Los miembros del Gobierno, socialistas y/o podemitas, no quieren que se les acuse de poner un impuesto, el de la banca, que acaben pagando los que ello definen como: la clase media trabajadora.
Por eso hacen declaraciones asegurando las “penas del infierno fiscal” para los directivos de instituciones financieras que trasladen esas tasas a otros colectivos. Son “flatus vocis”, que traducido al idioma normal significa: palabras carentes de sentido.
Porque ¿quien va a pagar ese impuesto? Formalmente la entidad financiera. En realidad los diferentes stakeholders o interesados en ella.
Lo pueden pagar los clientes de activo con el aumento de los intereses de los prestamos y créditos. De hecho ya lo están pagando. Las hipotecas, por ejemplo, ya son más caras. La subida del tipo de interés básico del BCE ha empujado al alza al euribor, que sirve de base para la fijación del coste de hipotecas.
¿Cómo demostrar que esa subida responde a las aviesas intenciones de la banca para hacer repercutir la tasa extraordinaria que impone el Gobierno? ¿No será la lógica respuesta a la subida del BCE? Dilucidar una cosa u otras similares es un ejercicio de “ingeniería contable” arbitraria. Porque ya se sabe: “los números convenientemente torturados dicen cualquier cosa”.
Otros de los que podrían pagar ese impuesto son los accionistas, que verían disminuidos sus dividendos
Esos clientes de activo son, en su gran mayoría, clase media trabajadora, autónomos o empresas que crean trabajo para sus empleados. Así que ¡menos lobos, Sr. Echenique o Sra. Montero!
También lo podrían pagar los clientes de pasivo. Los que dejan su dinero en las cuentas corrientes o depósitos a plazo. Basta con que no se repercuta la subida de interés básico del BCE en la retribución de ese dinero o se haga de manera reducida ¿Y quienes son esos clientes de pasivo?
En su inmensa mayoría clase media trabajadora. En cambio, los grandes poseedores de dinero negocian por su cuenta y si no les dan lo que les conviene se van, incluso al extranjero.
Otros de los que podrían pagar ese impuesto son los accionistas, que verían disminuidos sus dividendos ¿Quienes son? Pues muy variados. Por ejemplo el 30% de Caixabanc es la Obra Social de La Caixa, cuya actividad beneficia a la cultura y temas como “El Banco de Alimentos”. Clase media trabajadora e, incluso, colectivos de personas necesitadas de ayuda.
Otros son fondos de pensiones e inversión donde van a parar los ahorros de mucha clase media trabajadora. Es verdad que hay unas pocas “grandes fortunas” como dice el Gobierno. Pero, que no se engañe, esas obtienen beneficios a través de puestos en el Consejo, información sobre negocios, … y, en último caso, venden y se van a otros sectores. Estas entidades se basan en lo que una vez se llamó: el capitalismo popular.
También pueden pagar esa tasa extraordinaria y temporal los empleados. Cuando unos costes aumentan, como los impuestos, se bajan otros, como los salarios, con un menor aumento o por reducción de personal. De hecho empleados y clientes pagarán ese impuesto, por reducción de servicios (menos sucursales) y puestos de trabajo.
No está claro que los millones que dice el Gobierno que va a recaudar vengan de las entidades financieras
Otros que pueden pagar los efectos de esa tasa son todos los ciudadanos. Una política fiscal cargada de demagogia que no respeta la seguridad jurídica espanta a la inversión, nacional y extranjera. Eso repercute en menos crecimiento del PIB, menos creación de puestos de trabajo y, a la larga, más esfuerzo fiscal por la reducción de la recaudación al bajar el PIB. O sea lo paga hasta la misma hacienda pública.
De manera que no está claro que los millones que dice el Gobierno que va a recaudar vengan de las entidades financieras. En realidad ellas no existen. Lo que existen son personas: sus accionistas, clientes de activo y pasivo, la sociedad en general, … Son ellos los que van a pagar ese impuesto extraordinario y temporal.
Decir que lo paga la banca es no saber nada de economía o querer engañar a los ciudadanos en un acto de demagogia.
Lo que Sánchez no ha calculado es que esa política “bolivariana” de querer recaudar a costa de reducir el sector privado, para repartir a su antojo, sólo triunfa si el pueblo es analfabeto en economía ¿lo son los españoles? Las encuestas, de momento, dicen lo contrario.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.