La posibilidad de que la Reserva Federal de EEUU (Fed) se vea obligada a reducir la subida de tipos coge fuerza después de que el país haya entrado en recesión, aunque todavía de manera técnica, al sumar dos trimestres consecutivos de caída de la actividad económica.
Las previsiones comienzan a apuntar a que el banco central estadounidense incrementará el precio del dinero en 50 puntos básicos en su reunión de septiembre, después de dos citas consecutivas en la que la institución presidida por Jerome Powell elevó sus tasa de referencia 75 puntos básicos.
El pasado miércoles, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Fed subió los tipos de interés hasta un rango objetivo de entre el 2,25% y el 2,5%. Se trata del mayor nivel del precio del dinero desde diciembre 2018, cuando la institución también lo situó en este intervalo.
En la rueda de prensa que ofreció tras anunciar la nueva subida de tipos, Powell quitó hierro al temor a que una política monetaria más agresiva acabe generando una recesión en EEUU. "No creo que sea probable que la economía estadounidense esté en recesión ahora mismo", sentenció el banquero central.
Pero la economía estadounidense se contrajo un 0,2% en el segundo trimestre respecto al anterior. Encadenó así dos trimestres de caídas del Producto Interior Bruto (PIB). En comparación interanual el descenso fue del 0,9%.
Peor de lo esperado
La contracción fue mayor de lo que muchos analistas esperaban debido a que el aumento de los precios y un consumo algo más débil pesaron sobre la actividad real.
A diferencia del primer trimestre, en el que el ruido relacionado con el comercio y el coronavirus fue el principal responsable del comportamiento negativo del PIB, el segundo trimestre puso de manifiesto que el impulso económico subyacente también se ha ralentizado considerablemente.
La demanda interna privada final se enfrió, pasando del 3% trimestral registrado entre enero y marzo al 0% entre abril y junio. Los sectores sensibles a los tipos de interés, como el consumo de bienes duraderos y la inversión en capital fijo, no se recuperaron.
Sin embargo, muchas voces consideran que estos dos trimestres negativos sean suficiente como para que la Oficina Nacional de Investigación Económica de EEUU (NBER, por sus siglas en inglés) los califique de recesión. “El PIB se contrajo en el primer semestre, pero el crecimiento del empleo es fuerte”, apunta en la gestora Pimco.
Los mismos expertos destacan que el dato “muestra una economía que ya está luchando bajo el peso de unas condiciones financieras más estrictas y unos precios más altos”. Por ello, siguen pensando que “la desaceleración adicional necesaria para llevar a EEUU a una recesión no está muy lejos”.
A pesar de que hasta septiembre se conocerán muchos datos económicos -por ejemplo la segunda lectura del PIB de EEUU- que podrían modificar el plan de la Fed, bancos de inversión y gestoras anticipan una subida de tipos de medio punto a la vuelta de verano.
50 puntos en septiembre
Es lo que opinan en Schroders. Estos expertos advierten de que “es probable que la ralentización de la economía siga evidenciándose a través de un mercado inmobiliario y un comportamiento del consumidor más débiles”. Y eso a su vez se traducirá en un mercado laboral más frágil, “como respuesta a una reducción de las ventas por parte de las empresas”.
Con un horizonte económico cada vez más negro, las previsiones apuntan a que la Fed subirá tipos 25 puntos básicos tanto en octubre como en noviembre y que los mantendrá invariables en diciembre después de alcanzar el rango de entre 3,25% y 3,5%.
En AXA Investment Managers esperan que “en caso de que la Fed se muestre más ágil a la hora de desacelerar el ritmo de subidas, mantendrá los tipos en esos niveles durante la mayor parte de 2023”. Los analistas de J. Safra Sarasin SAM ven el primer recorte de tipos en EEUU en el verano del próximo año.
La posibilidad de una Fed menos agresiva ha servido de alivio para los inversores. Gracias a ello, los principales índices de Wall Street han sumado dos jornadas consecutivas al alza. La del miércoles fue la mejor para el Nasdaq desde abril de 2020.