En un momento en el que la sequía es un problema para el campo español se produce una extraña paradoja: la lluvia también es un problema para los precios. Es decir, si la próxima campaña no está marcada por la sequía como esta y llueve de forma abundante, los precios del aceite de oliva bajarán y el principal perjudicado será el olivarero.
“Si llueve habrá más producción en los próximos años y caerán los precios”, reconocen desde Dcoop. Y lo cierto es que podría producirse un exceso de oferta, es decir, que haya más mercancía en el mercado de la que los consumidores desean comprar. Y eso llevará a una reducción de precios para poder dar salida a la producción de aceite.
Y aquí el principal problema está en el pequeño agricultor, que es quien podría verse más perjudicado en la bajada de precios, llegando incluso a verse en la situación de tener que vender por debajo del coste de producción. Algo que en teoría está prohibido y perseguido en la Ley de la Cadena Alimentaria, cuya reforma se aprobó recientemente.
De cara al consumidor, una caída de precios para la próxima campaña sería bastante beneficiosa y más teniendo en cuenta que los precios del aceite de oliva se han disparado, aunque desde el sector aseguran que estos son los precios con los que se cubren costes.
Los agricultores reciben ahora un 24% más por cada tonelada de aceite en comparación con los precios de esta misma semana el año pasado. Todas las variedades del aceite de oliva se han encarecido considerablemente: el virgen extra ha subido un 19% y el virgen cuesta un 25% más.
Un 28% más caro
Sorprendentemente, la variedad lampante, la de menor calidad, es la que más ha aumentado de precio: ahora cuesta un 27,95% más, según los precios consultados en el POOLred.
El litro de virgen extra tiene un precio en origen de 3,25 euros, frente a los 2,72 de la última semana de febrero de 2021. Tanto el litro de aceite virgen como la variedad lampante han subido en 0,64 céntimos por litro.
Estos buenos precios se deben a las expectativas de una menor producción por la falta de precipitaciones y la situación de sequía, que afecta especialmente a Andalucía, donde se da el 80% de la producción nacional de aceite de oliva. En datos, a finales de enero la producción de aceite en España era de 1.339.265 toneladas. De ellas, el 76% era aceite andaluz y el 33,7% procedía de la provincia de Jaén, según datos de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA).
"Tristemente los precios solo suben cuando estamos en una situación límite. Esta sequía es la peor desde 1995, y como las cosechas mundiales también han sido bajas, han subido los precios", explica a EL ESPAÑOL-Invertia el responsable del sector del aceite en COAG Andalucía, Juan Luis Ávila.
El sector pide "relativizar" el precio del aceite porque el consumo medio de una familia no llega a los 40 litros anuales. "Una subida de precio de 60 céntimos a una familia le supone 24 euros anuales, que no es nada, y a nosotros nos permite vender por encima de los costes de producción", remarca el responsable de COAG.
"No se puede hacer una comparación como si fuera una eléctrica que se beneficia más y más, aquí simplemente permite cubrir gastos", asegura. En esta misma línea, desde el Consejo Regular del aceite de Estepa aportan algunos datos: el 70% del aceite de los lineales españoles se vende en oferta. "Hay que quitar el sambenito de que es un producto caro", remarca el secretario general, Moisés Caballero.
Aceituna pequeña
Aunque haya beneficiado a los precios del aceite de oliva, la sequía está teniendo efectos dramáticos en el campo, que ve cada vez más mermadas sus cosechas. En la comarca de Estepa (Sevilla), este año la producción de aceite ha aumentado precisamente porque allí se cultiva una variedad de aceituna que se suele dedicar a aceituna de mesa. Pero este año, al ser más pequeña por la falta de agua, no ha podido venderse para tal fin.
"La hojiblanca es fundamentalmente una aceituna de mesa que se vende por tamaño y al ser más pequeña parte de ella se ha dedicado a aceite", explican desde la DOP de Estepa, que comercializa el 98% de su aceite con Oleoestepa.
La cuenca del Guadalquivir se encuentra en situación de sequía extraordinaria desde noviembre y la falta de precipitaciones hace que los embalses andaluces se encuentren esta semana por debajo del 30% de su capacidad, guardando un 13,8% menos de agua que hace un año.
Las previsiones meteorológicas no traen buenos augurios: en un 95% se prevé que esta campaña no tenga precipitaciones y solo hay una posibilidad del 40% de que se desarrolle un año similar al de 2021, que fue considerado como un año seco, según ha informado recientemente la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).
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