Pierre Moscovici: "La prórroga no es un regalo a Rajoy. Se trata de respetar la democracia"
El comisario cree que "se necesita un nuevo Gobierno para que asuma compromisos profundos".
19 mayo, 2016 01:04Noticias relacionadas
El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, defiende sin fisuras aplazar a julio, tras las elecciones del 26-J, la decisión sobre una posible multa de hasta 2.000 millones de euros a España por el desvío de déficit en 2015. La Comisión no quiere interrumpir la recuperación ni tampoco interferir en la campaña electoral o favorecer a ningún candidato, sostiene. Por ello, también ha retrasado una posible multa a Portugal y ha aceptado la flexibilidad presupuestaria que reclamaba Italia.
En una entrevista a EL ESPAÑOL y otros cuatro medios europeos, Moscovici se queja de que en España todas sus decisiones son diseccionadas y criticadas a la luz de la política nacional. El PP le atacó duramente el pasado octubre por su dictamen negativo sobre los presupuestos de 2016 y lo saca en la conversación incluso aunque no le pregunten.
Avisa de que, pese a la prórroga de un año concedida por Bruselas, el futuro Gobierno deberá hacer esfuerzos importantes para cumplir los nuevos objetivos de déficit: 3,7% este año y 2,5% en 2017. Un esfuerzo estructural adicional de alrededor de 8.000 millones de euros. Y dice que cualquier rebaja de impuestos como la anunciada por el presidente en funciones, Mariano Rajoy, deberá garantizar que se cumplan las metas presupuestarias.
¿Por qué la Comisión ha decidido retrasar a julio la decisión sobre la multa?
Hemos considerado todos los parámetros y hemos tenido en cuenta la situación económica y política de Europa. Por lo que se refiere a la situación económica, nosotros estamos aquí para hacer respetar las reglas, para aplicar sanciones cuando son indispensables. Pero siempre es preferible convencer, dialogar, reformar y garantizar que se cumplan los compromisos. Las sanciones no están ahí para romper la recuperación. Y queremos que en un periodo de crecimiento frágil y amenazado por el entorno internacional, la recuperación se mantenga.
¿Cuáles son los motivos políticos?
Hay cuestiones políticas particulares por las elecciones en España. Si hubiéramos decidido mirar más el pasado que el futuro, analizar si se tomaron medidas eficaces -las sanciones habrían llegado más tarde y sería el Ecofin el responsable de decidir- no tendríamos ante nosotros a un Gobierno capaz de responder. No es que esté cuestionando al presidente Rajoy. Sino que se necesita un Gobierno legítimo, sólido, sea el que sea, que pueda adoptar compromisos de futuro.
Teniendo en cuenta todo esto, hemos decidido fijar una cita en julio para España y Portugal. Pero conservamos todas nuestras prerrogativas. Tendremos la misma capacidad de actuar en julio que ahora en mayo. No es flexibilidad ni indulgencia, es inteligencia. Esta Comisión demuestra que es capaz de tener en cuenta una realidad económica y política compleja.
Me encuentro en una situación paradójica. Si propongo el respeto de las reglas, se me dice que torpedeo al señor Rajoy. Y si propongo un aplazamiento es que quiero favorecerle.
Pero usted era partidario de lanzar este proceso sancionador ya.
No es exacto. Se cuentan muchas cosas. De forma general, no tengo la reputación de ser 'el más halcón' [agresivo] de la Comisión. Yo apuesto por sanciones sólo si es indispensable. Y por el diálogo, las reformas y el convencimiento siempre que sea posible. A veces me hacen juicios de intenciones, por ejemplo en España, y estas críticas son siempre injustas.
Conozco bien España, me gusta ese país, me doy cuenta de hasta qué punto los españoles han sufrido la crisis. Siempre he sido partidario de apoyar el crecimiento español. Pero se me cuestiona de forma sistemática desde una parte de la prensa y a veces de los políticos, y siempre de forma errónea. Cuando en otoño se me criticó por ser negativo, porque había una campaña electoral y yo decía que el déficit sería del 4,7% y no del 4,2%, me equivoqué; es verdad. Pero no en el sentido en el que decían. Me equivoqué porque finalmente ha sido del 5%. No me importa quién sea el presidente del Gobierno en España. Hay que respetar el proceso democrático y evitar penalizar al pueblo español. Esa ha sido siempre mi posición.
Lo que es verdad es que hemos tenido que buscar una vía que sea jurídicamente sostenible. Hace una semana todavía no habíamos encontrado esa salida para no abrir un proceso (sancionador) que no era el más inteligente. Hemos encontrado una solución mejor.
¿Ha sido una decisión unánime del colegio de comisarios?
Se ha aprobado por unanimidad sobre la base de la propuesta conjunta del vicepresidente Valdis Dombrovskis (que es del PP europeo) y mía. Al principio podemos tener análisis y sensibilidades diferentes. Yo no voy a cambiar, soy socialista. Pero si se logra la unanimidad, quizá es porque mis propuestas son las que mejor pueden combinar las reglas pero también la comprensión de la realidad económica, social y política de Europa.
¿No supone el retraso de la multa a España un balón de oxígeno para Rajoy, que es el responsable del desvío? ¿No traslada la sanción al nuevo Gobierno?
