El aceite de oliva se está convirtiendo en más oro líquido que nunca y su precio seguirá subiendo como la espuma. Las fuertes y tempranas olas de calor, la sequía y los altos costes energéticos hacen prever que la próxima campaña del olivar sea la más corta en producción en los últimos 25 años.
Lo inusual de esta subida de precios es que todas las variedades de aceite de oliva se han encarecido y que, ahora, casi cuesta lo mismo adquirir un aceite lampante (el de menor calidad) que un virgen extra.
En cifras, el aceite de oliva virgen extra ha subido un 21% en comparación con su precio en la primera semana de septiembre de 2021. El virgen cuesta un 25% y el lampante, un 30%, según datos consultados en el sistema de información de precios en origen del aceite de oliva (POOLred).
La menor producción en 25 años
La previsión es que la próxima campaña del olivar, que se inicia entre septiembre y octubre, sea la más corta en 25 años, según las organizaciones agrarias consultadas. Si llegaran las ansiadas lluvias durante el mes de septiembre se podría mejorar el rendimiento graso del fruto, aunque el punto de partida es malo.
En esta fecha, los olivares deberían estar cargados de frutos. "Este año, la aceituna está arrugada o directamente se ha caído de los árboles, hay muchísimas fincas que no tienen frutos", explica a este medio Juan Luis Ávila, responsable del olivar en COAG.
"Estamos contra las cuerdas", "es una ruina". Son algunas de las expresiones de los olivareros consultados. ¿El motivo? Aunque el precio de venta es muy superior al habitual, aseguran que los costes de producción se han incrementado aún más.
Los gastos se han ascendido "un 38%" y el rendimiento del olivo se espera que "caiga incluso un 50%". "Si conseguimos llegar al 40% de la campaña pasada será un éxito", remarca Ávila.
Es la tormenta perfecta porque los olivos de secano se ven afectados por la falta de precipitaciones y los de regadío por el precio de la luz. El coste por regar un olivo ha pasado de cuatro euros a siete.
"Para compensar esos tres euros de diferencia, cada olivo debería producir ocho kilos más, pero la realidad es que la media va a bajar bastante", asegura.
Andalucía produce el 80% del aceite de oliva de España y se encuentra en situación de sequía extraordinaria desde noviembre de 2021 por lo que los olivos padecen estrés hídrico desde hace meses.
A ello se une que este mes de mayo, cuando florece el olivar, fue el más cálido de este siglo y el segundo más seco desde que hay registros. Junio también golpeó con dureza al olivar: trajo la ola de calor más temprana desde 1981.
Peligra la aceituna de mesa
Quienes dedican sus olivos al aceite aún tienen la esperanza de que el cielo se acuerde de que tiene que regar al campo. Peor suerte corren los que se dedican a la aceituna de mesa.
El verdeo, que es la recogida del fruto antes de que madure para poderlo consumir aderezado, arranca en la primera semana de septiembre. "Hay más stock guardado del año pasado de lo que pensamos que se va a recoger en la nueva cosecha", aseguran desde Asaja a este medio.
Además de un menor número de frutos, se une que no todas las aceitunas son aptas. Para su comercialización, deben tener ciertas garantías de calidad en cuanto a tamaño y aspecto.
Ante ese temor, algunos agricultores han decidido no recogerla. Tomy Rodhe explica a este medio que este año no recogerá sus hectáreas de olivos para aceituna de mesa. En su caso, esperará y, cuando recoja la aceituna que destina a su aceite, añadirá esos olivos.
La previsión es que esta campaña se reduzca un 38% en comparación con la del año anterior y que sea "la más corta del siglo", según las organizaciones agrarias. Aunque el precio sea una incógnita, el consumo mundial sí estará garantizado porque competidores como Egipto o Grecia han aumentado su producción.