Turrones, mazapanes, polvorones, panetones y, ahora, roscón de reyes. La yincana navideña de postres concluye tradicionalmente el 6 de enero con este bizcocho, a veces sin relleno, pero generalmente con nata o trufa, cuyas ventas siguen este año al alza sin verse afectadas por el repunte de la inflación.
Esta campaña se venderán hasta un 8% más de roscones en España a pesar de que su precio haya subido de media un 10%, debido sobre todo a la escalada del azúcar y también a la electricidad. Son cálculos de la Confederación Española de Empresarios Artesanos de Pastelería (Ceeap), que están convencidos de que esta vez el calendario juega particularmente a su favor.
De hecho, la gerente de Ceeap, Loli López, achaca este incremento de las ventas a la coincidencia de la festividad del 6 de enero con un fin de semana.
Así las cosas, estiman ahora que se vendan algo más de 30 millones de unidades al cierre de las festividades de Navidad, o sea, una vez concluya el 7 de enero.
Ganarán en este podio de ventas los madrileños, que son tradicionalmente los que más consumen: el año pasado compraron alrededor de 2,6 millones de roscones artesanos.
Azúcar y energía, responsables de su encarecimiento
Desde Ceeap se señala directamente al azúcar y la energía como principales causas de su subida de precio. Sorprende poco el primer elemento. El azúcar ha protagonizado durante varios meses del año, sobre todo en verano, un rally alcista.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en agosto llegó a encarecerse un 42,5% interanual. ¿Los motivos? Una tormenta perfecta en la que confluyen el comportamiento de divisas como el dólar o el real brasileño, el precio del petróleo o vaivenes internacionales como la guerra en Ucrania.
También disparó los precios el miedo a que el fenómeno de El Niño afectase a la producción mundial de azúcar. El alza del azúcar ya encareció los dulces de Semana Santa: las torrijas subieron el año pasado un 17% y las monas de Pascua un 23%. Sin embargo, ha dado un respiro a final de año que ha permitido a los pasteleros contener algo la escalada del roscón.
De acuerdo con el INE, en noviembre el precio del azúcar subió un 7,5% interanual, un alza muy moderada en comparación con lo visto en meses precedentes.
Ya en el apartado referido a energía, la cuestión es más paradójica. De nuevo según el INE, los precios no han dejado de bajar a nivel interanual en los últimos meses y en noviembre cayeron un 17,5%.
¿Entonces, cómo es que está afectando al precio del roscón? López subraya que el sector ha vivido muchas dificultades con la subida de la energía en los meses inmediatamente posteriores a la invasión rusa de Ucrania y que siguen sin recuperarse del todo.
Las preferencias y su coste
Otra cuestión que influye en los precios es el relleno que se elija. Siguen triunfando la nata y la trufa y el formato de mayor consumo es el de 500 gramos. En una pastelería artesana su precio puede elevarse más allá de los 15 euros, frente a los casi 9 euros que un roscón de ese tamaño puede costar en una gran superficie.
No obstante, los pasteleros se defienden. En la elaboración artesana no hay conservantes ni otros añadidos y el producto está pensado precisamente para consumir a las pocas horas de la compra.
"Las pastelerías artesanas, además, atienden las intolerancias, las alergias, etc… que presenta el consumidor, con opciones sin gluten, sin azúcar o para veganos, a diferencia de los que se venden a granel en grandes superficies", remacha.
Sin relleno, puede haber un alivio de dos euros en el precio final.
Avanza el panetone
Pero hay mundo más allá de los roscones. En el sector de los dulces ya hacen balance de la campaña de navideña, a falta de que se consume la llegada de Sus Majestades. Sorprende el avance de los panetones de pastelería: su consumo se ha multiplicado por diez desde 2014 en toda España.
Por territorios hay, no obstante, diferencias. En Cataluña se han mantenido las ventas de turrones y han aumentado las de panetones, "consolidado ya como dulce de Navidad" en esa región.
Los turrones clásicos, un año más, han vuelto a ser los más vendidos: el de yema quemada y los de Jijona y Alicante (con almendra marcona).
A ellos se suman otros nuevos sabores como el turrón de mazapán y fruta escarchada, el de naranja y limón confitado, el de pistacho con chocolate blanco o el de praliné de pistacho, casi siempre envasados en formatos de 300 gramos, el más demandado.
Mientras, en Andalucía han vuelto a arrasar los mantecados, los polvorones, los alfajores y los turrones de Jijona, Alicante y yema.
En el resto de España, en general, ha habido un incremento respecto a los últimos años en la venta de dulces típicos navideños, algo más de un 5%, siendo los turrones artesanos y los mazapanes tradicionales los más demandados.