En julio reexaminaremos la situación y buscaremos sobre todo compromisos para el futuro, para garantizar que el nuevo objetivo de déficit se cumpla. Yo no hablo hoy de sanciones y no es pertinente hablar de ellas.
En segundo lugar, me encuentro en una situación paradójica. Si propongo el respeto de las reglas, se me dice que torpedeo al señor Rajoy. Y si propongo un aplazamiento es que quiero favorecerle. En realidad, no es ni una cosa ni otra. Creo que es el enfoque más inteligente para no interferir en una campaña electoral. Y sobre todo para no iniciar un procedimiento que no iría seguido de medidas, porque no hay un Gobierno que pueda responder, ya que hay nuevas elecciones. Se necesita un nuevo Parlamento y un nuevo Gobierno para que asuman compromisos profundos. Así que se trata sólo de respetar la democracia española, al pueblo español, y no de un regalo a tal o cual dirigente.
Cuando yo hablo de España no razono como un socialista. Soy un francés, comisario, al que le gusta España.
¿Quiere decir eso que la multa a España por el déficit ya no está sobre la mesa?
Volveremos a hablar de ello. Hoy se ha tomado una decisión concreta, que es dar un año más a España (hasta 2017) para volver a situarse por debajo del umbral del 3% de déficit. Y sólo un año, lo que no es un regalo para nadie. Quiere decir que realmente habrá que hacer esfuerzos para lograrlo.
¿Ha pesado en su decisión el miedo a dar munición a partidos como Podemos que pedirían todavía más flexibilidad en el déficit?
En España siempre se busca interpretar mis decisiones a la luz de la política interna. Cuando yo hablo de España no razono como un socialista. Soy un francés, comisario, al que le gusta España. Y que ve que en España hay todavía una tasa de paro del 20% y un déficit del 5%. Que ve que quedan esfuerzos por hacer, incluso aunque el crecimiento es bueno y se han realizado reformas. Todo lo que quiero es preservar el crecimiento español y no crear situaciones políticas que introduzcan desconfianza.
¿Por qué finalmente la prórroga ha sido de un año y no de dos?
Sobre una base objetiva. Sin cambios de política, con una tasa de crecimiento como la de España, el déficit bajará al 3,1% en 2017. Si se ponen en práctica los esfuerzos estructurales que pide la Comisión (del 0,25% del PIB este año y del 0,5% el año que viene), se llegará fácilmente al 2,5%. Además, es una incitación más fuerte a actuar, actuar rápido y de forma enérgica. Es un caso diferente al de Francia (que obtuvo otros dos años), porque Francia, con su tasa de crecimiento, no podía llegar. España sí puede. Ha habido un debate, se ha buscado el mejor plazo y el mejor plazo es un año.
¿Cree que la bajada de impuestos que ha anunciado Rajoy es compatible con estos objetivos?
No intervendré en los debates políticos nacionales. Cualquier responsable que anuncie rebajas de impuestos, que forman parte de las opciones democráticas, debe garantizar que no sean contradictorios con los resultados de las finanzas públicas. Eso vale para España o también para Francia.
¿Dañará al crecimiento este largo periodo sin Gobierno en España por la repetición de las elecciones?
No es lo que estamos constatando.
¿Ve usted una fractura en Europa entre los países que defienden la austeridad y los que ven prioritario el crecimiento?
No veo una división sino opciones políticas muy claras. Existen. Las familias políticas no se han mezclado. Los diferentes Gobiernos pueden tener opciones y preferencias diferentes. Las políticas económicas de España, Italia, Portugal o Alemania no son las mismas. Y eso corresponde al juego de la democracia. Lo que la Comisión debe hacer es intentar resolver las contradicciones. No me gusta la palabra austeridad. La austeridad es lo que ralentiza la economía y no tenemos necesidad de eso en un periodo de recuperación frágil y con un paro elevado. Por otro lado, necesitamos una política presupuestaria que siga siendo seria. Los criterios de una política seria pero inteligente es que respete las reglas sin interrumpir el crecimiento.
Los que ven sólo en el Pacto reglas de austeridad se equivocan. Los que quieren que nos consagremos al crecimiento sin ser serios se equivocan también.
¿El Pacto de Estabilidad sigue teniendo sentido?
Todo está en el título del Pacto: de Estabilidad y Crecimiento. Los que ven sólo en el Pacto reglas de austeridad se equivocan. Los que quieren que nos consagremos al crecimiento sin ser serios se equivocan también. Lo que hemos hecho es aplicar el Pacto con una preocupación sobre la estabilidad pero también sobre el crecimiento.
Usted viaja ahora a la reunión del G-7 en Japón ¿qué postura defenderá la UE ante los crecientes riesgos que amenazan la economía mundial?
Tenemos una estrategia económica que reposa sobre cuatro pilares. Un pilar que es la política monetaria seguida por el Banco Central Europeo, que me parece perfectamente adaptada. Considero totalmente injustas las críticas que a veces se dirigen a su presidente Mario Draghi, que con sus palabras y sus acciones ha contribuido mucho a la mejora de la situación en la zona euro. Hay que respetar plenamente la independencia del BCE. El segundo pilar es la consolidación presupuestaria, un proceso que ahora ha avanzado mucho y permite que las finanzas públicas hagan una contribución positiva al crecimiento. El tercer pilar son las reformas estructurales, que no se han concluido en Europa. La última base es la inversión, con el plan Juncker de 315.000 millones de euros que se está poniendo en práctica.