La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, ha dicho este miércoles que no ve ningún ejemplo claro de fusiones transfronterizas, que, en todo caso, tienen que ser rentables y mejorar la eficiencia de las entidades mediante recortes de costes, cierre de sucursales "y esto es casi imposible".
En una jornada sobre los cinco años de la Unión Bancaria, la subgobernadora ha apostado por completar la Unión Bancaria y la Unión del Mercado de Capitales, lo que configuraría un sector transfronterizo, más allá de las fusiones de entidades de distintos países.
En su opinión, las sinergias, los potenciales ahorros de costes y las ganancias de eficiencia son claras en el caso de las fusiones nacionales aunque no es tan claro en el caso de las transfronterizas, además de que hay obstáculos culturales, institucionales y regulatorios que impiden que emerja un mercado europeo bancario.
De hecho, la Unión Bancaria no ha estado acompañada de una mayor actividad transfronteriza en el sector bancario por lo que todavía queda un largo camino en términos de integración de mercados.
La Unión Bancaria ha conferido resiliencia y estabilidad al proyecto del euro y ha contribuido a profundizar el nivel de integración. "Nos queda camino para declararlo un éxito rotundo pero me siento muy orgullosa", ha añadido.
La convicción de que era necesario un instrumento para romper la relación entre riesgo bancario y soberano llevó al establecimiento de los mecanismos únicos de resolución y de supervisión que son componentes clave de la Unión Bancaria, complementados más recientemente con el Fondo Único de Resolución.
Pero todavía queda por instrumentar el llamado tercer pilar, el fondo de garantía de depósitos europeo único (EDIS por sus siglas en inglés) que contribuirá, ha explicado, a configurar una Unión Bancaria más estable y a aumentar la confianza de los ciudadanos.
Ha abogado también por completar la Unión del Mercado de Capitales, lo que complementaría la Unión Bancaria e impulsaría un verdadero sector financiero transfronterizo y permitiría suavizar los shocks asimétricos nacionales.
Margarita Delgado ha apostado por la creación de un activo libre de riesgo europeo de referencia que permitiría que los precios de las acciones y los bonos en toda el área euro reflejaran los riesgos con mayor claridad, impulsaría la efectividad de la política monetaria y mejoraría el atractivo de los mercados de capitales europeos.
El presidente del Consejo de Supervisión del BCE, Andrea Enria, ha señalado que uno de los desafíos que presentaba la Unión Bancaria era aunar las prácticas supervisoras que eran muy distintas en los distintos países, pero cree que hay que armonizar más para tener estructuras semejantes a las de EE.UU.
Europa, ha explicado, ha vivido la mayor crisis desde la Gran Depresión y ni un solo depositante ha perdido su dinero, pero es imprescindible dotarse de un fondo europeo de garantía de depósitos para evitar que, como ocurrió en la crisis, se piense que un euro en Atenas no vale lo mismo que en Ámsterdam.
El presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés), José Manuel Campa, ha dicho que en 2012 hubo dos decisiones trascendentales para el euro: empezar a construir la Unión Bancaria y las declaraciones del presidente del BCE, Mario Draghi, diciendo que haría todo lo necesario para salvar al euro, aunque no se han hecho todos los progresos necesarios.
En su opinión, la próxima crisis no será igual que la anterior -"veremos que la casa no estaba tan barrida"- pero los bancos son más robustos de lo que eran antes.
El presidente de la Federación Bancaria Europea, Jean Pierre Mustier, ha citado entre los beneficios de la Unión Bancaria, además de monitorizar a los bancos, haber conseguido que sean atractivos para los inversores, aunque se debe seguir trabajando porque todavía no se perciben como entidades europeas sino nacionales, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos.
Tanto Campa como Mustier se han mostrado escépticos sobre las bondades de las fusiones transfronterizas, porque la clave es mejorar la eficiencia, y Enria ha dicho que los reguladores no pueden impulsar estos procesos, sino que tiene que hacerlo el propio sector, que puede buscar en las nuevas tecnologías los beneficios de la integración sin llegar a la fusión.
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