El sector de la cosmética mira con expectación al futuro Pacto Verde de la Unión Europea: podría calificar como sustancias tóxicas y regular el uso de algunas plantas aromáticas como la lavanda que se emplea en los aceites esenciales.
La preocupación se debe a que la Unión Europea quiere mejorar el reglamento de clasificación, etiquetado y envasado sobre sustancias complejas, como el aceite de lavanda.
"Desde un punto de vista científico, la peligrosidad de una sustancia no está relacionada con su origen. Se sabe que algunas sustancias naturales son extremadamente tóxicas para la salud humana y el medioambiente", explicaba hace unos meses el comisario de medioambiente, Virginijus Sinkevicius.
Mala publicidad
El temor del sector cosmético es que "la mala publicidad" -en el caso de que se le designara así- provoque su abandono. "Pensamos que habrá una tendencia a regular más la cosmética", explican a este periódico desde VC Biolaw, boutique especializada en servicios jurídicos.
María Pedernal, socia de VC Biolaw, considera que este movimiento surge a raíz de un artículo que "indica que la lavanda aplicada en aceites esenciales puede ser un potencial disruptor endocrino". Hasta ahora, la puesta en el mercado del sector cosmético ha sido "muy ligera" y únicamente había que declarar la composición.
Andrés López es ingeniero agrónomo y tiene una finca de lavanda en Carmona (Sevilla). A ella llegan miles de visitantes que posan antes sus cámaras en este entorno idílico. Además, fabrican aceites esenciales y venden cosméticos.
"Algo he oído de la polémica, pero nosotros vamos a ampliar las hectáreas ahora en nuestra finca Las Coronas", asegura a EL ESPAÑOL-Invertia. Él está tranquilo y le resta importancia: "hace años hubo otra polémica con el aloe vera -un cultivo que también tienen- y luego se zanjó".
"La lavanda se usa desde tiempo inmemoriales", remarca. Y, de hecho, la incógnita no es que se tenga que dejar de utilizar sino que "se deba emplear en unos porcentajes ínfimos o que no se pueda usar por su mala publicidad", según explican desde VC Biolaw.
De aplicarse los cambios regulatorios, "implicaría que más de 100 aceites esenciales (el 29% del total) como la bergamota, el eucalipto, el limón, la lima, la mandarina, el ylang-ylang, el anís estrellado, la rosa o la canela pasarían a clasificarse como si fueran sustancias perniciosas", asegura la directora general de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa).
"Confiamos en que el Gobierno intervenga y nos defienda en Europa", reclama, a la vez que añade que "es muy posible que algunos países como los nórdicos o centroeuropeos no hayan valorado el impacto agrícola, a ellos no les afecta, pero es crucial para España, Francia, Italia, Bulgaria y Grecia". "En Francia el propio presidente defendió al sector ante la amenaza de la quimicofobia europea llevada a los cultivos", remarca.
Más de 30.000 toneladas
España cultiva más de 30.000 toneladas de lavanda anualmente repartidas entre 7.210 hectáreas. Además, un dato relevante en estos años de sequía es que la gran mayoría se da en secano (6.206 hectáreas), frente a apenas un millar que son de regadío, según datos de 2020 del Ministerio de Agricultura.
Castilla-La Mancha, con 20.077 toneladas, Aragón (4.771); Castilla y León (2.934) y la Región de Murcia (2.032) son las comunidades que más cultivan lavanda y lavandín.
Según la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, estas cifras han crecido notablemente en últimos dos años y España es ya "un referente" en la producción de aceites esenciales como el limón, la lavanda y lavandín, la jara, el espliego o la salvia.
"Tanto es así que solo el cultivo de lavanda, lavandín, espliego y salvia genera más de 5.000 empleos en España e ingresos anuales por valor de 10,5 millones de euros", asegura la directora general de Stanpa.
Hace unos años, muchos agricultores cambiaron el girasol (por sus bajos precios) por la lavanda, que además presenta una buena resistencia tanto a las bajas temperaturas invernales y a las altas estivales.
Otro de los argumentos que animó a los agricultores a teñir sus campos de morado fue precisamente que la demanda de aceite esencial iba en aumento internacionalmente. Eso sí, esta fue una apuesta arriegasda: la inversión de la lavanda es relativamente alta y se empieza a recuperar a partir del quinto año.
Además, la lavanda se ha convertido en un potente atractivo turístico. Brihuega (Guadalajara) recibe miles de visitantes anuales atraídos por los campos morado y a la finca sevillana Las Coronas llegan excursiones escolares. En cualquier caso, tendrán que ser las políticas europeas las que despeje la incógnita del futuro de la lavanda en la cosmética.