", afirma el BCE.